Usted está aquí: sábado 2 de diciembre de 2006 Opinión Andrés Henestrosa Morales: cien años de multitud

Luis Ortiz Monasterio

Andrés Henestrosa Morales: cien años de multitud

Samarcanda. Hoy 30 de noviembre, muy de madrugada celebramos el primer centenario del polígrafo Andrés Henestrosa Morales.

Nos encontramos ante algo más que una simple fiesta de cumpleaños. Se trata del centenario de un hombre paradigmático, quien arribando a la capital, como muchos otros compatriotas que lo siguieron, monolingüe y pobre, se afianzó como sólido pilar de la Academia Mexicana de la Lengua.

Hoy celebramos su leyenda. Homenajeando a Andrés honramos a toda su estirpe de maíz, carrizo y mar.

Henestrosa ha vivido más de la historia de México independiente. Por unos cuantos años hubiera luchado, no lo dudo, a la diestra de Morelos, como lancero con Zaragoza y como escribano con Juárez.

En estos días de cinismo internacional y de pérdida de brújula interna, Andrés es un referente obligado. Henestrosa es un faro y un minarete. Es también un puente que enlaza al México occidental con nuestra patria indígena, Henestrosa es el microcosmos del gran diálogo pendiente entre la tradición individualista y nuestra herencia comunitaria.

Así, hoy rendimos tributo a algo más que el Andrés-individuo, aquel del concepto occidental que ha endiosado al individuo, al que nos lleva al egoísmo, a la locura del lucro y, al final, a la soledad.

Hoy resaltamos a Andrés como catalizador colectivo, como germen fundacional de nuestro panal, de nuestro hormiguero, nuestro clan.

Andrés se explica menos en lo individual y más en lo colectivo. Henestrosa es incompatible con la soledad. Parafra-seando a Gabo celebramos hoy, Cien Años de Multitud.

Pero no se crea que Henestrosa ha sido mero testigo de la Historia. No se ha limitado a seguir la faena nacional desde un cómodo tendido. Henestrosa se ha lanzado al ruedo, primero como espontáneo, siempre con maestría. En más de una ocasión se ha llevado la tarde.

Pero como buen matador, Andrés se debe a sus galerías, a la gayola, a los tendidos de sol, porque él se anticipó a los posmodernos. Andrés trabaja en red, en esa urdimbre que ha mantenido a su pueblo zapoteco integrado, creativo y funcional.

Henestrosa nació en pleno porfiriato tardío, cuando nos gobernaban los Científicos, antecesores de nuestros actuales tecnócratas, muy a menudo extranjerizantes y a todas luces insensibles e ineficaces.

Hoy 30 de noviembre no puedo acompañar a mi viejo amigo, pero desde Samarcanda rescato este bello robayí, de un antiguo colega de Henestrosa, el persa inmortal Umar Khayyam, quien hace nueve siglos aquí escribiera:

Imagínate al mundo ordenado a tu gusto,
supón que has terminado de leer ya la carta,
que has gozado cien años a tu antojo y puedes
vivir cien años más del mismo modo ¿y luego?

No pretendas Khayyam, descifrar el enigma
de la vida. Que es sólo una ficción. Lo eterno
es una copa llena de burbujas; tú eres una
de ellas. Goza, no pienses en el cielo o en el infierno

Admitamos que hayas vivido cien
años dichosos y que vayas a
vivir otros cien... ¿cuál es tu destino?

Padiushi

 
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