Usted está aquí: lunes 27 de noviembre de 2006 Cultura Diemecke se despide de la Sinfónica Nacional

El Mesías, lo último que dirigió

Diemecke se despide de la Sinfónica Nacional

CARLOS PAUL

Invitando a cantar al público el Aleluya, de El Mesías, de Handel, como si fuera un especie de karaoke y dirigiendo su propia despedida, al ser interpretadas Las Golondrinas, fue como el director de orquesta Enrique Arturo Diemecke, luego de 16 años, se despidió de la conducción de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), en el Palacio de Bellas Artes, la tarde de este domingo.

Luego de concluir el concierto de casi tres horas, en el que se interpretó precisamente la monumental partitura El Mesías, de Handel, y con el que la OSN cerró su temporada 2006, acompañada de los coros de la Comunidad de Madrid, y Promúsica, y por las sopranos Rosa Elvira Sierra y Natasha Tarásova, además de Rogelio Marín (tenor) y Jesús Suaste (barítono); Diemecke, con la voz entrecortada por la emoción, agradeció a la agrupación.

"A los que aquí vi crecer y siguen jóvenes y a los que también vi retirarse y dejaron una dinastía en esta orquesta." Antes de invitar a todos los asistentes a terminar cantando juntos "con este karaoke", manifestó "que en el trabajo y en la vida se tienen que seguir dando pasos. Ello significa un avance, un progreso, que pueden ser las soluciones para que la situación pueda dar un paso hacia adelante". Tras expresar, asimismo, que la música es el mejor alimento del espíritu, de pie el público cantó el Aleluya. Terminando, Diemecke se retiró del escenario, pero regresó para escuchar Las Golondrinas, que él mismo se puso a dirigir.

El concierto comenzó entre algunos gritos del público: "no te vayas", "no te vayas" y un "ya se fue", a lo que el director de orquesta respondió "mí espíritu esta aquí".

Durante el concierto que fue ovacionado por los asistentes, para el anecdotario se distinguieron dos incidentes: una de las integrantes del coro sufrió un leve desvanecimiento sin mayores consecuencias, durante la segunda de las tres partes que integran la obra de Handel. En otro momento, al escucharse las armonías del ¡Aleluya! ¡Aleluya! decenas de personas se pusieron de pie y en voz baja corearon el fragmento musical.

"Me llevo en mi corazón y en mi espíritu los mejores y maravillosos recuerdos de haber trabajado con la OSN, que es lo que me va a ayudar a seguir creciendo en la carrera", comentaría el director posteriormente en entrevista con La Jornada. "Yo creo ­dijo­ que la OSN sí tiene un sonido Diemecke, es lo que uno busca, que se implante esa pasión, esa entrega en cada obra interpretada. Espero dejar un legado de respeto y amor por los compositores de todas las épocas y nacionalidades. Dejo, entre otras cosas, implantado un repertorio heterogéneo de compositores mexicanos, grabaciones, una nominación al Grammy Latino, por el disco Los conciertos para violín y piano, de Carlos Chávez. Y lo que me llevo, pues es todo eso."

 
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