Usted está aquí: domingo 26 de noviembre de 2006 Deportes ¿La fiesta en paz?

¿La fiesta en paz?

Leonardo Páez

Nuevo juez en la México

EN EL SUBDESARROLLO taurino que decidimos tener mucho antes de que el gobierno del cambio iniciara sus desfiguros, no obstante que el país mal que bien produce toros, toreros, plazas y público potencial, el espectáculo ha carecido de tres ingredientes básicos: profesionalismo, organización y autoridades, de ahí que el surgimiento de empresarios y promotores con rigor de resultados sea todo un acontecimiento.

PERO OTRO ACONTECIMIENTO ­siempre en este contexto de deliberado subdesarrollo del espectáculo taurino que se quiere sustentar en la autorregulación y no en la ley­ lo constituye el ataurino Gobierno del Distrito Federal, cuando, en un despliegue de audacia, se decide a destituir un juez de plaza y nombrar otro.

ALGO TAN SENCILLO en la antigua región más transparente se vuelve motivo de indignación y protesta de la Asociación de Empresarios Taurinos y de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros ­gremios identificados con una enana percepción de la tradición taurina de México­, que luego de conocer la decisión del gobierno de la ciudad, anunciaron ofendidos su renuncia a la Comisión Taurina del Distrito Federal, arguyendo, empresarios y subalternos, que "no se les había tomado en cuenta en esa decisión".

EL SAINETE SE torna más divertido cuando, jugando al detective, los aficionados hacen dos preguntas elementales: Una, ¿qué intereses de la empresa de la Plaza México salvaguardaba el destituido juez Jorge Ramos para que se exaspere tanto la asociación de empresarios con la destitución? Y otra, ¿las autorreguladas empresas taurinas del país van a decirle a la autoridad quiénes y cuándo debe ocuparse un cargo que la represente en los cosos?

LA COMISION TAURINA del Distrito Federal ­inoperante órgano de consulta y apoyo del jefe de Gobierno que cuando ha sugerido multas y sanciones por violaciones al reglamento sólo ha hecho el ridículo, como en el caso de Enrique Ponce­ de pronto se desamodorró y en días pasados propuso a Alejandro Encinas la remoción de Ramos y el nombramiento de Roberto Andrade para sustituirlo.

EN CONFERENCIA DE prensa, el 21 de noviembre, la Comisión Taurina informó que en distintas ocasiones Jorge Ramos había violado el reglamento y que, recientemente, para la segunda corrida de la temporada, reseñó un toro que previamente había sido rechazado.

AL NUEVO JUEZ, Roberto Andrade, los afectados se apresuraron a llamarlo inexperto, recomendado y otras lindezas, en tanto el sobrino-nieto de quien fuera juez de la México en la segunda mitad de los años 40, Lázaro Martínez (a quien en alguna ocasión, por algún error, le sacaron una manta con la evangélica leyenda: "Lázaro, levántate y vete" y el hombre se levantó y se fue para no volver), a su poca experiencia añadió un sentido claro del ejercicio de la autoridad y de entrada rechazó dos reses del encierro de San Martín, que hoy se lidia.

INTERESANTE COMIENZO ENTRE tantas lamentaciones de los autorregulados.

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