Usted está aquí: martes 28 de noviembre de 2006 Economía Sexenio foxista: corte de caja

MEXICO: 2000-2006

Sexenio foxista: corte de caja

Hay estabilidad económica. Pero, ¿dónde quedó el crecimiento?

Ampliar la imagen El presidente Vicente Fox durante su participación en la cuarta Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, América Latina y el Caribe, que se realizó en mayo pasado en Viena, Austria Foto: Tomada del sitio en Internet

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Economist Intelligence Unit /Infoestratégica

Apenas se había instalado Fox en Los Pinos, el país recibió dos golpes que frenaron el ritmo del crecimiento económico. La burbuja de empresas punto com reventó, provocando una reducción de la producción industrial en ambos lados de la frontera. Y China ingresó a la Organización Mundial de Comercio, lo que significó la llegada de un poderoso competidor para los fabricantes mexicanos independientes que pretenden exportar a EU. Esos golpes simultáneos causaron tres años de estancamiento económico en México y la pérdida de aproximadamente 700 mil empleos formales, la mayor parte en las plantas maquiladoras que producen mercancías para su exportación. Algunos de esos empleos fueron trasladados a China.

En la segunda mitad del gobierno de Fox, el crecimiento se recuperó. Este año podría ser de 4.5%, la cifra más alta desde 2000. En los nueve primeros meses de este año, se crearon cerca de 900 mil empleos formales, casi al ritmo del crecimiento de la mano de obra. Eso se debe, en parte, a precios de petróleo más altos. Pero también a que el sector privado ha hecho un gran esfuerzo por reducir costos y recuperar su ventaja competitiva, según Alfredo Thorne, de JPMorgan, banco de inversión.

La industria automovilística ha tenido buen desempeño y su producción, durante la primera mitad de este año fue superior en 36% a la del mismo período en 2005. Los preocupados fabricantes de automóviles de Detroit cierran fábricas en EU, pero crecen silenciosamente en México. Tal es el caso de Nissan, Toyota y Volkswagen. Los proveedores mexicanos de partes automotrices tienen mucho más que ver con el alto porcentaje de coches terminados que en el pasado. México no puede igualar la mano de obra barata de China, pero puede competir en mercancías de valor más alto y en lugares donde los costos de transporte son importantes. Muchos de los empleos que el país perdió pertenecían al sector textil; algunos de los nuevos están en electrónica, que ahora representa alrededor de una quinta parte de las exportaciones totales del país.

En el horizonte hay una nube conocida: la economía al norte de la frontera amenaza de nuevo con reducir su velocidad. Pero México está en mucha mejor posición para superar una recesión estadunidense de lo que estaba en 2000. Eso se debe a que la inflación es baja, el déficit del sector público está cerca de cero y el déficit de cuenta corriente es mucho más pequeño de lo que era hace seis años. Y a que el crecimiento no proviene sólo de las exportaciones. Los bancos mexicanos están prestando otra vez.

El fin del pecado original

"Unos cuantos años de inflación de un solo dígito transformaron los mercados financieros", señala Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México. "Lo que sorprende es que haya sucedido tan rápido." La deuda del gobierno mexicano comenzó a obtener la categoría de inversión en 2000, con efectos espectaculares. En 1999, el término máximo de los bonos gubernamentales era de un año, la mayoría denominados en dólares o vinculados a la inflación. En 2003, el gobierno emitió un bono en pesos a 20 años; el mes pasado, uno a 30 no indexado a la inflación.

México ha superado lo que Ricardo Hausmann, economista venezolano de Harvard, ha denominado el "pecado original": la tradicional incompetencia de los países de mercados emergentes para obtener préstamos a largo plazo en su propia moneda. A causa de su política fiscal relativamente conservadora, el gobierno absorbe sólo 16% de los ahorros nacionales, por abajo de 80% en 2000. Esto ha contribuido a que los demás adquieran préstamos a precios más bajos. Ahora las grandes empresas emiten bonos a 10 años en pesos a una tasa fija de alrededor de 8%, de acuerdo con Damian Fraser, de UBS, banco de inversión suizo.

El sistema bancario parece preparado para crecer, después de un turbulento cuarto de siglo que comenzó con su nacionalización, en 1982. Salinas privatizó la banca, pero excluyó de la subasta a los bancos extranjeros. Luego de préstamos imprudentes, a veces en dólares y a sus propios funcionarios, los bancos enfrentaron grandes dificultades cuando, en 1994-95, el peso se devaluó y las tasas de intereses se elevaron.

Pero así como los banqueros se beneficiaron de la laxa regulación del gobierno salinista, así también recibieron el generoso tratamiento de Zedillo cuando estuvieron en problemas. En efecto, se les permitió transferir sus préstamos no recuperados al gobierno, que también les ofreció un seguro de depósito ilimitado. En total, el rescate bancario cuesta a los contribuyentes alrededor de 20% del PIB. De manera tardía, el gobierno de Zedillo estrechó la supervisión y las normas de contabilidad y suprimió la prohibición de bancos comerciales extranjeros. Ahora los bancos extranjeros constituyen más de cuatro quintas partes del sistema.

Hasta hace poco los bancos prestaban muy poco, pero el crédito se está expandiendo. Los mexicanos pueden de nuevo obtener hipotecas y las tasas de intereses bajan rápidamente. Tal es el auge de la construcción inmobiliaria que Cemex, la mayor empresa cementera del país, anunció en septiembre la expansión más grande de su capacidad en una década.

El crédito al consumidor también crece muy rápido. Pero las pequeñas y medianas empresas no han aprovechado las menores tasas de interés. Jaime Guardiola, de BBVA Bancomer, indica que, aunque su banco tiene en su país de origen un porcentaje menor del mercado del que tiene en México, en España presta diez veces más a esas empresas. Para aumentar esos préstamos se necesitan nuevas leyes que faciliten a los bancos entrar en posesión de los bienes que garantizan los créditos.

Ortiz considera que las excesivas tasas de interés y las cuotas han deprimido la demanda de crédito. Los banqueros rechazan esas críticas. La competencia es feroz y está provocando que se reduzcan las ganancias, según Sandy Flockhart, director administrativo de HSBC para América Latina.

El gobierno de Fox fue mucho más eficaz en reformar el sistema financiero que en hacer transacciones con sus propios recursos. Desde 1999, los requerimientos crediticios del sector público se redujeron de una proporción de 6.3% a alrededor de 2% del PIB, a pesar del modesto incremento del gasto público. La administración se vio beneficiada por la reducción de los pagos de deuda y el aumento de los ingresos petroleros. El petróleo representa más de una tercera parte de los ingresos totales del gobierno. Esto acarrea dos problemas. El primero es que deja a Pemex, la empresa petrolera nacional, sin fondos de inversión. El segundo es que probablemente los ingresos petroleros caerán en los próximos años.

El recaudador cometa

Calderón tendrá que invertir más ­en infraestructura, educación, salud y probablemente en la creación de empleos­ si quiere aprovechar al máximo el TLC y si pretende mantener la gobernabilidad. El país es todavía ineficiente en recaudación de impuestos. En 2004 el total de ingresos fiscales (aparte de los petroleros) ascendió a apenas 11.4% del PIB. No sólo son mucho menores que el promedio de los países de la OCDE (36%), sino también están por debajo del promedio para América Latina (13.7%). Una razón es que grandes sectores de la economía ­alimentos, medicinas, agricultura, industria pesquera y transportes terrestres­ están exentos del impuesto al valor agregado o tasa cero. La OCDE estimó que las exenciones cuestan hasta 2% del PIB en el rédito perdido, y también facilitan la evasión.

Pero el Congreso rechazó dos veces los esfuerzos del gobierno foxista por aumentar el IVA. Calderón dice que quiere simplificar las tasas impositivas y aumentar el número de contribuyentes, algo en lo cual el gobierno saliente ya ha hecho algún progreso. Calderón afirma que la reforma fiscal es una de sus dos principales prioridades legislativas, ya que le permitirá mayor margen de maniobra. Otra prioridad es la política energética, una más de un cúmulo de reformas estructurales que requiere la economía mexicana si pretende ser más competitiva y crecer más rápido.

Inclusive sin reformas, la economía no está cerca del colapso. Todavía es posible que el crecimiento promedie alrededor de 3.5-4% anual durante los próximos años. En efecto, Francisco Gil, secretario de Hacienda, sostiene que México podría seguir el ejemplo de España. Como México, España abrió su economía y desechó una normatividad autoritaria. Como México, España padece una anémica productividad, pero ha conseguido un crecimiento económico sostenido al combinar exportaciones de productos manufacturados a un vecino rico y poderoso con dinámicas industrias de la construcción y turística y un sólido sistema bancario.

El problema es que México tiene que superar a España si quiere reducir la pobreza y elevar sus niveles de vida lo suficiente para que sus jóvenes dejen de emigrar a EU. Ortiz dice sin rodeos que el crecimiento es "por completo insuficiente. Con mejores políticas públicas, podríamos crecer 5.5-6% por año. Ese es el reto. La solución es flexibilizar la economía". Pero eso significará enfrentarse con algunos poderosos intereses creados.

FUENTE: EIU

Traducción de texto: Jorge Anaya

 
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