Usted está aquí: jueves 7 de diciembre de 2006 Estados Subsisten familias del Mezquital con artesanías de ixtle y remesas

Cada año exportan 45 mil estropajos a Inglaterra; por cada uno ganan 16.50 pesos

Subsisten familias del Mezquital con artesanías de ixtle y remesas

Los hombres de la comunidad pasan la mayor parte de su vida trabajando en Estados Unidos

CARLOS CAMACHO CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Artesanas de la agrupación Ya munts'i b'ehña (Mujeres Reunidas) fabrica esponjillas, manteles y bolsos que se exportan a Europa Foto: Carlos Camacho

Ampliar la imagen Artesanas de la agrupación Ya munts'i b'ehña (Mujeres Reunidas) fabrica esponjillas, manteles y bolsos que se exportan a Europa Foto: Carlos Camacho

Ixmiquilpan, Hgo., 6 de diciembre. La fibra del maguey (ixtle, en lengua ñañú) se ha convertido en su principal fuente de ingresos. Su trabajo artesanal es más reconocido en el extranjero que en su propio país.

Hace siete años 250 mujeres de cinco comunidades del Valle del Mezquital se organizaron para elaborar de manera artesanal estropajos (esponjas para baño) que tienen gran demanda en Inglaterra, mercado en el cual colocan 45 mil piezas al año.

La mayoría de estas mujeres son jefas de familia. Los hombres trabajan en Estados Unidos, donde pasan la mayor parte de sus vidas y regresan por temporadas cada dos o tres años, para luego volver a trabajar en campos agrícolas, restaurantes o fábricas de aquel país.

Ganarse 16.50 pesos por pieza no es nada fácil para cada una de estas mujeres, pues el proceso es laborioso: primero tienen que ir al monte a cortar las pencas de maguey, asarlas a fuego lento, dejarlas reposar tres días, tallarlas, poner la fibra a secar, lavarla para quitarle el tono amarillo, volver a secarlas y luego colocarlas en los malacates para sacar las largas tiras de hilo con las que harán madejas en un rústico rodillo.

Posteriormente, con habilidad, van tejiendo las esponjillas o estropajos. Su ingenio les ha permitido crear manteles, estropajos de formas diversas y bolsos de mano, pero estos productos apenas se venden en fiestas o ferias en las rancherías.

Alberta Santiago Martín, encargada de la agrupación Ya munts'i b'ehña (Mujeres Reunidas, en español), coordina el esfuerzo de esas 250 trabajadoras de las comunidades de Dadhó, Bethí, La Loma, Mezquital y El Alberto.

A principios de la década pasada, en la comunidad de El Alberto Dexthi, explica, comenzó el aprovechamiento de la fibra del maguey. Un grupo de mujeres se organizó para fabricar esponjillas o estropajos que comenzaron a venderse en Francia, pero el grupo se disolvió y se acabó ese ingreso para las mujeres de la zona.

Hace siete años, en El Alberto, se retomó el proyecto y con asesoría de expertos en mercadotecnia y comercialización, ''que vienen de la ciudad de México'', se organizaron las mujeres de las localidades circunvecinas hasta sumar 250, que tres veces al año elaboran 15 mil esponjillas para exportar a Inglaterra.

­¿Cuánto tardan en elaborar las 15 mil esponjillas?

­Nosotros les pedimos 30 esponjillas cada ocho días y cuando nos piden la primera entrega ya debemos contar con 15 mil piezas. Cada mujer recibe 16.50 pesos por pieza y deja 1.50 pesos para gastos de organización. Hay quienes entregan hasta 100 piezas por semana, lo que implica una ganancia de mil 500 pesos.

La mayoría de estas 250 mujeres cumplen la triple jornada de trabajadoras, madres y jefas de familia, porque sus esposos trabajan en Estados Unidos y ellas tienen que contribuir a la economía familiar.

Quienes intentan tecnificar su trabajo pueden adquirir una máquina eléctrica que enreda el hilo de ixtle. Cada aparato cuesta mil 400 pesos en abonos; sin embargo, la mayoría prefiere el método tradicional.

Es martes en El Alberto y día de entrega de mercancía. Las mujeres llegan con sus ayates a la espalda, cargados con las esponjillas, mientras siguen enredando madejas.

Sus manos nunca paran. Cuando van a reuniones, al mercado, a la tienda, al campo, cargan montones de ixtle que enredan con gran habilidad.

 
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