Usted está aquí: viernes 8 de diciembre de 2006 Política Presentan La orden maldita, libro sobre abusos de Maciel

Según la obra, tenía permiso papal para violar niños

Presentan La orden maldita, libro sobre abusos de Maciel

Ex jesuita, el autor Manuel Ruiz Marcos asegura que mandará el texto al fundador de los Legionarios de Cristo

ALMA E. MUÑOZ

"Yo prefiero a los niños; yo los quiero maleables, como la cera caliente", cuenta Marcial Maciel en la novela que, sobre su obra dedicada a los abusos, escribió José Manuel Ruiz Marcos. En La orden maldita, el ex sacerdote jesuita resume la humillación que sufrieron los alumnos de los Legionarios de Cristo cuando estuvieron bajo el amparo de Maciel Degollado, tras recopilar una serie de testimonios de víctimas reales del religioso.

A partir de la historia de Pablo, un niño de 13 años, relata la vida de un hombre que, no obstante sus crímenes ­dice el autor­ aún permanece en libertad. No podía faltar la presencia de un arzobispo de México, quien asume una actitud de protección para el líder moral de la legión.

Tras ser informado de la violación del menor, narra la novela, el religioso medita para sus adentros: "estoy ante el fundador de una orden religiosa... Dios te ha puesto a ti en el camino tan extraordinario de una vida tan fuera de lo corriente... qué cosa tan pobre eres tú a su lado... un hombre que cuenta con las bendiciones del Santo Padre, que le ha oído en confesión y dirigido espiritualmente...".

En la presentación del libro estuvo Sanjuana Martínez, la periodista que sigue de cerca el caso del cura ­también mexicano­ Nicolás Aguilar, quien se encuentra prófugo de la justicia, después de violar por lo menos a 90 niños tanto en Estados Unidos como en México, y por cuya supuesta protección se presentaron dos denuncias civiles contra el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de la ciudad de México, en la Corte Superior de California.

Sanjuana Martínez definió a Maciel como el sacerdote pederasta por antonomasia, que utilizaba la mentira para atraer a sus víctimas, haciéndoles creer que "padecía una enfermedad relacionada con la retención de semen, y decía tener dispensa del papa Pío XII para tener beneplácito con los chicos".

La trama de la novela habla de una visita apostólica en 1956, para estudiar el comportamiento del legionario de Cristo. Sanjuana se preguntó qué hubiera pasado si, como resultado de esa investigación, Maciel hubiera sido detenido: "cientos de niños no habrían sido sus víctimas y se habría dado algo que se esperaba: la desaparición de la orden, dos años después".

Ruiz Marcos, ex sacerdote jesuita que solicitó dispensa para contraer matrimonio, aseguró que en 1946 conoció al religioso pederasta en Comillas, España, y "sentí por ese hombre una repugnancia visceral". Destacó que su deseo de profundizar sobre su vida nació después de que su amigo más íntimo perteneciera a los Legionarios de Cristo y se encargara de recaudar fondos para Maciel, para un hombre que, entre sus vicios tiene, además, la adicción a las drogas.

Defendió que su novela no es anticlerical, es "contra un sacerdote indigno de su vocación, indigno de lo que el mundo espera de él", y por eso se suma a las voces que exigen que se le castigue. Se convirtió, aseveró, en "un proyecto de vida, no de dinero ni de fama". Me pregunté: "¿estás dispuesto a pasar un año (de investigación) revolviendo mierda, escribiendo? No, no vas a revolverla, vas a hacer una obra de arte, me dije, el caso es que lo haga bien, y quise hacer una obra que se leyera, que enganchara". Es, insistió, "mi manera de acusar a la Iglesia de complicidad, de ingenuidad, de casi idiotez".

Cuestionó la moral con que se maneja la Iglesia católica al referir lo que en su historia le habría dicho Pío XII a Maciel, tras conseguir su permiso para manejar sus órganos genitales de forma tal que pudiera expulsar el semen: "tú has sido elegido por Dios para una gran obra sobre la tierra, si Dios te da eso, te tiene que dar los medios que tú necesitas para realizar esa obra". El Pontífice le sugiere, entonces, que pese a sus votos de castidad, se busque una mujer. "Lo he intentado, hay damas que han tratado de seducirme, pero no pasa nada", le habría dicho Maciel.

Y el Papa, relata el escritor, le insiste: "¿Y si tú mismo te lo haces? Me lo he hecho ­respondería el legionario de Cristo­, y tengo más dolores todavía. La única forma que yo tengo de hacer eso es con niños, son niños que yo procuro que me amen". Pablo es la figura ­sostuvo Ruiz Marcos­ que reúne varios de los crímenes de Maciel. Lo condenable es que para los sacerdotes célibes el gran enemigo es la mujer, no el hombre, y si se meten con niños es como "si fuera un pecado menor".

Aseguró que enviará a Maciel La orden maldita, a través de un amigo que dice tener cercanía con el acusado por decenas de víctimas, y a ese ejemplar le ha puesto la siguiente dedicatoria: "Marcial: te conocí el año 1946 en Comillas; soy condiscípulo de Faustino Pardo y de Rafael Cueno. He seguido paso a paso tu vida y te deseo que la corones con osadía y con dignidad".

 
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