Usted está aquí: viernes 17 de noviembre de 2006 Política La protesta

Luis Javier Garrido

La protesta

La historia moderna de México puede estar dando un vuelco significativo a consecuencia de la situación social crítica en la que Vicente Fox está dejando al país, de la cual Oaxaca sólo es un ejemplo, y de la decisión de muchos miles de mexicanos de oponerse a que una minoría siga disponiendo de manera ilegal e ilegítima de la nación.

1. Andrés Manuel López Obrador protestará ante el pueblo mexicano el 20 de noviembre en la Plaza de la Constitución como presidente legítimo de México, con la certeza de haber ganado las elecciones presidenciales del 2 de julio y la convicción de que tiene la responsabilidad de cumplir con el mandato conferido por los mexicanos para velar por los intereses de la nación y defender los derechos de las mayorías. Felipe Calderón, a quien la oligarquía salinista busca imponer como gobernante espurio para que le sirva de instrumento, pretende protestar el 1º de diciembre, pero no sabe cómo ni dónde hacerlo por la imposibilidad de llegar al Palacio Legislativo de San Lázaro si no es mediante la protección de las fuerzas armadas ante el repudio creciente hacia su pretensión ilegítima.

2. López Obrador bien pudo seguir el camino de otros candidatos presidenciales a los que en el curso del siglo XX por la vía del fraude electoral se les impidió llegar a la Presidencia ­y pronto olvidaron las responsabilidades adquiridas por la vía del sufragio: negociando con el poder a sabiendas de que el voto ciudadano no es negociable y vendiéndose a cambio de prebendas y negocios, o abdicando de su deber­, y no lo hizo, lo que algunos empiezan a aquilatar. Porque de José Vasconcelos en 1929 a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, la historia ha estado marcada por derrotas del pueblo en buena medida atribuibles a los dirigentes políticos corruptos y agachones de cada momento histórico, pero ahora es diferente.

3. La decisión de la convención nacional democrática de reconocer en López Obrador al presidente legítimo y oponerse por todos los medios pacíficos a la instauración de un gobierno de facto y a sus posibles acciones cambia el proceso político del país. El cambio que vive México es de enorme trascendencia, pues, al mismo tiempo que sectores más significativos del pueblo no están dispuestos a seguir siendo manipulados por el poder, hay dirigentes sociales, políticos y sindicales que abandonan la tradicional actitud de doblegamiento y están dispuestos a luchar con el pueblo, y eso abre un escenario de esperanzas.

4. La desenfrenada campaña oficial, que pretende hacer aparecer como irresponsables las acciones de resistencia civil, quiere desconocer que no sólo son un derecho, sino un deber de los mexicanos en una situación tan grave como la actual. Calderón no ganó la elección y una minoría lo trata de imponer por la vía del burdo fraude electoral, que ahora violenta la soberanía popular, quebranta la legalidad de la República y compromete la viabilidad del país por muchos años. Y se le pretende sentar en la silla presidencial para terminar de desmantelar el sistema constitucional de derechos colectivos y sociales que tutelan al pueblo mexicano y permitir la entrega del control absoluto de los recursos fundamentales de la nación al capital trasnacional.

5. La aprobación de las modificaciones constitucionales y legales del paquete de "reformas estratégicas" sería el fin de la viabilidad de México como nación independiente por muchas décadas y el sometimiento de varias generaciones de mexicanos a un escenario de miseria generalizada.

6. Calderón representa lo que los mexicanos repudiaron en las urnas en 2006: desde la permanencia de un sistema de poder fundado en la simulación, la corrupción y el crimen hasta una política económica y social definida para que prevalezcan los privilegios de unos cuantos sobre los derechos de la mayoría. De lograr instaurársele presidente espurio, sería el primer gobernante abiertamente señalado por gravísimos delitos desde antes de llegar al cargo: desde tráfico de influencias en beneficio de una red de parientes y amigos durante los meses en que estuvo al frente del sector energético hasta los cometidos para falsificar el resultado de la elección, incluyendo peculado.

7. ¿Cómo podría un individuo así tener la autoridad moral mínima necesaria para ejercer el cargo? En su afán declaratorio, Calderón pretende que va a moralizar la administración pública, y muchos se burlan de él una y otra vez: ¿él, un hombre señalado corrupto junto con su parentela? Aún en estos días, nuevos escándalos de corrupción señalan a su cuñado Diego Hildebrando en el caso de Isosa (Proceso 1564).

8. El México de Fox y Calderón no tiene ya viabilidad, porque el pueblo no lo soporta. Fox termina un sexenio marcado por políticas antinacionales y antipopulares y por el deterioro del entramado institucional, y escándalos de corrupción: las secuelas del financiamiento delictivo de su campaña en 2000 y del tráfico de influencias que conllevó, los intentos de despojo a los campesinos de San Francisco del Rincón (Guanajuato) y de El Tamarindillo (Michoacán), las innumerables tropelías de los hijos de Marta Sahagún y de su propio hermano Juan Pablo, las francachelas presidenciales en casas de militares de la base naval de Icacos que relata Anabel Hernández en Fin de fiesta en Los Pinos (Grijalbo, 2006), las inversiones multimillonarias de él y sus amigos, algunos asociados a Calderón lo mismo en Galicia (España) que en varios lugares de México, como Punta Peñasco; los negociazos en Pemex y Hacienda, la corrupción desaforada de los gobernadores panistas y la vinculación de la pareja presidencial y de los familiares de Marta con el cártel de Juárez (Proceso 1563).

9. El nerviosismo que se apoderó de Fox, de Calderón y de toda la "clase política" panista ante el imprevisible escenario del 1º de diciembre refleja su debilidad: son minoría y saben que no pueden prevalecer más que con la violencia material, el fraude y las campañas de manipulación de la información.

10. El futuro del país estará determinado por los acontecimientos de los próximos días: porque los mexicanos saben ya que no tienen que esperar otro sexenio para empezar a definir su destino.

 
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