Comunicado de organismos de Naciones Unidas
Indocumentadas, más vulnerables a las agresiones y la explotación
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Una mujer reza en recuerdo de migrantes que han perdido la vida
Foto: Archivo J. Guadalupe Pérez
Ginebra, 24 de noviembre. Las mujeres migrantes, sobre todo las indocumentadas, son las más vulnerables a la violencia y a la explotación de las redes criminales de tráfico de personas, confirmaron varias organizaciones de las Naciones Unidas, la víspera de conmemorar el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.
Ninguna región del mundo, ni país o cultura ofrece la seguridad de que la mujer estará libre de violencia. Las migrantes, independientemente de su estatus, deben recibir la protección de los estados, y tener la opción de migrar sin miedo de violencia, discriminación o prejuicio a su dignidad humana.
En un comunicado emitido por la Alta Comisionada de los Derechos Humanos, Louise Arbour de la relatora especial del Consejo de los Derechos Humanos sobre la Violencia contra las Mujeres, Yakin, Erturk, y el relator especial para los Derechos Humanos de los Migrantes, Jorge Bustamante, se constató que la violencia contra las migrantes emerge cada vez más como una preocupación de derecho humano trasnacional, sobre todo cuando se carece de pasaporte.
Son éstas, las indocumentadas, las más vulnerables a la violencia, a la explotación y al tráfico de personas porque temen la deportación si buscan la protección legal para su residencia o para una denuncia. Son muy pocos los países que les ofrecen esa oportunidad.
Cien millones de mujeres son migrantes, la mitad del total lo hacen para trabajar, para reunirse con sus familiares o para buscar una mejor oportunidad de vida, o son empujadas por profundas desigualdades de género o porque la pobreza se ha feminizado. El proceso de migración es potencialmente una experiencia de empoderamiento que les permite encontrar nuevas oportunidades.
Sin embargo, la migración no las libra ya, como otrora, de otras formas de violencia como la mutilación genital o los matrimonios forzados; además, las migrantes son sujetas a pruebas de embarazo y al despido si no abortan; al otro extremo hay países que prohíben la salida de sus nacionales femeninas para protegerlas del tráfico y la violencia, con lo que las orillan a caer en las redes criminales de contrabando de personas.
Hay países con restricciones a las trabajadoras domésticas que carecen del recurso y de la protección laboral; en otros, las reglas cada vez más restrictivas para la migración por razones de reunificación familiar son injustas para las mujeres y en ciertos casos, el retraso en obtener un permiso de residencia independiente puede ser una trampa para caer en relaciones de pareja en las que serán violadas y explotadas.
La relatora especial sobre el Tráfico de Personas, Sigma Huda, llamó al mundo a erradicar toda forma de violencia física, moral o sicológica contra la mujer.
Huda puso énfasis en la "nueva versión tecnológica de la violencia: la pornografía online" con la que, producción, distribución y recepción de imágenes de explotación sexual ha pasado a ser simple, barata y extenso.
Por su parte, el presidente de la Unión Interparlamentaria, Pier Ferdinando Casini, llamó a todos los parlamentos a intensificar la lucha contra la violencia de género "uno de los obstáculos más importantes para el avance de las mujeres, lo cual es una violación fundamental a sus derechos y una afrenta a los principios democráticos de toda nación".