Usted está aquí: jueves 23 de noviembre de 2006 Deportes Ciclistas amateurs establecerán el registro nacional del DF a Acapulco

Clara Tavera y Adrián Durán contarán con el aval oficial

Ciclistas amateurs establecerán el registro nacional del DF a Acapulco

Paula Mónaco Felipe

Por la libre, sin apoyo de ningún tipo e impulsados por el desafío de vencer sus propios límites, Clara Tavera Juárez y Adrián Durán Tapia se montaron en sus bicicletas en febrero pasado y recorrieron de un solo "jalón" los 434 kilómetros que separan a la ciudad de México de Acapulco.

"Decidimos hacerlo porque era un reto, porque nadie se animó" dicen con naturalidad. "A mí siempre me ha gustado lo difícil", afirma Durán. "Una sola persona creía que llegaría, y no era yo", apunta Tavera.

Los ciclistas, aficionados en vías de profesionalización, aseguran que lograron su objetivo más por actitud mental que por capacidad física y admiten que durante la prueba sintieron el cansancio de las 18 horas 54 minutos de pedaleo, interrumpidas sólo en tres paradas para ir al baño.

"Cuando llegamos dijimos 'nunca más', pero después de dormir un rato decidimos volver a intentarlo con apoyo".

Clara, de 36 años, relata que durante tres meses realizó gestiones para conseguir el aval de la Federación Mexicana de Ciclismo (FMC).

Al no recibir más que la exigencia de pagar siete mil pesos para contar con la presencia de árbitros decidieron concretar la travesía por sus propios medios.

Lo hicieron en febrero de 2006 con la compañía de familiares, amigos y la asistencia de Mary Carmen Aguayo, estudiante de quinto semestre de medicina.

Sin embargo, la situación cambió con la designación de Armando Becerra en la FMC, quien, afirman, "llegó con nuevas ideas, con la mente más abierta".

En fecha por confirmar, probablemente febrero de 2007, Tavera y Durán repetirán el recorrido con el objetivo de marcar el récord nacional de ruta en tiempo y distancia.

Esta vez contarán con el aval oficial, el patrocinio de la empresa Benotto en cuanto a refacciones y se coordinarán con la fundación Paty Guerra para dar un fin social al desafío.

Así, la prueba será técnicamente profesional y no obtendrán ganancias monetarias sino la gestión de fondos para donar a organizaciones que apoyan a la infancia.

"No buscamos ganar dinero, el desafío nos ayuda a ayudar", concluyen.

 
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