Usted está aquí: lunes 13 de noviembre de 2006 Política Redoblan vigilancia en el rancho de Vicente Fox

Colocan francotiradores en la iglesia de San Cristóbal

Redoblan vigilancia en el rancho de Vicente Fox

MARTIN DIEGO RODRIGUEZ

Rancho San Cristóbal, Gto., 12 de noviembre. Este domingo se reforzó la seguridad en torno al rancho San Cristóbal, comunidad a la que el presidente de México, Vicente Fox Quesada, asegura que volverá tras concluir su mandato. Inclusive se dispusieron francotiradores en la parroquia local, además de que un camino que conducía a la casa del Presidente fue bloqueado con malla en la semana.

La entrada a la ranchería se vuelve cada vez más complicada. Quienes ingresan deben identificarse ante elementos del Estado Mayor Presidencial que controlan el acceso del poblado. "¿Adónde se dirige?", es la pregunta automática que sueltan los guardias a los conductores.

Este domingo, un par de francotiradores permanecieron durante la misa dominical en el campanario de la parroquia Nuestra Señora de la Luz, misma que Fox Quesada visitó con frecuencia durante sus primeros años.

Hoy cumplía años una joven llamada Magdalena. Sus invitados, provenientes de León y otros poblados, debieron caminar porque los elementos del Estado Mayor les negaron el paso con sus vehículos. Entre lodo y algunos charcos que se acumularon en el pedregoso camino, la familia de Magdalena acudió al convite.

Nada hubo de singular este domingo en San Cristóbal, sólo los militares que, enfundados en chamarras vaqueras, pantalones de mezclilla y sombreros de paja, se dispersaron de manera inconfundible entre los lugareños.

Las vallas metálicas permanecieron sin moverse, pues los militares escucharon por radio que el Presidente estaría en el otro rancho, en La Estancia, en una convivencia familiar.

Por lo pronto, los comuneros tienen dos puntos de vista respecto a la vigilancia. "Se han disminuido los robos y los borrachos", dijo el delegado rural Lidio Ruiz, quien consideró que la presencia militar en San Cristóbal dio más tranquilidad a los pobladores.

Pero hay quienes tienen otra versión. Se expresan quejas por desmanes que la tropa ha protagonizado y por abusos de autoridad que nadie denuncia. "¡Que ya se acabe esto, queremos tranquilidad en el pueblo, sin manifestaciones, sin tanta gente, sin que nos pregunten cada ocho días dónde vamos! ¡Queremos vivir en paz!", se quejó un lugareño.

A 20 días de que el mandatario regrese a su casa, como anuncia a menudo, también se redobló la vigilancia por caminos rurales en San Cristóbal y Nuevo Jesús del Monte, pero algunos soldados que permanecían en el pequeño cuartel construido cerca del Bachillerato ya comenzaron la mudanza.

 
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