Usted está aquí: lunes 4 de diciembre de 2006 Estados Miseria extrema, realidad en el sur de Mérida

Unas 150 mil personas sobreviven en casuchas de cartón, hacinadas y sin servicios básicos

Miseria extrema, realidad en el sur de Mérida

En 10 o 12 años grupos de paracaidistas han creado 30 asentamientos irregulares, según estadísticas

LUIS A. BOFFIL GOMEZ CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Asentamiento irregular en la colonia Emiliano Zapata Sur I, en Mérida, Yucatán, donde habitan por lo menos 50 mil familias de paracaidistas Foto: Luis Boffil

Mérida, Yuc., 3 de diciembre. En la colonia Emiliano Zapata Sur I, al sur de Mérida, la cruel paradoja de sus pobladores es que la tierra no es de quien la habita y no hay más realidad que la pobreza misma. Por si fuera poco, los ideales del Caudillo del Sur están sepultados por el clima extremo de los días recientes: hasta nueve grados centígrados, cuando usualmente supera los 38.

Es una de las unidades habitacionales de Mérida creada recientemente por paracaidistas. Aproximadamente 50 familias componen el vecindario, cuyos integrantes resienten un frío que cala los huesos, provocado por los dos recientes frentes polares que afectaron la mayor parte del país.

Ubicada al sur de la ciudad, donde el gobierno panista de Patricio Patrón Laviada prometió desarrollo y bienestar mediante ambiciosos proyectos que no han sido puestos en marcha, la Emiliano Zapata Sur I es el ejemplo más claro de la miseria extrema de la capital yucateca y hasta el punto más friolento de Mérida, según los reportes del Sistema Meteorológico de la entidad.

Las familias sobreviven en casuchas incompletas de cartón, los pisos son de tierra y no tienen baños, las necesidades fisiológicas se hacen en el monte. El hambre y la sed son atroces. Y lo peor, el frío inusual que se ha sentido en el estado en los últimos días, no menos de 10 grados centígrados, en algunas horas hasta nueve grados.

María Uc Gómez es un ejemplo. Parte de una estadística no registrada para las autoridades municipales y estatales surgidas del PAN. Sus hijos Cristian y Paola Puc Uc no tienen más remedio que aguantar el frío y el hambre. El padre, José Puc, es pepenador, obtiene una miseria de salario y, para colmo, le encanta "empinar el codo".

En un gesto caritativo, familias de otras colonias, no menos pobres, comparten cobijas, ropa y zapatos raídos con los habitantes de la Emiliano Zapata Sur I. No a todos les pudo tocar, "pero algo es algo", dice María Uc.

La colonia Emiliano Zapata Sur I está situada en un amplio cinturón de miseria. La suerte de esta zona habitacional es compartida por su similar Emiliano Zapata Sur II, San Antonio Xluch, San Francisco y Cinco Colonias, entre otras.

Por lo menos, según las estadísticas, existen 30 colonias creadas por paracaidistas en los recientes 10 o 12 años y por lo menos 150 mil personas padecen los estragos del clima y de las sofocantes necesidades básicas.

Además de la escasez de servicios, en la zona prevalece la inseguridad, hay poca o nada de agua; las calles son intransitables; las casas, paupérrimas; la salud, precaria, pero cuando llegan las temperaturas bajas extremas el problema se acrecienta.

A todo esto se suma el vandalismo que es un grave problema en esta zona de Mérida. Las colonias están a escasos metros del penal de la capital y los delincuentes actúan, violan y matan.

María Uc Gómez tiene 32 años de edad y no conoce más que penas. Pero además del duro quehacer por encontrar la comida diaria, el frío que provoca el cambio climático en esta época tiende a ser cruel.

"No hay nada peor que soportar las inclemencias del tiempo con el estómago vacío y una pobreza jodida", sostiene María, quien viste ropas modestas, raídas y ligeras, nada propias para el inusitado frío decembrino en Yucatán, acostumbrado a temperaturas superiores a 38 grados centígrados.

"Un pobre gallinero"

Otro caso es el de Natalia Cetz Iuit, indígena maya de 34 años y madre soltera de dos niños. Sólo cursó estudios de primaria, debido a que la pobreza de su familia la obligó a dejar la escuela y empezar a trabajar en lo que se pudiera. Para cocinar utiliza una improvisada parrilla y carbón. La dieta diaria es frijol y tortillas. La carne, "ni soñarla", expresa en entrevista con La Jornada.

Como otras tantas paracaidistas de la colonia, Natalia pidió ayuda a las autoridades, "las que sean. El frío cala los huesos, no hay abrigos, la comida es escasa y mi casa es un pobre gallinero", lamenta.

Natalia comenta que acudió al ayuntamiento de Mérida, pero las autoridades sólo le dieron promesas. Nada concreto. Recientemente, políticos que aspiran a la gubernatura de Yucatán, de los partidos Acción Nacional y del Revolucionario Institucional (PRI), visitaron la zona. "Llegó una tal Ivonne Ortega (Pacheco, precandidata del PRI y senadora con licencia) y nos dijo que si votamos por ella, nos sacará de la miseria. Nada más nos dio refrescos y galletas. Lo mismo, los políticos siempre prometen, pero no cumplen", acusa.

El tiempo pasa, el frío aprieta y el hambre es canija. Triste situación de los colonos marginados de la Emiliano Zapara Sur I y alrededores: sin tierra y sin libertad, encerrados en su propia miseria.

 
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