Usted está aquí: viernes 24 de noviembre de 2006 Cultura Los nicaragüenses ahora sí hablan para defender su dignidad: Lourdes Pallais

Charla de la periodista con La Jornada sobre la historia reciente de su país

Los nicaragüenses ahora sí hablan para defender su dignidad: Lourdes Pallais

Anuncia que su novela Prisionera de mi tío, parte de una trilogía, circulará en México

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Ampliar la imagen La periodista Lourdes Pallais retrata la vida de Nicaragua durante la dictadura a partir de su parentesco con los Somoza Foto: José Antonio López

La gran diferencia con la época de la dictadura de los Somoza es que hoy los nicaragüenses sí saben lo que es su dignidad. Hoy sí hablan, expresa la periodista María Lourdes Pallais, autora de Prisionera de mi tío: ficción y memoria con sello Somoza, ganadora del Premio Centroamericano Rafaela Contreras 2006 y de próxima aparición en México.

En esa novela, segunda de una trilogía, Pallais retrata la vida en Nicaragua durante la dictadura contándola desde dentro por el parentesco que la unió a los Somoza: es sobrina de Anastasio Somoza García y Anastasio Somoza Debayle.

Con los Somoza, narra Pallais, ''Nicaragua era un país totalmente dominado por Estados Unidos, cuyos líderes fueron seleccionados y entrenados por Washington. Un pueblo pasivo, la gente no sabía cuáles eran sus derechos; no hablaban, con tal de que les dieran algo de comer, no criticaba, había una violencia contenida, mucha gente alcohólica por frustración, una pobreza escondida que no se veía a menos que te fueras a trabajar a los barrios pobres.

''Ahora es la misma pobreza, la misma falta de educación, salud; pero la gran diferencia con la época de Somoza es que la gente habla. Hoy sí sabe lo que es su dignidad. El sandinismo que yo conocí ­no del partido, sino del Frente Sandinista­ fue un movimiento que, al margen de todos los destrozos que le hizo la guerra con Estados Unidos y los errores que cometió, sí logró dar a las personas el derecho de hablar, de criticar, de saber cuáles son sus derechos, su dignidad."

Amores, odios y obsesiones

La historia de Nicaragua es la protagonista silenciosa de una trilogía que comenzó con la novela-testimonio La carta (publicada por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1996), y que ahora continúa con Prisionera de mi tío... que a la par de la ficción tiene elementos autobiográficos y cuya protagonista se llama Claudia.

En La carta, Claudia hace una revisión de los ideales que la conquistaron en la revolución; en Prisionera... Claudia es niña y cuenta lo que significó vivir dentro de la familia Somoza, las ventajas de ser una de las favoritas de Somoza García y después cómo va perdiendo un poco esos privilegios con la llegada de Somoza Debayle. En su niñez, dice la escritora y periodista nicaragüense, Claudia ''fue víctima del poder y perdió. Rompe con la familia, con todo lo que ello significa, es decir, también fue un rompimiento político".

En la parte que falta de su trilogía, en proceso de escritura, tras ese rompimiento ''Claudia se sumerge en un intenso amor romántico y pierde".

Prisionera de mi tío ''no sólo es una novela, en ella hay elementos de la realidad, con nombres reales. Recurrí a este género porque me permite jugar con la ficción y la realidad. No soy historiadora, soy periodista. En este libro las cosas son reales, pero tienen una cuota de fantasía e imaginación que no habría podido usar en una crónica o un reportaje", señala la autora, quien reconoce que a lo largo de las páginas su vida se mezcla con la de Claudia.

Sin embargo, aclara, ''yo no me enamoré de mi tío. Es en parte autobiográfica, como ocurre con los personajes de casi todos los escritores. Hago un parangón tan obvio que muchos piensan, '¿se habrá enamorado ella?' Pero no, Claudia es un personaje creado por mí, inspirado en mis vivencias, en mis pasiones, que han sido alimentadas por amores, odios y obsesiones.

Es a partir de dos obsesiones que Lourdes decide dar su testimonio novelado: la primera es el asesinato de su hermano, Marcel, en octubre de 1979, que tuvo amplia cobertura en los medios por ser el único cercano a los Somoza que se unió a la causa sandinista. El homicidio aún no ha sido aclarado y al respecto existen tres versiones: para los somocistas fue ejecutado por los sandinistas, mientras éstos responsabilizan a los seguidores de los Somoza. La tercera teoría es que se trató de un asesinato callejero. Ella vivía en Estados Unidos y regresó a Nicaragua para el funeral.

Su segunda obsesión es el movimiento revolucionario. A partir del asesinato de su hermano ­narra Lourdes Pallais­ ''me empapé de todo lo que tenía que ver con Nicaragua y con la revolución. Renuncié a la Associated Press y me dediqué al freelance con tal de que ese trabajo me llevara a Nicaragua. Me convertí en experta y simpatizante de los sandinistas, pero crítica. En realidad era simpatizante cien por ciento, pero quise mantener mi actitud crítica para que me contrataran".

Fue entonces cuando escribió un testimonio sobre la revolución sandinista, desde la perspectiva de un familiar de los Somoza que simpatiza con ese movimiento, destinado al público estadunidense.

Ese documento no se publicó, pero sí dio origen a La carta, y de ahí la necesidad de seguir narrando la historia reciente de Nicaragua.

 
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