Usted está aquí: martes 5 de diciembre de 2006 Economía México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

Las caras de siempre en el ''nuevo gobierno''

Buena parte de los funcionarios son los que hundieron al país en los pasados 25 años

Ampliar la imagen Una mujer lava sus cacharros de cocina frente a su improvisada vivienda en algún lugar de la ciudad de México Foto: Ap

No encontró otra receta, y por ello la instrucción fue terminante: mientras yo entro por la puerta de atrás, denle una pintadita, lávenle la cara, maquíllenlo, modifíquenle el vestuario, échenle perfume y anúncienlo como... "nuevo gobierno".

Designación tras designación, factura tras factura, lo único que queda claro es que el nuevo inquilino de Los Pinos de plano no tiene de dónde agarrarse y su círculo íntimo lo es tanto que sólo ocuparon unas cuentas plazas, aunque políticamente importantes. Esa es la receta del "cambio" con "continuidad", y el grueso de los funcionarios de su equipo de trabajo ­ahora con 10 por ciento de descuento­ proviene del gabinetazo foxista, más uno que otro zombi del salinismo y el zedillismo, cada cual con su padrino Forbes.

Buena parte de los "nuevos" forman parte del equipo que en los últimos 25 años hundió al país y que ahora ­como cada inicio de sexenio­ asegura que lo sacará a flote.

Es esa misma famiglia de 2 por ciento de "crecimiento" económico anual promedio y sus 290 mil empleos por año, también promedio. Fueron salinistas, para convertirse en zedillistas, y se transformaron en apasionados foxistas. Hoy son vehementes calderonistas, siempre recordando que en este país "las cosas han cambiado".

Primerísimo en lo que a nombramiento se refiere, porque hay prioridades, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, inauguró, a su vez, la larga lista de nombramientos en las propias dependencias del Poder Ejecutivo. No le habrá tomado mucho tiempo elaborarla, porque la mayoría de sus colaboradores repiten en el puesto o se desempeñaron en el "cambio", en otras dependencias cuyo jefe es el hoy ex alto funcionario del Fondo Monetario Internacional.

No se sabe con certeza si Carstens acató la "recomendación" de su predecesor, Francisco Gil Díaz, pero todo indica que así fue, porque meses atrás el hoy ex titular de las finanzas nacionales planteó: "a mi sucesor le recomendaría, en primer lugar, que se hincara, que se pusiera de rodillas y le pidiera a mis colaboradores que siguieran aquí, en la Secretaría de Hacienda".

Y siguen allí, como parte de la famiglia financiera del sector público, en un juego patentizado de tiempo atrás por un grupo de ilustres personajes de todos los partidos políticos, que sin misericordia brincan de San Lázaro a Xicoténcatil, o viceversa, y de vez en vez se cuelan al gabinete federal, estatal o municipal, para repetir el numerito, siempre bajo la premisa, como en el caso de la famiglia financiera, de que "ahora sí" sacarán el país a flote.

De 24 nombramientos en la Secretaría de Hacienda, nueve corresponden a ratificaciones en el puesto; 11 a "movimientos" de un puesto a otro (de Fox a Calderón) siempre en el sector hacendario y sólo cuatro, el 20 por ciento, es "nuevo" en la dependencia a cargo de Carstens, entre ellos Ernesto Cordero Arroyo, uno de los pocos integrantes del círculo personal del Felipillo y ex coordinador de Políticas Públicas del llamado equipo de transición.

En buena medida, a este equipo ­antes con Francisco Gil Díaz a la cabeza y ahora, también, toda vez que Carstens fue su alumno­ hay que agradecerle uno de los mayores "logros" del gobierno del "cambio": el magnífico 2.2 por ciento de "crecimiento" económico como promedio anual, el más reducido de los últimos cuatro sexenios. Pero se quedan. ¿Alguien supone que harán algo distinto?

El problema se agudiza, cuando el próximo año no se avizora como el mejor en materia de crecimiento económico. Como semanas atrás dijo el ratificado subsecretario de Hacienda, Alejandro Werner, ya viene la recesión. Y por si fuera poco, Luis Pazos venderá sus libros en la Condusef.

En la Secretaría de Economía también se cuecen habas, y muchas, comenzando por su nuevo titular, Eduardo Sojo. Esta es una dependencia que brilló por su ausencia en la promoción del crecimiento económico durante el "cambio" ­no sin la decidida participación del propio Sojo y sus "políticas públicas". Y para enmendar el yerro, el "nuevo" gobierno justo designa a quien fuera fiel escudero de Fox y ahora de Calderón (mañana quién sabe). Lo mismo que en Hacienda y en el "nuevo" gobierno, aunque en este caso Sojo "sólo" ratificó a cinco funcionarios.

También se hicieron nombramientos en la Secretaría de la Función Pública, a cargo de Germán (Adolfito) Martínez Cáceres: dos ex diputados y un ex senador, obvio es que panistas, y en el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF, uno de los grandes negocios de la siempre pía familia Servitje, con los desayunos escolares): María Cecilia Landerreche Gómez-Morín será la directora general, ex representante del Comité Ciudadano de Apoyo al Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino (I.A.P), nieta del fundador del PAN, Manuel Gómez-Morín, ex directora del Centro Cultural Manuel Gómez-Morín, con sede en el ITAM, e integrante de la Asociación Mexicana de Archivos y Bibliotecas Privados.

Entonces, las cosas se clarifican, si es que alguien en realidad dudara: el mini presidente rebasará por la izquierda a golpe de micrófono, mientras acelerará a fondo para transitar por la derecha.

Las rebanadas del pastel

La Cepal asegura que México tiene buenas noticias: "la pobreza disminuyó 11.4 puntos porcentuales y la indigencia 6.8 (en el periodo 1998-2006), con lo que ese país alcanzaría a cumplir las metas del milenio". Sin embargo, la propia comisión advierte que "uno de los factores que más contribuyó a la reducción de la pobreza en el último periodo fue la disminución de las tasas de desempleo". ¿Qué raro? La tasa oficial de desempleo en México se ha duplicado, entonces, ¿cómo se redujo lo que dice que se redujo?... Y el chiste del día correspondió al nuevo titular de la Profeco: "aplicaremos mano firme contra proveedores abusivos". Los primeros en soltar la carcajada fueron los gasolineros.

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