Usted está aquí: miércoles 29 de noviembre de 2006 Política Pobreza y enfermedad: una visión iconoclasta

Arnoldo Kraus

Pobreza y enfermedad: una visión iconoclasta

En Los miserables, Victor Hugo escribió: "Las cloacas son la conciencia de la ciudad". Las calles de cualquier país del tercer mundo, México entre ellos, no requieren de la genialidad del escritor francés para resumir lo que sucede a los pobres cuando enferman o para comprender que la "patología de la pobreza" ­desnutrición, abortos practicados en condiciones insalubres, diarreas­ es diferente a la "patología de la riqueza" ­accidentes, cánceres, ateroesclerosis. Las cloacas literarias de Victor Hugo se refieren a la pobreza y al destino de las inmundicias; la conciencia, a la incapacidad de los políticos de manejar adecuadamente todo lo que debería ir a parar a los desagües.

Seamos reales e iconoclastas: aunque no me referiré en este artículo a México, cualquier país donde los políticos han logrado que la mitad de la población sea pobre o miserable es un país sin futuro. ¿Acaso habrá un político suficientemente imbécil como para pensar que la existencia pueda ser digna y que se pueda ser competitivo en esta cruda vida sin ser sano? Me imagino que no, pero no estoy seguro: muchos políticos mexicanos piensan que en nuestro país todos tenemos las mismas oportunidades.

En más de una ocasión he escrito acerca de la nefanda y geométrica progresión implícita en el binomio pobreza y enfermedad. Lo he hecho porque muchos médicos han escrito acerca de las implicaciones de esa catastrófica asociación y porque, a diferencia de Ernesto Zedillo, quien aseveraba que en México no había lugar para los escépticos ­¿dónde vive usted, doctor Zedillo?­, he sido furibundo lector de E. Cioran y de sus lecciones acerca del escepticismo. A los licenciados y doctores Salinas, Zedillo y Fox, alumnos de Yale, de Harvard, de Los Pinos y de la Universidad Iberoamericana, les pregunto: ¿qué posibilidades tiene un pobre insano de brindarles un futuro digno a sus vástagos?

Algunos de los datos que comento a continuación provienen de un estudio recientemente publicado en una revista médica ­The Lancet, octubre 14, 2006­ en el que se analiza el binomio gastos en salud y pobreza en 11 países asiáticos, cuya situación, en muchos sentidos, es similar a la que viven los pobres o los extremadamente pobres ­miserables­ en México. La investigación demostró que en la mayoría de los países en vías de desarrollo las personas desembolsan dinero "no programado" para financiar su salud, lo cual incrementa la pobreza y el riesgo financiero del hogar. Muchas familias, después de haber gastado dinero para atender a uno de sus integrantes, cayeron en los niveles de pobreza extrema ­menos de un dólar per cápita al día de acuerdo con el Banco Mundial. En la mayoría de los países estudiados ­Vietnam, China rural, India­ el porcentaje de familias que pasó de pobreza a miseria se incrementó "sustancialmente" cuando tuvieron que efectuar gastos no programados para atender a sus enfermos.

El estudio del World Bank Voices of the Poor ha señalado que, después del analfabetismo y del desempleo, los gastos en salud son los precursores más importantes de la pobreza. En India, 85 por ciento de las razones de empobrecimiento se asocian con gastos por enfermedad. Los datos anteriores son más escabrosos cuando se comprueba, como sucede en muchas situaciones, que la atención recibida es de mala calidad y, en ocasiones, incluso dañina. El círculo es perverso: los gastos inútiles para sufragar la salud son alarmantes por el incremento en el daño a la salud del enfermo ­mala medicina­ y porque muchas familias gastan sus pocos ahorros e inclusive se endeudan con tal de ayudar a sus seres queridos. Otros estudios han demostrado que con frecuencia las familias gastan en salud entre 18 y 70 por ciento de sus ingresos.

Ser pobre y enfermo es terrible. Pobreza conlleva automedicación y la búsqueda desesperada de ayuda, que, en muchas circunstancias, no es más que pura charlatanería. "El empobrecimiento ­dicen los autores del artículo­ es muy doloroso, sobre todo cuando se asocia a gastos por automedicación, práctica usualmente no benéfica."

Se ha dicho que la salud es un derecho humano. Idea veraz en el papel, pero falsa en la realidad. Aunque en México los pobres sean menos pobres que en India, su precaria salud no les permite enlistarse en los caminos de la vida. Ya se fueron Salinas y Zedillo. Fox se marchará en dos días, lo que me hace pensar que Dios existe. ¿Ha mejorado la salud de los pobres y miserables en México? Los números de los políticos dicen que sí. La salud promedio de los más pobres en México dice que no.

"Las cloacas son la conciencia de la ciudad", escribió Victor Hugo. Ha transcurrido más de un siglo desde que el poeta francés avizoró con su pluma los nexos entre salud y enfermedad. Tenía razón: poco han hecho los políticos para mejorar sus cloacas.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.