Usted está aquí: sábado 11 de noviembre de 2006 Economía México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega
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Cae desarrollo humano en México

Pasamos del lugar 51, en 2000, al 53 este año, a nivel mundial

Fox profundizó la desigualdad

Las rebanadas del pastel:

Si hacemos caso a la propaganda oficial ­esa que nos ha bombardeado indiscriminadamente a lo largo del "cambio"­, los mexicanos estarían en la gloria y México sería, en efecto, un paraíso para sus habitantes y no, como sucede, para los grandes capitales.

Lamentablemente, la realidad es diametralmente opuesta a la bonanza pregonada desde el micrófono oficial. Tanto, que en estos seis años maravillosos del "cambio", el país, sus habitantes, retrocedieron dos escalones (del 51 en 2000 al 53 en 2006) en el índice de desarrollo humano. En ese lapso, lejos de mejorar ­o cuando menos cerrar el periodo tal cual lo iniciaron­, el desarrollo nacional es menor al reportado en el año 2000, lo que ni por aproximación se refleja en la siempre festiva propaganda oficial que inunda las pantallas electrónicas. A los mexicanos se les prometió el cuerno de la abundancia, y en los hechos el "cambio" sólo cumplió con el cuerno.

Lo anterior, derivado de algo mucho más sólido que la propaganda oficial, es decir, el Indice sobre Desarrollo Humano 2006 elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que documenta el lamentable descenso en los niveles de bienestar de los mexicanos, por mucho que en los micrófonos oficiales se diga exactamente lo contrario.

El referido informe contiene una advertencia lacerante: "la acumulación de riqueza en el nivel más alto de la distribución mundial de ingresos ha sido más impactante que la reducción de la pobreza en el nivel más bajo". Las 500 personas más ricas del mundo superan juntas en ingresos a los 416 millones de personas más pobres.

Aunque la referencia es a nivel mundial, México es uno de los que mayores aportaciones ha hecho para que esa criminal disparidad alcance proporciones vergonzosas: los diez mexicanos que se cuentan entre los multimillonarios Forbes acumulan fortunas equivalentes al salario mínimo anual de 34 millones de compatriotas, en un país en el que la mitad de su población sobrevive en la pobreza y la miseria.

El gobierno foxista consumió buena parte del periodo constitucional en presumir a la economía mexicana como la décima potencia a nivel mundial, y en no pocas ocasiones el inquilino de Los Pinos todavía ponía de su cosecha y la ubicaba "entre la novena y la octava". Ello, a pesar de que organismos como el Banco Mundial y el FMI la llevaron hasta los escalones 12 y 14, respectivamente en el ranking internacional.

Pues bien, su maravillosa economía (el "tesoro" que tanto presumió el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz) no sirvió de mucho ni para muchos, y cierra el sexenio del "cambio" por debajo de los indicadores del gobierno previo, el zedillista del "bienestar para la familia", quien tampoco tuvo mucho qué celebrar. A estas alturas, lo único que concretamente Fox puede celebrar es que México ocupe el escalón número 53 (dos por abajo con respecto a 2000) en índice de desarrollo humano a nivel mundial, y el octavo en el ámbito latinoamericano.

Si bien no es un resultado novedoso, lo único que logró el sexenio del "cambio" fue profundizar la de por sí grave desigualdad en el país y la de por sí avanzada concentración del ingreso. Mientras las fortunas de unos cuantos crecen como la espuma, los indicadores de desarrollo permanecen estáticos.

De acuerdo con las cifras del PNUD, en las dos décadas y media recientes (que corresponden a los maravillosos tiempos de las "reformas", los "ajustes", el "cambio estructural" y la "modernización") el índice de desarrollo humano en México se ha "incrementado" a razón de 0.4 por ciento por año, contra una dinámica de 1.2 por ciento hasta 1982, diferencia, a la baja, de tres tantos.

México, pues, en la posición número 53 en cuanto a desarrollo humano, un escalón por demás lejano de aquella décima economía a nivel internacional presumida por el ya casi, felizmente, ex inquilino de Los Pinos.

El numerito, sin embargo, se repite en otras latitudes y con otros aparatos propagandísticos. La economía de Estados Unidos, por ejemplo (el "socio" más preciado de Vicente Fox y la economía mexicana), se reconoce y publicita como la indiscutible número uno del planeta, pero cuando se llega al índice de desarrollo humano se desploma hasta la octava posición (a Canadá no le va tan mal, porque este indicador lo coloca en cuarto lugar).

Algo similar sucede con otras potencias económicas, agrupadas en el Grupo de los 7, cuando se conoce su índice de desarrollo humano: Japón cae a la novena posición, Inglaterra a la doceava, Francia a la décimosexta, Alemania a la décimonovena e Italia a la vigésimoprimera. Rusia está peor que México y se ubica en la quincuagésima séptima posición. Pero no se hable a la hora de imponer, chantajear o amenazar a otras economías, porque se mantienen en los primeros escalones.

Y mientras los gobiernos de este grupo de países se pelean la supremacía y otros, como el mexicano, presumen lo inexistente, Noruega aparece como el gran país del desarrollo humano, sin aspavientos ni bombardeando indiscriminadamente a su población con propaganda fatua.

De inteligencia envidiable, el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, el panista Jorge Zermeño, quiere militarizar el Palacio de San Lázaro para que el mini presidente electo pueda tomar posesión. ¿Para qué complica las cosas? Mejor que el Felipillo lo haga en el cuartel general de la Policía Federal Preventiva y asunto resuelto.

 
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