Usted está aquí: jueves 9 de noviembre de 2006 Opinión Intermedias

Miguel Marín Bosch*

Intermedias

El pasado martes los estadunidenses acudieron a las urnas. Eligieron a una tercera parte del Senado y renovaron la Cámara de Diputados. Esto ocurre cada dos años, y cuando las elecciones federales son a la mitad del cuatrienio presidencial se les describe como intermedias (mid-term). También hubo elecciones para gobernador en varios estados. Antes de los comicios los republicanos tenían mayoría triple: en la cámara de representantes, en el Senado y los gobernadores de los 50 estados. Ahora ya no la tienen.

Por lo general, más de 90 por ciento de los diputados de Estados Unidos se religen. En esta ocasión no ha sido el caso. Los que están en el Congreso ahora pueden perder su silla con mayor frecuencia. La razón es clara: la situación en Irak. Trato de evitar la palabra "guerra" porque en mayo de 2003 George W. Bush anunció que se había ganado la guerra. Podría decirse que quizás haya ganado la guerra, pero parece que está perdiendo la paz.

Con un ojo puesto en las presidenciales de 2008, los miembros del Partido Demócrata se esforzaron por dejar de ser minoría en ambas cámaras. En efecto, desde enero de 1995 la cámara baja ha estado en manos del Partido Republicano, que ha promovido una agenda bastante conservadora con el apoyo de lo que se denomina la "derecha religiosa". Pero ahora las cosas empezarán a cambiar. Cuando menos así parece. Algunos candidatos demócratas se esmeraron por conquistar el "voto religioso" en general y el de los evangélicos en particular. Hace dos años Bush ganó casi 70 por ciento de esos votos. El tema de la economía (que suele ser muy caro para el electorado) fue importante, pero no determinante. Lo que sí fue decisivo fue una palabra de cuatro letras: Irak.

Al hablar de las diferencias entre los dos principales partidos políticos de Estados Unidos hay que ir con cuidado. En términos generales son bastante parecidos. Piensen, por ejemplo, en la política económica de Bill Clinton. Para muchos, tras el intento fallido por reformar el sistema de seguridad social, fue más de centro derecha, más "republicana". Inclusive Clinton entregó a Bush un presupuesto federal con superávit, mismo que éste se encargó de dilapidar y ahora tiene un déficit enorme. En efecto, el superávit presupuestal de 2000 fue de 230 mil millones de dólares, el más grande en la historia de Estados Unidos. Ya no queda nada.

Durante décadas la cuestión que más diferenció a los dos partidos fue su política económica. Ahora las principales diferencias entre demócratas y republicanos se encuentran más bien en cuestiones sociales. La ayuda a los más necesitados y la ley sobre el aborto son dos temas que los separan. Los demócratas también defienden con más ahínco el Estado laico. Empero, hay que tener en cuenta que en ambos partidos hay políticos de todo tipo, sólo que en uno hay más que en el otro.

Irak es ahora el elemento de discordia. En 2003 el congreso de Estados Unidos dio su apoyo casi unánime a la invasión de Irak. Hoy el electorado ya no está tan seguro de que fue un paso acertado. El mes anterior ha sido el que más víctimas estadunidenses ha cobrado, y el costo de la aventura ya ronda los 350 mil millones de dólares, según las cantidades autorizadas por el Legislativo.

El pasado sábado el presidente Bush aprovechó su programa semanal de radio para tratar de cambiar el tema que dominó la campaña para el Congreso. Es más, lo pasó por televisión en un esfuerzo con fines propagandístico. Ahí, desayunando con dueños de pequeñas empresas, insistió en el repunte de la economía de su país. Así quiso desviar la atención de su público del tema que lo ha hundido en las encuestas. No mencionó la situación en Irak, su tema predilecto hasta hace unos meses. En efecto, mucho antes de la primavera de 2003 a Bush le había redituado políticamente su discurso agresivo sobre Irak y la supuesta guerra contra el terrorismo internacional. Esta última había sido su bandera de batalla en las contiendas pasadas. En la campaña previa a las elecciones intermedias de 2002 había afinado su mensaje político basado en el miedo. Logró convencer al electorado del camino que él había trazado para combatir al terrorismo al grado que los republicanos mantuvieron su mayoría en el Congreso.

Según la sabiduría popular, en Estados Unidos toda política es local. Por cierto, la frase se suele atribuir al bostoniano Thomas P. (Tip) O'Neill. Pero quien fuera líder de la cámara de representantes de 1977 a 1987 se la tomó "prestada" a un periodista de Chicago, Finley Peter Dunne. Otra frase de Dunne resulta pertinente para el mundo político estadunidense de hoy: "un fanático es un hombre que hace lo que cree que el Señor haría si conociera los hechos del caso".

Las elecciones del pasado martes han servido para demostrar que la sabiduría popular no es infalible. Irak es un tema de política local sólo para las familias de los soldados caídos. Otros temas de alcance nacional más que local fueron la inmigración ilegal y el sistema federal de salud.

Quizás fue una mera coincidencia, pero la corte que condenó a muerte a Saddam Hussein emitió su fallo pocos días antes de las elecciones. Los republicanos de inmediato trataron de aprovechar al máximo esa condena. Irak le quitó apenas 6 por ciento del voto a Bush en 2004. Ahora le ha restado mucho más a sus colegas republicanos en el Congreso. Inclusive, hubo candidatos republicanos que no quisieron que Bush fuera a apoyarlos públicamente

Esta misma semana Daniel Ortega obtuvo una abrumadora victoria en los comicios para presidente de Nicaragua. Cómo han cambiado las cosas en poco tiempo.

A la memoria de Werner E. Elsberg.

* Ex subsecretario de Relaciones Exteriores y director del Instituto Matías Romero

 
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