Usted está aquí: martes 28 de noviembre de 2006 Sociedad y Justicia Fox deja a México con uno de los mayores índices de degradación ambiental del mundo

Cada año se pierde 10% del PIB debido a este deterioro, según datos del INEGI

Fox deja a México con uno de los mayores índices de degradación ambiental del mundo

La administración favoreció al sector empresarial mediante cambios a la legislación y autorizaciones irregulares

Los sectores acuífero y forestal, los más dañados

ANGELICA ENCISO L.

Ampliar la imagen Pese a las advertencias de expertos, el gobierno de Vicente Fox cedió ante las presiones de las armadoras de camiones de carga y adoptó tecnologías anticontaminantes viejas. La imagen, un día cualquiera en avenida Vallejo Foto: Yazmín Ortega Cortés

Frente al próximo fin del gobierno foxista, el país enfrenta uno de los mayores índices de degradación ambiental del mundo, lo cual ha puesto en riesgo su viabilidad, ya que en los recursos naturales se sustenta la producción de los bienes económicos, advierten organizaciones ambientalistas. Los recursos renovables se agotan: el agua dulce es poca y contaminada, y la cubierta forestal está degradada.

Esto contrasta con el hecho de que la riqueza ambiental de México se expresa en que se encuentra entre los 12 países megadiversos del mundo, en los cuales se localiza 70 por ciento de las especies, y tan sólo en diversidad de pinos, encinos, cactáceas y reptiles el país ocupa el primer lugar. Aquí se albergan 12 de cada 100 especies conocidas en el mundo.

Sin embargo, debido al deterioro ambiental cada año se pierde el equivalente a 10 por ciento del PIB, alrededor de 754 mil millones de pesos, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Esta cantidad, indica Greenpeace, equivale a los ingresos tributarios del gobierno federal en 2003, a tres veces las participaciones federales destinadas a estados y municipios ese mismo año y es superior al gasto en educación.

Todo esto fue soslayado por el gobierno foxista, ya que a pesar de estas pérdidas, en este sexenio favoreció al sector empresarial, mediante cambios a la legislación y autorizaciones irregulares, lo cual puso en riesgo diversos recursos naturales.

La ley Monsanto

Está el caso de la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados ­conocida también como ley Monsanto­, que dejó vacíos en la protección del maíz, producto del que México es centro de origen y diversidad, de acuerdo con afirmaciones de científicos y organizaciones.

Desde el año pasado las empresas trasnacionales buscan sembrar maíz transgénico en forma "experimental" y ante el ultimátum que pusieron al gobierno para que se avalen sus proyectos o si no se van, se prevé que antes del primero de diciembre esto suceda, luego de que durante noviembre se hizo una definición preliminar de los centros de origen del grano y un régimen especial de maíz elaborado específicamente para el proyecto maestro que impulsan.

Manglares devastados

También se modificó la norma 022 sobre manglares, que llevó varios años de trabajo a expertos y fue publicada en 2003. El futuro secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas, durante su efímero paso por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), entre 2003 y 2004, promovió el cambio para permitir la construcción de desarrollos turísticos. Los empresarios ahora pagan 10 mil pesos por hectárea de manglar devastado y ante la revisión de la regulación obtuvieron un amparo para evitarla.

Hasta el momento, México ha perdido 65 por ciento de los manglares, según estimaciones del Instituto Nacional de Ecología, organismo desconcentrado de la Semarnat; del 35 por ciento restante ­886 mil 760 hectáreas­ desaparecerá la mitad en el próximo medio siglo y quedarán alrededor de 440 mil hectáreas, si se mantiene la actual tasa de destrucción que es de 22 mil hectáreas al año, es decir 2.5 por ciento.

Los manglares son una vegetación fundamental para la protección de las costas y aporta beneficios ambientales de entre 200 mil y 900 mil dólares por año y por hectárea; amortigua los impactos de huracanes y tsunamis, evita la erosión de la costa y alrededor de 70 por ciento de las pesquerías costeras dependen de ellos, indicó Juan Carlos Cantú de la organización Defenders Wildlife.

Camiones de carga contaminantes

Sumado a ello, la Semarnat publicó la norma 044 con criterios laxos. En ella se regula la tecnología que deberán utilizar los camiones de carga para reducir las emisiones contaminantes más dañinas para la salud; frente a la disyuntiva de aplicar regulaciones estrictas, la dependencia cedió a las presiones de armadoras: se adoptó una tecnología vieja, la EPA 98 y Euro 3, cuando en Los Angeles se aplica la EPA 04 y en breve entrará en vigor la EPA 07.

Todo esto ocurrió pese a las advertencias de expertos nacionales e internacionales, como el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, que participó, con el premio Nobel Mario Molina, en el programa para limpiar el aire en México en 10 años. Advirtieron que de mantenerse esas tecnologías, los vehículos de carga tendrán niveles de emisiones significativamente más elevados de óxidos de nitrógeno y de partículas suspendidas.

Los expertos advirtieron que la norma tal y como fue publicada omitía los beneficios potenciales para la salud pública que conlleva el establecimiento de estándares más estrictos para el control de emisiones diesel. Señalaron que vender en México modelos de camiones con la regulación Euro 3 y EPA 98 significa un retroceso, pues son motores más contaminantes.

Cruzada retórica

Desde el comienzo de la administración foxista, se puso en marcha la denominada "cruzada por los bosques y el agua", lo cual quedó en retórica, afirman las organizaciones. La Semarnat ha afirmado que entre sus grandes logros está la reducción en la deforestación a 260 mil hectáreas, lo cual ha sido puesto en duda por la propia Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio), organismo desconcentrado de la dependencia.

En el documento Capital natural y capital social, la Conabio sostiene que "la deforestación y fragmentación de los ecosistemas naturales es particularmente crítica en México" e indica que, en contraste con países como Brasil e India, aquí no hay información en tiempo real sobre cambios en la cobertura de vegetación del territorio nacional.

Destaca que entre 1970 y 1990 se estimó una tasa de deforestación de 800 mil hectáreas al año y para la década posterior la Semarnat considera que se deforestaron 260 mil hectáreas, "lo cual sería un muy buen signo de la efectividad de las políticas ambientales previas, pero desafortunadamente esta información es difícil de confirmar". En el país se conserva sólo 17 por ciento de la superficie original de selvas húmedas y 26 por ciento de las selvas secas.

En lo que respecta al agua, tema que el propio presidente Vicente Fox dijo que era de "seguridad nacional", 73 por ciento de este recurso está contaminado y 66 por ciento no recibe tratamiento, refiere Greenpeace. Indica que cada segundo llegan al mar 205 mil 882 litros de aguas residuales y estima que sólo 50 por ciento de las aguas negras son tratadas en los municipios costeros.

Expertos afirman que tan sólo 6 por ciento de los cuerpos superficiales están libres de contaminación y 25 millones de mexicanos radican en 23 ciudades con una disponibilidad extremadamente baja de agua, de acuerdo con los parámetros de la Organización de las Naciones Unidas; la mayoría de las ciudades con más de 50 mil habitantes se ubican en acuíferos sobreexplotados.

 
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