Usted está aquí: miércoles 29 de noviembre de 2006 Política Con Cuba, empezar por acordar el manejo de las diferencias con respeto

Imprescindible, generar confianza, credibilidad y certidumbre: embajador mexicano

Con Cuba, empezar por acordar el manejo de las diferencias con respeto

Los temas explosivos: deuda y migración, afirma el diplomático José Ignacio Piña

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

Ampliar la imagen El embajador de México en Cuba, José Ignacio Piña Rojas, dice que es necesaria una relación estructural muy estrecha y estratégica para los dos países Foto: María Meléndrez Parada

La Habana, 28 de noviembre. Los gobiernos de México y Cuba podrían manejar sus diferencias en forma "respetuosa y constructiva", para lo cual "es imprescindible generar confianza, credibilidad y certidumbre", dijo a La Jornada el embajador mexicano en La Habana, José Ignacio Piña.

"Hablamos de una relación estructural muy estrecha y altamente estratégica para los dos países", añadió Piña, un diplomático de carrera de 52 años, tercer embajador de México en Cuba durante el gobierno del presidente Vicente Fox, con 14 meses en el cargo.

Piña respondió preguntas de este diario sobre las relaciones bilaterales, que en el sexenio de Fox llegaron a su más bajo nivel y acumularon una agenda en la que despuntan dos temas explosivos: la deuda y la migración. La cancillería cubana rechazó hacer comentarios.

La disputa empeoró porque las dos partes discreparon también al procesarla: México intentó separar los temas, para evitar que las diferencias "contaminaran" los posibles acuerdos, mientras que Cuba codificó la relación, de modo que sólo un entendimiento político permitiera desahogar el resto.

El resultado es un choque prolongado entre gobiernos de dos países limítrofes, con riesgos de seguridad nacional en ambos lados, que ha tenido impacto multilateral y aviva el foco de tensión derivado del conflicto entre Estados Unidos y la isla. No hay un ganador.

El embajador explicó que en el trato con sus vecinos "México ha logrado compartimentar la relación", pero "el éxito de este tipo de estrategia depende de que ambas partes reconozcan con franqueza dónde radican las diferencias y que encuentren un procedimiento bilateral aceptable para manejarlas. Cuba también es un vecino de México y por ello es importante trabajar también en lo que nos une".

"Podemos comenzar por acordar cómo manejar nuestras diferencias de forma respetuosa y constructiva. Sin embargo, para lograr éxito en esta estrategia es imprescindible generar confianza, credibilidad y certidumbre."

La crisis

La crisis se disparó al principio del sexenio de Fox, con la decisión mexicana de respaldar la resolución sobre Cuba, que Estados Unidos promovía en la desaparecida Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

El gobierno mexicano alegó que en esa forma jerarquizaba la defensa de los derechos humanos. En Cuba se interpretó como una alianza entre México y Estados Unidos para golpear a la isla e intervenir en sus asuntos internos.

Según la argumentación cubana, el escrutinio de los derechos humanos es ahora la herramienta principal estadunidense para sostener el bloqueo económico y promover el cambio de régimen en la isla; marca una frontera tras la cual está la zona de agresión y México cruzó esa línea.

Los cubanos incluyen entre las fuentes de agravio algunas actitudes desdeñosas del gobierno mexicano. La más conocida es el intento de Fox de que el presidente Fidel Castro se ausentara o estuviera el menor tiempo posible en la cumbre sobre desarrollo en Monterrey (2002), a lo que el líder cubano respondió divulgando la grabación de una conversación privada entre ambos.

En otros episodios, el gobierno mexicano ha cambiado súbitamente de opiniones sobre lo pactado y ha minusvaluado el diálogo, lo que deja en La Habana la impresión de falta de seriedad y de oficio del foxismo.

El diferendo influyó para que México perdiera las direcciones de la Organización Panamericana de la Salud (2002) y de la Organización Mundial de la Salud (2003), así como el papel de facilitador en el conflicto interno colombiano (2005).

En 2002 y en 2004, México estudió la ruptura de relaciones diplomáticas. La pregunta que surge ahora es si el gobierno de Felipe Calderón y el de Raúl Castro en funciones matizarán sus enfoques, ratificarán los términos que se han arrastrado en los últimos seis años o van a radicalizar el pleito.

Invocando las influencias mutuas de los dos países en siglos, el embajador Piña estimó que las etapas conflictivas en esa historia "han quedado como meros episodios anecdóticos y marginales. Sólo tomando en cuenta este contexto es que se pueden dimensionar con objetividad las tensiones que innegablemente han estado presentes en la relación en los últimos años".

El diplomático agregó que ahora "se ha logrado evitar mayores confrontaciones, y de manera discreta, pero efectiva, se ha retomado el diálogo en varios aspectos; con ello se han ido sentando bases para rencauzar la relación con una visión de futuro", además de que el próximo gobierno "ha manifestado especial interés en darle mayor atención a nuestra política exterior hacia América Latina y el Caribe, incluyendo Cuba".

La deuda

En abril de 2002 quedó renegociada una deuda de 380 millones de dólares, en favor del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) de México, con la garantía del flujo de caja internacional de la Empresa Telefónica de Cuba (Etecsa) en una cuenta en Italia.

Con una disputa política que subía en espiral, Cuba retiró la garantía casi un mes más tarde. Bancomext acudió a un tribunal de Turín, que embargó la cuenta, entonces de unos 35 millones de dólares. A su vez, Etecsa y su socio local Telefónica Antillana (Telan) demandaron por daños al banco mexicano, ante la Cámara Internacional de Comercio de París.

Entre 2004 y 2005, ambos tribunales fallaron en favor de Bancomext, que en abril pasado dispuso del fondo embargado. Además de los costos del litigio, hay pérdidas importantes: el adeudo representa la mitad de la cartera vencida del banco mexicano y el conflicto estorba la fusión de las empresas cubanas de telefonía fija y móvil.

Pero lo peor aún está por venir. No hay negociación privada y mientras las telefónicas cubanas se resisten a reponer la forma de pago, Bancomext busca herramientas para cobrar. La isla redujo sus compras a México al mínimo indispensable y está sugiriendo a empresarios de ese país que abran oficinas en otra plaza, como Panamá.

El embajador Piña apuntó que, aunque la vía legal puede solucionar un viejo problema, también repercute "negativamente en el clima político y en los negocios bilaterales", por lo que "sería aconsejable buscar un compromiso político de alto nivel".

Migración, presos...

Frente al creciente fenómeno de la migración irregular de cubanos, que llegan a México por vía marítima o terrestre, en gran parte con la intención de cruzar la frontera para internarse en Estados Unidos, la respuesta institucional es insuficiente.

Durante el gobierno de Fox se realizaron dos reuniones migratorias bilaterales de alto nivel, pero no llegaron a concluir la aspiración común de suscribir un convenio.

Por la vía de los hechos, desde el año pasado funciona un mecanismo de repatriación de balseros, pero el problema tiene varios flancos abiertos, como la negativa de Cuba a recibir a sus emigrantes indocumentados que llegan a México por terceros países y la acusación de La Habana de que en el sureste mexicano opera una mafia de tráfico de personas en complicidad con autoridades locales.

Nueve mexicanos están presos en Cuba, cumpliendo penas de entre seis y 13 años de cárcel, por tráfico de personas. Otros tres esperan sentencia, una de las cuales puede ser de 20 años.

La mayoría de los condenados quiere cumplir sus castigos en México, bajo el Tratado de Extinción de Sentencias Penales, pero Cuba les niega el beneficio "por la repercusión social del delito".

Relevante en su momento, pero ahora marginal, del caso de Carlos Ahumada quedan vivas las 12 peticiones mexicanas para que Cuba entregue las videograbaciones que hizo al interrogar aquí al empresario, en marzo de 2004.

El gobierno cubano nunca ha contestado, con lo cual desconoce uno de sus compromisos en el Tratado de Asistencia Jurídica Mutua en Materia Penal, que permite al país reclamado aceptar la petición, rechazarla, posponerla o condicionarla, pero con la obligación de explicarlo de inmediato.

Como un ingrediente externo que puede gravitar en la relación bilateral, aquí se siguió con atención el ascenso del líder panista Manuel Espino a la presidencia de la Organización Demócrata Cristiana de América, para el periodo 2006-2009, que tendrá como vicepresidente al opositor cubano Marcelino Miyares, del Partido Demócrata Cristiano de Cuba, con sede en Miami.

 
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