Usted está aquí: domingo 26 de noviembre de 2006 Política Apoyo sin regateos, exige Calderón a AN; Espino le recomienda cómo gobernar

Anuncia el michoacano que fortalecerá las instituciones "por el rumbo de la paz"

Apoyo sin regateos, exige Calderón a AN; Espino le recomienda cómo gobernar

Acuerdos con opositores, propone el presidente electo

GEORGINA SALDIERNA, ROBERTO GARDUÑO

Ampliar la imagen El dirigente nacional del PAN, Manuel Espino, y el presidente electo, Felipe Calderón, durante la sesión del Consejo Nacional panista Foto: María Luisa Severiano

Felipe Calderón Hinojosa se sinceró con la cúpula del Partido Acción Nacional (PAN), a la que demandó comprensión y respaldo sin regateos para hacer frente a la "compleja situación política prevaleciente en la República.

"Por el bien del país, necesito el apoyo absoluto del partido, un apoyo firme y sin titubeos de sus militantes y sus dirigentes. Pido comprensión y respaldo. En esta hora dramática de la vida nacional, como presidente de la República pido el apoyo no para mí, sino para lo que represento; pido para el interés nacional, del que ahora mi gestión es responsable, apoyo claro, firme y sin regateos. Tengan seguridad de que en correspondencia, el mejor servicio que yo pueda hacer al PAN es ser un presidente de la República que cumpla y que pueda entregar buenas cuentas a los mexicanos".

Cobijado por los casi 200 integrantes del Consejo Nacional de su partido, que le dieron una sonora bienvenida batiendo palmas y con el coro de "¡Felipe, Felipe..!", el mandatario electo enunció su convicción de fortalecer las instituciones en el marco de la democracia, "por el rumbo de la paz, no por el de la violencia". Al aceptar que no gobernará con una mayoría parlamentaria en favor, adelantó la intención de buscar acuerdos y ampliar la corresponsabilidad de las tradicionales fuerzas políticas opuestas al panismo.

Tender puentes

"Hoy más que nunca se requiere sensatez y generosidad para tender los puentes necesarios a otras fuerzas políticas, con pleno compromiso con la nación; también la firmeza y la claridad del rumbo dado en la ley, para alcanzar el proyecto de país que queremos los mexicanos. Al no contar con la mayoría absoluta del Congreso, nuestro deber es construir acuerdos y buscar la ampliación de esa corresponsabilidad con otras fuerzas políticas, incluso con las que tradicionalmente hemos competido".

En medio de las evidentes y conocidas diferencias de forma y fondo con el dirigente nacional del PAN, Manuel Espino, Felipe Calderón solicitó a los panistas ingresar a una etapa de reforma con objeto de superar insuficiencias organizativas.

"Pienso que el partido también debe revisarse, debe recomponerse, ser capaz de reconocer con sencillez sus insuficiencias organizativas, programáticas o de representación ciudadana y ponerse cuanto antes a corregirlas. Fortalecer sus méritos, que lo han hecho ahora la principal fuerza política del país. Ver al PAN, precisamente, lanzado al futuro. Yo lo imagino como un partido implantado de manera homogénea en todo el territorio nacional, muy especialmente en el sur del país y en esta ciudad de México".

Tal llamado mantuvo el silencio en el auditorio Manuel Gómez Morín de la moderna sede de Acción Nacional. Aun así, sugirió un partido en el que todos los ciudadanos compartan "el anhelo de un México mejor, construido sobre la base de la dignidad humana, la justicia, la libertad, la democracia, la legalidad y la honestidad; que todos los mexicanos que creemos en ello nos sintamos aquí representados, respetados y poseedores de un espacio legítimo de participación. Un partido capaz de renovarse en la fortaleza de la ciudadanía, que aún espera afuera que nuestra institución sea un instrumento todavía más eficaz de participación en el servicio al bien común".

Al mediodía, Calderón Hinojosa utilizó la tribuna para agradecer el esfuerzo de todos los panistas que lo llevaron al triunfo. Recordó que un año antes se había comprometido a remontar la desventaja prelectoral, "y con el voto de 15 millones de ciudadanos prevaleció en la contienda democrática esta expresión de los principios humanistas y los valores que durante su historia ha defendido el Partido Acción Nacional. Todos debemos felicitarnos. El triunfo fue de todos y ahora la responsabilidad también es de todos".

Moderado, también aceptó "el contexto político complejo en el país", los grandes desafíos, que requieren "respuestas puntuales, porque no hay tiempo que perder". Y ahí se ubicó como gobernante para todos, no sólo de los militantes y simpatizantes de su partido.

"Asumamos nuestro deber hacia la nación. Ahora el mío será, y lo asumo con honor, ser presidente para todos los mexicanos, no sólo para los panistas. Sé que ustedes me entienden, porque está en nuestra mejor tradición de pensamiento el que, sin claudicar, sin renunciar a los principios en que creemos, tengamos desde el gobierno la necesaria visión del Estado que supere un espíritu de facciones".

Con tal visión, refirió la importancia de las instituciones, que "siempre podrán fortalecerse y adecuarse a los nuevos tiempos, pero en el marco de la ley y de las reglas que rigen a los mexicanos; siempre dentro de la democracia, nunca en contra de ella; siempre por el camino de la paz, no por el de la violencia", dijo.

Con el PAN, sana cercanía

A escasos días de asumir como presidente de la República, Calderón reconoció la problemática nacional, y para no enfrentarla solo, demandó respaldo a sus correligionarios.

"El gobierno que habré de encabezar a partir del próximo viernes exige más que nunca el apoyo decidido del partido y de su dirigencia. A toda la militancia, a todas las dirigencias estatales y nacional, a los legisladores, alcaldes y gobernadores emanados de Acción Nacional les pido su respaldo para encabezar con fuerza el trabajo de gobernar a México y salir adelante, como siempre hemos hecho.

"La situación política es compleja y exige de nosotros unidad; un partido que sepa mantenerse firme y desde esa firmeza respaldar el trabajo del presidente. La realidad nacional nos exige asumir con plena responsabilidad nuestra labor, y para ello debemos estar juntos, decididos y convencidos de que la unidad que queremos para México no será posible a menos que el partido y el gobierno trabajen de manera conjunta y organizada. Estoy convencido de que entre nosotros no debe haber sana distancia sino, en todo caso, sana cercanía. Tampoco debe haber únicamente la vinculación democrática que se tiene con cualquier gobierno, sino algo más. Entre el gobierno y Acción Nacional debe existir clara corresponsabilidad política para sacar adelante al país".

Tal relación intrínseca entre su futura administración y el PAN conllevará, a decir de Calderón, la corresponsabilidad a la hora de medir el éxito del gobierno.

"Compartimos también, amigos, la premisa de llegar al poder no por el poder mismo, sino para construir un mejor país; de ejercer el gobierno no meramente con la idea de una gestión eficiente, sino bajo los principios y valores por los que luchamos: la idea de ganar el gobierno sin perder el partido. Sólo así, sólo unidos, podremos tener un gobierno fuerte, respaldado por un partido fuerte y una militancia comprometida y abierta a la ciudadanía en todos los niveles".

Aplicar la ley sin indulgencia, sugiere el dirigente panista

La tolerancia debe circunscribirse al bien común, advierte

GEORGINA SALDIERNA Y ROBERTO GARDUÑO

El dirigente del Partido Acción Nacional (PAN), Manuel Espino Barrientos, transitó entre la contradicción, al llamar a las fuerzas políticas opositoras a Felipe Calderón Hinojosa a emprender la reconciliación nacional y, en un mismo discurso, recomendar al presidente electo ­cuando asuma funciones­ "aplicar la ley sin indulgencia".

Ante Calderón, con quien no comparte corriente ideológica dentro del PAN, y ante los integrantes del Consejo Nacional del partido, Espino se dio tiempo de elogiar con términos barrocos a Vicente Fox Quesada. La apología apenas fue reconocida por el presidente electo, porque con desgano aplaudió aquellas frases que para muchos sonaron huecas.

"Después de numerosas embestidas, abanderamos a un caballero que traía de los claustros góticos de Guanajuato motivos viejos de 200 años, que eran nuevos, porque en el pueblo seguía bullendo la gana de ser libre. Dimos la bandera a Vicente Fox Quesada; la tomó, como queriendo que se elevara unos centímetros más con su figura, y gritó: ¡cambio!, como queriendo evocar a quien en su misma tierra gritara alguna vez: ¡independencia! (...) Agradecemos a Vicente Fox por su buen desempeño como primer presidente emanado de Acción Nacional. Nos deja un país en mejores condiciones de como lo recibió. Es justo reconocerlo".

Con un costumbrista discurso de vencedor, el dirigente del panismo ponderó la pasada elección presidencial como "la más limpia, transparente y competida de la historia. Este sí, verdaderamente legítimo, es el efecto palpable de un compromiso de permanencia y fidelidad a los principios y valores que nos animan. Y es nuestro deber orientarlo hacia un porvenir más humano, en el bien común que queremos construir para la posteridad".

De distintas formas agradeció a Felipe Calderón, porque el PAN "se mira en usted; se verá reflejado en su gobierno". Y es que, ahora sí, el panismo será representado en la administración federal, en por lo menos nueve carteras del gabinete legal.

Discurso ambiguo

Para el dirigente del PAN, los militantes "ratificamos nuestra promesa de ver, ante todo, por el bien superior de la comunidad nacional, superando las discordias y la indolencia que sugieren como tónica de la convivencia política quienes se asumen como nuestros adversarios, aun después de la contienda. Nuestra oportunidad no está en la confrontación ni en la crítica a la oposición, sino en la búsqueda de acuerdos mediante el diálogo y la tolerancia".

Desde la tribuna panista, pidió a los partidos políticos superar resentimientos pasados y evitar odios futuros, recobrar el aprecio por la armonía en la pluralidad, el diálogo para la paz, el orden y el respeto a la ley para la justicia social.

En ese mismo párrafo del discurso la emprendió contra las fuerzas opositoras al panismo. Pretendió dar cátedra de teoría política: "En un estado de derecho, la libertad sólo puede considerarse legítima y auténtica cuando respeta la libertad de los demás en el respeto a la ley. Por eso, si el propósito de quienes se dicen nuestros enemigos, como muchos se definen públicamente y aun se ufanan de ello, es destruir a todo trance, hasta los cimientos si es posible, nuestra democracia y nuestro derecho a convivir en paz, si a pesar de haber jurado guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen, algunos de ellos insisten en la violencia o el desprecio a la legalidad, nosotros no debemos olvidar que somos los primeros e inmediatos obligados a impedirles que en su rebeldía se atrevan a todo, sin límites, y vayan por delante de la autoridad que, legitimada en las urnas, tenemos los mexicanos: la del gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa".

Con ironía, describió que "si bien es cierto que por prudencia política estamos obligados a la tolerancia, ésta debe quedar circunscrita a los límites requeridos por el bien público; si la tolerancia daña ese bien público o causa al Estado mayores males, deja de ser lícita, porque atenta contra el bien común.

"Desde el partido y desde el gobierno, los panistas debemos evitar con sumo cuidado dos vicios contrarios: usurpar el nombre de la prudencia e incurrir en la temeridad; cuidémonos de caer en la cómoda posición de no aplicar decididamente la ley, con el falso argumento de evitar que se exasperen los ánimos de quienes, asumiéndose nuestros enemigos, perjudican la sana convivencia de los ciudadanos y afectan sus intereses y derechos.

"(...) No podemos caer en la ambigüedad de lamentar la falta de respeto a las instituciones y despreciar los actos de violencia que atentan contra el orden social y, al mismo tiempo, con excesiva indulgencia y disimulo perjudicial, permitir que se agraven los males y dar cauce a la impunidad frente a la exigencia legítima de quienes nos piden ponerle remedio. No podemos prestar oídos a quienes no quieren que se ponga en entredicho la acción de gobierno, pero al mismo le sobran pretextos para indignarse contra el ejercicio de su autoridad con apego a la ley".

Luego de la demanda que hizo Felipe Calderón a su partido, el Consejo Nacional aprobó ayer por unanimidad un pronunciamiento en el que manifiesta expresamente su respaldo al presidente electo y su apoyo decidido e irrestricto a las iniciativas de gobierno que emprenda a partir del primero de diciembre.

El documento ­dado a conocer por el secretario general, José Espina­ invita a militantes y dirigentes de todo el país a llevar a la práctica "el mejor ánimo de cooperación y apoyo a la próxima administración federal" que encabezará el panista.

En los considerandos del pronunciamiento se sostiene que debe haber corresponsabilidad entre los gobiernos emanados del PAN y las dirigencias partidistas, para concretar las plataformas electorales.

Aunado a ello, se manifiesta que la autonomía orgánica del partido para todo lo relativo a la conducción de los asuntos internos ha tenido la opinión de los militantes con responsabilidades de gobierno.

También se menciona que es necesario perfeccionar los mecanismos de comunicación y coordinación entre partido y gobierno para coadyuvar a una gestión exitosa de la próxima administración federal. Su éxito representará una fortaleza para el PAN, se subraya.

En breves declaraciones, Manuel Espino dijo que la "sana cercanía" que ha tenido el blanquiazul con el presidente Vicente Fox Quesada la habrá con Felipe Calderón.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.