Usted está aquí: jueves 30 de noviembre de 2006 Cultura Nuevo libro del escritor oaxaqueño

Andanzas, sandungas y amoríos circula en la FIL de Guadalajara

Nuevo libro del escritor oaxaqueño

ERICKA MONTAÑO GARFIAS ENVIADA

Guadalajara, Jal., 29 de noviembre. Un nuevo libro de Andrés Henestrosa en un nuevo cumpleaños.

Andanzas, sandungas y amo-ríos, publicado por Plaza y Valdés en coedición con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), circula en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. Además de ser un homenaje, el volumen marca la reanudación del trabajo del editor Fernando Valdés, encarcelado de manera injustificada durante más de 10 meses.

Andanzas... incluye grabados de Juan Alcázar, con prólogo del periodista Jacobo Zabludovsky y edición a cargo de Mariliana Montaner, que en breve comenzará a circular en librerías.

Montaner cuenta, en las primeras páginas, el origen de este libro: conversaciones sostenidas con el poeta oaxaqueño que comenzaron en agosto de 2005, día ''en que llegué a visitarlo por encargo del maestro Juan Alcázar, para platicar sobre Rufino Tamayo".

En esas charlas don Andrés confesó a la editora: ''Me regresas a la tradición oral, al relator de cuentos, de leyendas y de una que otra mentira, a esta tradición milenaria de mi cultura zapoteca. Y te voy a contar muchas cosas porque eres mujer".

De esta manera se armó el libro con relatos, recuerdos con el asombro y el regocijo como hilo conductor, continúa recordando Mariliana. Fue el autor juchiteco quien lanzó la propuesta: ''haz un libro y cuenta todas estas mentiras.

''Voy a cumplir cien años, repetía en este tiempo he buscado la alegría, no el llanto, porque a reír aprendí, llorar siempre supe. Tengo el plan de vivir hasta los 105 años y se tienen que reflejar en mi rostro y en mi corazón."

Y entonces don Andrés cuenta y el lector no lee: lo escucha. Presta oídos a sus reflexiones sobre la mujer, al relato de su vida, de su infancia ''en el rancho, en el monte, a la orilla del mar, a la orilla del río", de su juventud al llegar a la ciudad de México a los 16 años, su trabajo a los 12 años en una casa de citas, sus encuentros con otros grandes escritores e intelectuales, de ese jovencito que era ''muy enamorado", o de las mujeres juchitecas o de su amigo Pablo Neruda.

Y quizá explica su afición por la lengua: Yo hablo el huave y el zapoteco/ El huave lo aprendí del pecho derecho/ de mi madre, del izquierdo el zapoteco/ Después, de otros pechos aprendí/ numerosas lenguas" o mejor así: ''Soy el idioma que hablo,/ porque mientras construyo la lengua/ también me voy haciendo yo".

A sus cien años muchas veces le han preguntado el secreto de su longevidad. He aquí la respuesta: Nací de pronto muy temprano, por eso/ voy a morir muy tarde/ Como no puedo ser inmortal por mis obras,/ voy a luchar por serlo en vida.

 
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