Usted está aquí: jueves 23 de noviembre de 2006 Espectáculos La inspiración es ligera de cascos, pero logré que se quedara en casa: Sanz

"El tren de los momentos tiene buena tripulación y los pasajeros son los masca"

La inspiración es ligera de cascos, pero logré que se quedara en casa: Sanz

Me pone hacer una revolución solidaria que salve vidas, señala el intérprete español

JORGE CABALLERO

Desgarbado, luciendo una tímida barba que deja asomar algunas canas; con pantalones de mezclilla, de buen ánimo y bebiendo agua embotellada, el músico español Alejandro Sanz sostiene una charla con La Jornada. El motivo: la aparición de su séptimo disco original, que lleva el título El tren de los momentos, y reúne su trabajo musical de los pasados dos años y medio, concretado en 10 cortes. Encendiendo un cigarrillo y aún padeciendo el jet lag que produce un viaje aéreo trasatlántico, Sanz abre la conversación: "Al hacer este disco me di cuenta de que la inspiración es muy ligera de cascos... es muy golfa, pero en este disco se quedó en mi casa. Me permití el lujo de no salir de mi casa a las 3 de la mañana para ir al estudio a grabar algo que se me había ocurrido. Me tomé mi tiempo".

El cantante se acomoda en su silla y agrega: "Cuando acabé El tren de los momentos sentí que había hecho un disco completo; no eran únicamente 10 canciones juntas, sino que formaban una sola obra. Cuando elegí el título todo hizo clic, todo embonó, todo cobró forma. El hilo conductor del disco no es evidente, no cuenta una historia de principio a fin, tiene que ver más con la forma de cómo viví en el momento que compuse las canciones".

Dando una larga calada a su cigarro para después soltar el humo azul, Sanz dice, refiriéndose a los pasajeros invitados en su disco: "Shakira sería la maquinista, Juanes el revisor y Calle 13 los boleteros... Los pasajeros son todos los que se quieran subir, porque sin pasajeros no habría tren ni viaje. Estos pasajeros, prefiero llamarlos los masca (los más cabrones, precisa) son los que le dan sentido al disco; porque ni Alex de Maná es el mejor baterista del mundo, ni Juanes es el mejor guitarrista del mundo, ni Shakira es la mejor cantante que existe, pero son muy peculiares. La peculiaridad me gusta más que el virtuosismo".

Evolución creativa

Depositando la ceniza en un plato blanco que sirve de cenicero, el español refiere que lo que ha evolucionado en su trabajo creativo es: "La seguridad en mi trabajo. Ahora trabajo solo. Grabo mis canciones y no recurro a la tabla de salvamento que significa un buen ingeniero de sonido. Prefiero hacer ese proceso solo porque es la única forma de que no pierdas de vista tus canciones; si te rodeas de gente para hacerlo cada uno le aporta algo de sí mismo y al final las canciones terminan pareciéndose a otra gente, no a ti. A algo que tú no eres".

Sanz da la última fumada a su cigarro y apaga la colilla en el plato, pero no del todo; una parte de la brasa desprende un delgado hilillo de humo mientra él dice: "El cambio que sufrió el disco desde su concepción hasta su realización no fue tan brutal como en los anteriores. Aprendí que el silencio es tan importante como una nota; si no respetas esos silencios se vuelve una cosa imposible de escuchar, y yo los respeté".

El músico pone el plato con los restos del cigarro en el piso, se reacomoda en la silla y dice que para él "los trenes son una forma auténtica de viajar, lo que vives en medio desde que lo abordas hasta que te bajas: la gente que se roza en los pasillos, las historias que se juntan, que cuando te asomas por la ventanilla siempre hay algo o alguien que quizá comparte las mismas obsesiones que tú, donde la gente cuenta cosas que no revelaría en otras circunstancias... porque tienen mucha nostalgia y melancolía; a mí los trenes me producen una sensación de vida intensa".

Destapa su botella de agua, da un largo sorbo, vuelve a tapar el recipiente y dice: "El tren de los momentos incluye todas las estaciones que se puedan imaginar. Hay una cosa en la que creo y es fundamental: el que escucha también compone. Ahora que estaba haciendo el EPK del disco me pedían que hablara de cada canción, pero no pude. Llevaba dos años y medio haciendo las canciones, he contado todo lo que puedo decir en ellas... hay mucho de improvisación, de lo que traía dentro en ese momento, no quería sentirme rehén del adorno o perderme en la semántica. Las estaciones que se pueden encontrar en este disco son las que el público quiera y ponerles el nombre que elijan: la estación Siempre, la estación Jamás, la del No, la del Para nada".

Cruzando la pierna derecha Sanz abunda: "Me gusta mucho la pintura, yo también pinto y Picasso decía que el tiempo también pinta y no como metáfora sino como verdad, porque con el tiempo la pintura se acomoda y se va viendo diferente; entonces, en el caso de la música es lo mismo, entonces en este tren el cierre perfecto es que cada uno le ponga algo... porque para eso sirve hacer canciones, para hacer poesía de las cosas más feas o para traer o afianzar recuerdos, de esta forma este disco es un viaje. Hay gente que me ha escrito diciendo que cuando escucha el disco viaja".

Sanz enciende otro cigarro y exhalando el humo de la primera fumada se refiere a si se vale que los músicos puedan opinar de cualquier tema, a propósito de las críticas que ha hecho a los mandatarios de Venezuela, Cuba y Estados Unidos: "No sé si los artistas puedan opinar de todo... ¿los periodistas pueden preguntar de todo? Tampoco lo sé, lo único de lo que estoy seguro es de que nadie se ha muerto por una palabra. Yo emito mi opinión y hay quienes opinan que no debo opinar, y yo opino que no deben opinar de lo que yo opino. Estoy en contra de todo lo que sea dictadura, sean de derecha o de izquierda. Soy de centro radical. Pienso que el hombre se muere antes de estar preparado para ser presidente de algo, necesitamos vivir 500 años para estar preparados para gobernar... No digo que la democracia sea el mejor régimen del mundo, pero es lo que hay y todos deben jugar en ella. Ahí tenemos el caso del pasado gobierno de España, que cometió el error de no estar con su pueblo y lo pagó. Más que la política, me pone más hacer una revolución solidaria que una bolivariana o bananera. Una revolución que salve vidas, no ver quién tienen más dinero o armas".

 
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