Usted está aquí: domingo 26 de noviembre de 2006 Opinión Bajo la Lupa

Bajo la Lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Doce características de la "quinta era del Medio Oriente" post-EU, según el CRE

Ampliar la imagen "Irak permanecerá caótico" con el peligro de una guerra civil que se desparrame a los países vecinos, según Richard Nathan Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores. En la imagen, residentes de Bagdad junto al féretro de un familiar asesinado el viernes pasado Foto: Reuters

En su artículo en Foreign Affairs ("Nuevo Medio Oriente"; nov-dic/06), Richard Nathan Haass, presidente del influyente Consejo de Relaciones Exteriores (CRE), que dio pie a su relevante entrevista a la revista alemana Der Spiegel (ver Bajo la Lupa, 19/11/06), define "cuatro eras" que no necesariamente serán aceptadas por sus moradores regionales, pero que dejan permear el común denominador de su control foráneo "occidental": la "primera era" en su etapa "moderna" ­que inicia, a su juicio, en 1798, con la expedición de Napoleón a Egipto (como asientan los "orientalistas" occidentales que tanto criticó Edward Said), mientras para otros se gesta con el acuerdo entre el imperio otomano y Rusia en 1774­ "concluye al final de la Primera Guerra Mundial, con el derrumbe del imperio otomano, el ascenso de la república turca y la división de los estragos de la guerra entre los victoriosos europeos"; la "segunda era colonialista" de Gran Bretaña y Francia concluyó con la crisis del canal de Suez en 1956, de acuerdo con el portentoso historiador libanés Albert Hourani ("Quien controla el Medio Oriente controla el mundo"); la "tercera era" de competencia bipolar entre Estados Unidos (EU) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, cuando la "guerra de junio de 1967 cambió para siempre (¡súper-sic!) el balance de poder" y que concluyó con el fin de la guerra fría que da inicio a la "cuarta era" de la unipolaridad de EU que acabó primordialmente como consecuencia de la aventura militar en Irak, al unísono del "unilateralismo israelí", el "radicalismo islámico" y la globalización.

A su juicio, la "quinta era" post-EU será conformada por 12 características ­a veces contradictorias entre sí y muy criticables por ser excesivamente americanocentristas al no tomar en cuenta la interacción de actores regionales relevantes como Irán, Egipto, Arabia Saudita, Turquía y Pakistán:

1. "Estados Unidos gozará de mayor influencia que otro poder foráneo, pero su predominio será disminuido.

2. "EU será cada vez más desafiado (sic) por las políticas exteriores de extraños" (¡súper-sic!). Las políticas de la Unión Europea (UE), Rusia y China serán diferentes a las estadunidenses por intereses diversos, dependiendo de los casos específicos de Palestina, Irak e Irán.

3. "Irán será uno de los estados más poderosos de la región", con aspiraciones imperiales. Admite que el cambio dramático pronosticado a su interior resultó erróneo.

4. "Israel será (sic) el otro Estado poderoso en la región", con una "economía moderna capaz de competir globalmente. El único Estado en Medio Oriente con arsenal nuclear con la mayor fuerza militar convencional". Toma nota del "desafío multidimensional a su seguridad", así como de su posición estratégica más endeble tras la ocupación veraniega de Líbano: "Su situación se deteriorará más, con la de EU, si Irán desarrolla armas nucleares". Soslaya que Israel es un Estado subsidiado por los contribuyentes estadunidenses y la poderosa diáspora hebrea, ni dice que Israel es el Estado deslocalizado (outsourced) "número 51" de EU, o quizá al revés: que EU sea el "segundo Estado" deslocalizado de Israel.

5. Elimina la posibilidad de cualquier "proceso de paz viable": el gobierno de coalición encabezado por el partido Kadima es muy débil y Estados Unidos ha perdido su capacidad de negociador creíble, mientras el liderazgo palestino se encuentra atomizado. Haass se mantiene en la línea de pensamiento del "viejo" Medio Oriente, porque un "proceso de paz viable" pasa en la posmodernidad por la asimilación de Irán como potencia nuclear responsable, la solución realista del contencioso palestino y la coexistencia pacífica con Israel, lo que equivaldría a un verdadero "nuevo" Medio Oriente que podría transformarse al estilo de la UE como un emergente bloque geoeconómico poderoso conformado por persas y semitas (que integre a los árabes desde luego). Israel debe cesar de acaparar unilateralmente todo a cambio de nada. Mejor dejemos de soñar.

6. "Irak, tradicionalmente un centro del poderío árabe, permanecerá caótico" con el peligro de una guerra civil que se desparrame a los países vecinos.

7. "El precio del petróleo permanecerá elevado" debido a la "fuerte demanda de China e India, el éxito limitado en reducir el consumo de EU, y la posibilidad continua de un recorte del abasto. Su precio es más probable que exceda 100 dólares el barril a que disminuya debajo de 40 dólares, de lo que se beneficiarán Irán, Arabia Saudita y otros importantes productores en forma desproporcionada (sic)". Haass, sin saberlo, se adhiere a la tesis multidimensional de nuestro libro Los cinco precios del petróleo, donde destaca el factor geopolítico unidimensional.

8. Proseguirá el "mundo de las milicias" (mejor dicho la hezbolización).

9. "El terrorismo, definido" como "el uso intencional de fuerza contra civiles en la consecución de objetivos políticos", será una de las características de las "sociedades divididas".

10. "El Islam llenará el vacío político e intelectual del mundo árabe", en medio de las "tensiones entre chiítas y sunitas" (nota: el sueño de la banca israelí-anglosajona de ajena matanza generalizada).

11. "Los regímenes árabes permanecerán probablemente autoritarios y se volverán religiosamente más intolerantes y antiestadunidenses", con el riesgo de un "efecto dominó". ¿A poco la teocracia hebrea es más tolerante y menos religiosa y fundamentalista?

Y 12. "Las instituciones (sic) regionales permanecerán débiles". En este rubro Haass se extravía y expectora una serie de dislates como que la "Liga Arabe excluye a los dos más poderosos estados de la región, Israel e Irán". Pues sí: porque entonces cesaría de ser "árabe". Exagera demasiado la colisión dizque irresoluble entre Irán y los 22 países árabes, lo cual no es tan fatídico como muestran las excelentes relaciones entre Irán y los únicos tres países árabes de la costa oriental del mar Mediterráneo, así como con la mayoría de las petromonarquías ribereñas del golfo Pérsico, no se diga con Argelia, relevante país árabe en la costa occidental del Mediterráneo.

Del total de las 12 características, las seis primeras son una verdadera perogrullada que pecan sesgadamente de americanocentrismo, para no decir israelocentrismo; los cinco últimos son de relleno e irrevocablemente deterministas; y, a nuestro humilde entender, la única trascendentalmente relevante es la séptima, donde aborda el futuro del petróleo en forma furtiva, pero muy certera (curiosamente, el área que no es de su especialidad fenomenológica).

El peor enemigo de la estabilidad y la prosperidad de "Medio Oriente" en su conjunto, sea "viejo" o "nuevo", incluyendo la viabilidad del Estado hebreo, lo representa Estados Unidos debido a su dependencia petrolera y su consumo desmedido que han sobrecalentado literalmente al planeta en términos militares y climáticos. El grado y nivel de la decadencia global estadunidense marcará proporcionalmente el destino de esa región martirizada por poseer las mayores reservas de petróleo del planeta que no pudieron enajenar la banca israelí-anglosajona ni sus apéndices trasnacionales.

 
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