Usted está aquí: miércoles 8 de noviembre de 2006 Cultura Entregan hoy el Nezahualcóyotl en Bellas Artes

Mario Molina, escritor zapoteco, pide que salgan ''las tropas'' de Oaxaca

Entregan hoy el Nezahualcóyotl en Bellas Artes

ARTURO JIMENEZ

El escritor zapoteco Mario Molina, ganador del Premio Nezahualcóyotl de Literatura 2006, que recibirá este miércoles en el Palacio de Bellas Artes junto con el poeta nahua de la Huasteca veracruzana Juan Hernández, hizo un llamado al gobierno federal para que ''retire las tropas'' de Oaxaca.

Molina, profesor y participante en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, leerá la tarde de hoy en la Sala Manuel M. Ponce un documento dirigido al gobierno federal, en el que además le exigirá establecer ''proyectos de vida para nuestros pueblos y no abrir la boca de la violencia''.

Este año en que se celebra el bicentenario de Benito Juárez, agrega vía telefónica desde la capital oxaqueña, se interrumpe la tranquilidad de los pueblos indígenas con la presencia militar y policiaca.

Precisa que aparte de la presencia de la Policía Federal Preventiva en Oaxaca y otras ciudades, el Ejército se ha desplegado en regiones como la sierra Juárez y ha colocado retenes en Río Grande.

Molina dijo que para él es un gran honor recibir ese premio, porque Nezahualcóyotl es un símbolo de los poetas y narradores indígenas de hoy.

Mario Molina obtuvo el Premio Nezahualcóyotl de Literatura 2006 por su nueva novela Xtille Zikw Belé, Ihén Bene Nhálhje Ke Yu' Bza'o (Pancho Culebro y los nahuales de Tierra Azul).

''Los nahuales no son una guerrilla, pero sí son guerreros que defienden a sus pueblos. Representan el poder de la transformación. Se pueden convertir en rayo, trueno, nube, viento y animales feroces o dóciles'', dice el escritor, y añade:

''La novela es un reflejo de la vida de los pueblos zapotecos contemporáneos, con problemas como la migración, el narcotráfico, la corrupción y la influencia negativa de los partidos políticos.''

El ritual de las flores de Juan Hernández

Por su parte, Juan Hernández Ramírez, originario de Colatlán, Ixhuatlán de Madero, Veracruz, y quien radica en Jalapa, comenta en entrevista desde la capital veracruzana que para él también es un honor recibir un premio con el nombre del rey-poeta, ''personaje mítico e histórico''.

En 2001 publicó el libro de poesía Auatl iuan sitlalimej (Encinos y estrellas) y en 2006 Eternidad de la hojas.

Hernández recibirá el premio por su libro de pequeños poemas en náhuatl y español, Chikome Xóchitl (Siete flor), que además, comenta, ''es un nombre ritual en la Huasteca veracruzana para los hablantes del náhuatl. Es también una deidad, el reconocimiento de la naturaleza, de donde partimos.

''Y también estoy jugando con el simbolismo del número siete. Para el pensamiento de los indígenas de la Huasteca no hay cuatro puntos cardinales, sino siete: norte, sur, este, oeste, el centro-ombligo, arriba y abajo. Es como un hombre acostado en el espacio, con los brazos extendidos. Es un juego místico, tal vez esotérico, del número siete.''

Hernández agrega que chikome xóchitl también es el nombre de un son huasteco que se toca en los rituales sagrados y de la muerte, como el entierro. ''Por el chikome xóchitl se inicia un collar de sones, de flores, y también con él se cierra''.

Por eso, dice, el poemario se basa en ese juego de siete flores, comenzando por una de las más sagradas: la espiga de maíz, que es ''el sustento, la carne, del hombre de México''.

Otras flores son la dalia, el famoso pero hediondo toloache, la vainilla y el cempoalxóchitl o flor de muerto. ''Se va así del nacimiento a la muerte''.

 
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