Usted está aquí: miércoles 29 de noviembre de 2006 Opinión América Latina contra la tortura

Eduardo Subirats*

América Latina contra la tortura

El manifiesto Contra la tortura ha nacido como reacción espontánea ante la aprobación por el gobierno de los Estados Unidos de una ley que promueve la práctica sistemática de la tortura y el encarcelamiento inhumano. Es una protesta contra el cinismo bajo el que se ha promulgado esta ley: ¡Para salvar vidas humanas! Y contra los hipócritas eufemismos de ''métodos científicos de interrogación" y ''técnicas de interrogación coercitiva" bajo los que ese gobierno define la tortura. La decisión de redactar este manifiesto me parece importante, porque a diferencia de otras estrategias implícitas o cínicamente desmentidas, como el desmentido uso de misiles de uranio enriquecido y empobrecido en una guerra que se autodenomina contra el terrorismo, la aplicación de la tortura contraviene abiertamente las normas internacionales que hasta ahora habían prevenido, nunca suficientemente, el uso de la tortura y el trato inhumano a prisioneros de guerra, presos políticos y ciudadanos inocentes.

El fiscal Carlos Castresana, coautor de este manifiesto, reveló un dato importante que afecta de una manera directa a América Latina y al tercer mundo en general. En estas regiones la práctica de la tortura es una herencia colonial endémica, y la connivencia de los poderes políticos locales y globales frente a ella ha sido y es un hecho obsceno e inmoral raras veces cuestionado y demasiadas veces reiterado a lo largo de la historia de las décadas recientes. La nueva ley estadunidense ofrece ahora carta blanca a estas prácticas criminales de ayer, hoy y mañana por parte de los cuerpos de represión del Estado bajo el simple requisito de bautizar previamente como terroristas a sus víctimas discrecionales.

Existe una tercera razón que confiere enorme relevancia a esta expresión de protesta cívica. Vivo en Estados Unidos y soy profesor en una universidad estadunidense, pero durante todos estos años recientes he escuchado muy pocas y muy apagadas voces que pusieran en cuestión públicamente el escarnio mediático del que ha sido objeto la sociedad estadunidense y la aldea global, que objetaran la propaganda sistemática de guerra, que mencionaran las guerras sucias apoyadas por Estados Unidos en países como Colombia, y que dijeran No a la legitimación de la tortura. (Descuento las típicas comedias academicistas sobre la constitución semiótica de la representación de la tortura, y dejo de lado los lamentos políticos de sus consecuencias en el plano estrictamente doméstico del efectivo desmantelamiento de las instituciones democráticas estadunidenses en la que la nueva legislación de la tortura se inserta).

El manifiesto Contra la tortura y el libro que le acompaña son, y no en último lugar, una voz y una protesta intelectuales latinoamericanas que no deben ni pueden desoírse. Son también un grito de horror ante los desastres de esta nueva guerra mundial unilateralmente declarada por Estados Unidos. Son una voz de protesta y un grito de angustia que solamente pueden desoír las censuras más cínicas de nuestros medios de comunicación, de nuestras industrias culturales y de nuestras academias.

La crónica y el análisis sobre la tortura de la nación colombiana que Margarita Serje ofrece en este libro es un ejemplo de impecable responsabilidad intelectual. Esta distinguida antropóloga, con un extraordinario historial académico en Francia, los Estados Unidos y Colombia, despliega con una intensa sensibilidad literaria las continuas prácticas de tortura y crimen político en su país. Rita L. Segato es antropóloga y psicóloga, y profesora en la Universidad de Brasilia. Su precisa reconstrucción de los continuos crímenes perpetuados contra mujeres en Ciudad Juárez, de la complicidad institucional con ellos y de sus amplias implicaciones políticas, es una esclarecedora mirada sobre las mortales heridas que las políticas hemisféricas del neoliberalismo infligen hoy a América Latina y al mundo. Pilar Calveiro es una superviviente de la tortura en la época de la dictadura en Argentina. Es politóloga y profesora en Puebla, México. Su ensayo construye una mirada que abraza desde las prácticas criminales de la policía y el ejército argentinos en el periodo de la guerra fría hasta las estrategias contemporáneas de desaparecidos, tortura y terror en Irak y Guantánamo. Entre otras cosas, su brillante análisis pone de manifiesto al mismo tiempo la realidad de una tortura que tenemos ante los ojos, pero que el espectáculo mediático nos borra de nuestra mirada. Carlos Castresana, que vive en Monterrey y se ha distinguido en una serie de casos notables de prosecución de criminales políticos, como el general Pinochet, define en su ensayo un marco legal desde el que defenderse de la ilegitima violencia de Estado que hoy representan esas prácticas.

Quiero subrayar que esta es también una oportunidad para hacer escuchar internacionalmente una voz intelectual latinoamericana desoída, excepto cuando canta las canciones que le adjudica la industria cultural y las maquinarias académicas del primer mundo: del realismo mágico a la subalternidad. No en último lugar quiero subrayar que este manifiesto y este libro sólo han sido posibles gracias al estímulo y el apoyo de Silvia Garza y del proyecto intelectual que ha cristalizado en su nueva Editorial Fineo.

Guadalajara, 28 de noviembre de 2006

* Filósofo catalán

Contra la tortura: cinco ensayos y un manifiesto. Editorial Fineo, México, noviembre 2006, incluye textos de Pilar Calveiro, Carlos Castresana, Rita Laura Segato, Margarita Serje y Eduardo Subirats (compilador),

 
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