Usted está aquí: jueves 9 de noviembre de 2006 Política Calderón ofrece a EU "puentes para el progreso y no muros que nos aíslen"

Reconoce que el problema de la migración "no se puede acabar por decreto"

Calderón ofrece a EU "puentes para el progreso y no muros que nos aíslen"

CLAUDIA HERRERA, DAVID BROOKS

Ampliar la imagen En su visita a Estados Unidos, Felipe Calderón se reunió con Paul Wolfowitz, del Banco Mundial Foto: Ap

Washington, 8 de noviembre. Justo en el momento en que acaba de darse un giro dramático en esta capital con la derrota electoral del Partido Republicano, que históricamente ha tenido relación con el PAN, comenzó la visita del presidente electo de México, Felipe Calderón. De hecho uno de los patrocinadores de su primera reunión fue la Latino Coalition, una organización de latinos republicanos.

Como otros presidentes electos mexicanos, en su primer discurso ofreció ampliar la cooperación entre México y Estados Unidos, tendiendo "puentes para el progreso y no muros que nos aíslen y nos dividan". También remarcó que no vino a pedir que su vecino comercial arregle los problemas de los mexicanos, sino a establecer una nueva relación de colaboración.

Así, en un momento en que el tema del muro fronterizo demostró que no fue lucrativo para la estrategia electoral de los republicanos ­que perdieron la mayoría en la Cámara de Representantes y probablemente en el Senado­, Calderón reprobó su construcción en tres ocasiones y se comprometió a ser un gran defensor de los intereses de los mexicanos.

Su agenda incluye una gran gama de reuniones con la cúpula política estadunidense. Del presidente George W. Bush a los demócratas Antonio Villaraigosa, alcalde de la ciudad de Los Angeles y Howard Dean, presidente nacional del partido.

Calderón llegó acompañado de una comitiva más amplia que incluyó por primera vez a Josefina Vázquez Mota y a Agustín Carstens, coordinadores del área política y económica; del subsecretario para América del Norte, Gerónimo Gutiérrez, y de los jefes de la bancadas del PAN en el Senado, Santiago Creel, y en la Cámara de Diputados, Héctor Larios.

A las 12:30 (hora local), el avión TP02 arribó a la base de la fuerza aérea Andrews, Maryland, y después Calderón fue escoltado por dos patrullas hasta el Hotel Ritz Carlton, donde iba a almorzar con líderes latinos, que fueron convocados por la Latino Coalition, la Cámara Hispana de Comercio en Estados Unidos y por la Coalición Nacional de Líderes Cristianos.

El panista no estuvo a salvo de protestas relacionadas con las elecciones y con el conflicto en Oaxaca. A su llegada al hotel fue recibido por un grupo de 15 personas de la organización Migrantes sin Fronteras, una de las convocantes de la marcha por la dignidad de los migrantes, que mostraban pancartas con frases como "Fecal espurio", "Viva la APPO", "Asesinos Fox, Fecal y Ruiz".

Calderón alcanzó a ver a las personas que sostenían los cartelones, pero como ingresó de inmediato ya no escuchó las consignas que corearon los manifestantes.

Mientras sus compañeros gritaban "Oaxaca no es cuartel, fuera Ejército de él", Ricardo Juárez, coordinador de esta organización en Washington, advirtió que el pueblo de México no votó por el panista y que él y Fox eran traidores a la patria, porque el gobierno envió policías a la entidad sureña.

A salvo de la movilización, el presidente electo fue recibido por Michael Barrera, presidente de la Cámara Hispana de Comercio, que expresó su deseo de que la nueva conformación del Congreso con mayoría demócrata sirva para construir más puentes y menos muros.

Pero luego, Héctor Barreto, presidente de la junta directiva de la Latino Coalition, enfatizó sobre el enfoque republicano, y dijo que Calderón compartirá con Bush la responsabilidad global de mantener la paz.

El panista alabó a Fox y dijo que hizo un "gran esfuerzo por renovar y estrechar" los lazos entre México y los latinos, y prácticamente le atribuyó la reforma que hizo posible el voto de los mexicanos en el extranjero.

Sin propuestas concretas

A pesar de que en los años de vigencia del Tratado de Libre Comercio para América del Norte ha crecido la migración de mexicanos a Estados Unidos, el panista hizo una férrea defensa de esta "experiencia exitosa" y hasta expuso su deseo de crear una región fuerte y próspera en dicha área, comparable con la Unión Europea y Asia.

Advirtió que la migración no es deseable, pero tampoco se puede acabar por decreto ni es un asunto que puedan resolver sólo Estados Unidos o sólo México. De manera que planteó el tradicional discurso de establecer una colaboración "de todos" para que haya inversión en México con la meta de crear empleos.

Más allá de hablar de zonas fronterizas prósperas, el panista no ofreció propuestas concretas para solucionar temas fundamentales en la relación, como la migración, el narcotráfico, el desarrollo regional y la deuda externa.

Una representante de la organización latina más importante de Estados Unidos comentó que no había escuchado nada en concreto para responder a la invitación de Calderón a cooperar.

Mientras el panista se declaraba defensor de los migrantes, el hecho es que formalmente no había representación de ellos en la reunión más allá de los líderes de organizaciones latinas presentes. No había federaciones estatales ni coaliciones de sindicatos migrantes, con los que Fox sí tuvo encuentros en 2000, también como presidente electo.

Arturo Sarukhán, coordinador de asuntos internacionales del equipo de transición, justificó el hecho al señalar que en Washington no hay organizaciones de migrantes mexicanos. "¿Cómo traemos a los paisanos de otros estados?, a menos que cada uno de ellos pague de su bolsillo. Si estuviéramos en una zona donde hay comunidades de mexicanos, sería mucho más fácil".

Tampoco estuvieron presentes representantes de organizaciones defensoras de los derechos humanos. Según Sarukhán, fueron invitados el presidente y director de las Américas de Human Rights Watch, Keneth Roth y Miguel Vivanco, pero no pudieron asistir porque el primero estaba en Nueva York y el segundo en algún país de América Latina.

Con quienes Calderón privilegió encuentros fue con Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial ­uno de los arquitectos de la guerra contra Irak­, con mexicanólogos y con Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal estadunidense.

Perseguido por el tema Oaxaca, Calderón fue cuestionado por estudiosos de México sobre las vías de solución en ese estado y lo que representa dicho conflicto en el entramado nacional más amplio, según relató Sarukhán.

Al abordar las repercusiones que tendrá la nueva supremacía de los demócratas para la discusión del tema migratorio, el ex cónsul en Nueva York se mostró cauteloso y señaló que sin duda abre un espacio favorable para apuntalar una visión "echada para adelante con la movilidad laboral en América del Norte".

Al preguntarle si cambia el panorama de la reunión con Bush, a dos días de la derrota republicana, señaló que "la hoja de jugada es básicamente la misma", pero remarcó que el mandatario estadunidense inclusive planteó en conferencia de prensa que es más optimista en que pueda prosperar la reforma migratoria integral.

Por la noche el michoacano cenó en el Instituto Cultural Mexicano con altos funcionarios del gobierno estadunidense, entre los que se encontraban Carlos Gutiérrez, secretario de Comercio; Michael Chertoff, secretario de Seguridad Interna, y John D. Negroponte, director de Inteligencia y ex embajador de Estados Unidos en México.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.