Usted está aquí: viernes 1 de diciembre de 2006 Opinión Pierre Alechinsky y Peter Bramsen

Vilma Fuentes

Pierre Alechinsky y Peter Bramsen

La historia de la litografía, arte de la artesanía, es el tema de los soberbios volúmenes titulados en Dinamarca Alechinsky og Bramsen, en Francia Peter et Pierre. Ambas publicaciones son ejemplo de lo mejor que puede realizarse en la impresión. Hay quien puede preferir el papel, los tintes, la textura de uno u otro, es difícil escoger, aunque, personalmente, yo prefiera el papel mate, terso, tibio de la danesa, bajo el cual se siente la pintura y no su espejo.

Peter et Pierre trata de la historia de dos hombres que han trabajado juntos durante 40 años. No es una narración, ni una crónica, menos una novela ni unas memorias. Es todo eso al mismo tiempo. Con palabras. Las de Peter, encarnación de la piedra, en su piel resuenan los trazos de la pintura, con el humor y la insolencia del capitán Nemo, como lo apodaron en el taller la pléyade de artistas (Toledo, Cuevas, Gironella, Michaux...) Con imágenes. Las reproducciones de una parte de las litografías realizadas por Alechinsky en el taller de Bramsen. Con fotografías. Las de los dos artistas, Bramsen y Alechinsky, hundidos en la creación, que nos abren las puertas al silencio y el secreto del taller. Las fotografías. Las del silencio. Nadie debía molestar con su inoportuna presencia la labor. Por suerte, ¿azar objetivo?, un fotógrafo apareció ahí. Un buen fotógrafo, pues logró volverse invisible al mismo tiempo que hacía visible lo que nadie podría mirar sin sus ojos: Peter y Pierre, inclinados sobre la piedra, asistiendo al nacimiento de la obra que aparece. Los rostros de Pierre y Peter poseen una verdadera belleza, imposible no verla. Con un rayo de luz en los ojos que indica sin equívocos la intensidad del espíritu despierto. El ojo del pintor que pinta. ''Cosa mentale", decía Leonardo hablando de la pintura. Lo que es notable con Alechinsky y Bramsen es la seriedad sin gravedad de su trabajo. Si el ojo está despierto, el rostro sigue sonriendo. Podría pensarse que los dos hombres se divierten. Juegan. Con el mismo cuidado que ponen los niños cuando juegan a las canicas, por ejemplo.

Hölderlin escribe: La poesía no es sino un juego. Y agrega: El más peligroso de todos los juegos. No se puede decir más. La obra de Pierre Alechinsky podría ser considerada, en su integridad, desde este punto de vista. Un juego. Como la obra de Peter. La vida de Bramsen. Un juego sin cesar recomenzado, día tras día, durante más de 40 años entre los dos amigos.

Mejor que un matrimonio: una amistad, el matrimonio del espíritu. Una o varias litografías cada año. Fidelidad ejemplar cuando se piensa en los azares de una existencia hecha de rupturas, olvidos, infidelidad. Acaso porque uno y otro, no son sólo fieles a su persona: están atados por una fidelidad más profunda que la de una simple firma en un papel oficial, el pacto por el que se comprometieron a servir la idea que comparten, la devoción que tienen por su arte. Todo esto sin fanfarronería, sin pose, pues son modestos como deben serlo los verdaderos artistas. Simples artesanos, no se preocupan más que del trabajo bien hecho. Elección del papel, de los colores, se trata de realizar un recorrido sin errores. Es un juego, razón de más para no cometer falta alguna. Un juego es cosa seria. Los niños lo saben. Y Hölderlin lo ha dicho.

Uno de los aspectos más interesante de lo que se llama el arte moderno, aspecto rara vez subrayado, es justamente la introducción del juego en la obra de arte. Alechinsky es un maravilloso ejemplo. Tal vez la calidad más preciosa de su obra es esta apertura que permite el juego, una libertad sin linderos. Cada dibujo, cada cuadro, parece una libre improvisación.

Es una dicha. Gracias a Christian Bransem, heredero de este taller histórico proveniente, como puede verse en las fotos de la calle de Cherche-midi, donde trabajó por ejemplo Rodin. Christian, quien notó que Alechinsky no ha dejado, año tras año, de laborar en ese taller al cual ha salvado la vida con su obra.

[email protected]

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.