Usted está aquí: martes 7 de noviembre de 2006 Sociedad y Justicia Venezuela, Ecuador y Haití, países donde la corrupción es más habitual

Chile, el menos deshonesto en América Latina, según Transparencia Internacional

Venezuela, Ecuador y Haití, países donde la corrupción es más habitual

Argentina, Brasil y México, clasificados por la organización en un nivel intermedio

AFP

Berlin, 6 de noviembre. Venezuela, Ecuador y Haití son percibidos como los países donde la corrupción está más generalizada, según la organización no guberamental Transparencia Internacional (TI), en su informe 2006 publicado este lunes.

De esa manera, Venezuela y Ecuador aparecen ambos en el puesto número 138, y Haití en el 163.

Chile, en el puesto número 20 junto con Estados Unidos y Bélgica, sigue siendo el país menos corrupto de América Latina. España figura más abajo, en el puesto 23, seguida de Portugal (26) y Uruguay (28).

Brasil (70), México (70) y Argentina (93) están situados en un nivel intermedio en esta nueva nómina de TI.

Finlandia, en cambio, es el país donde la corrupción es menos experimentada por los empresarios y los expertos internacionales, señaló la organización, que analiza los vínculos entre corrupción y pobreza.

"La corrupción arrastra a millones de personas a la pobreza", afirmó la presidenta de la organización, Huguette Labelle, en un comunicado.

"Pese a un decenio de avance en la aprobación de leyes y de reglamentaciones anticorrupción, los resultados (del informe de 2006) indican que queda mucho por hacer antes de que se puedan notar mejoras significativas en la vida de los ciudadanos más pobres del mundo", agregó.

La clasificación de 2006, que comprende 163 países, enlista a las diferentes naciones en una escala que va de cero (los más corruptos) a 10 (nada corruptos), basándose en informes del Banco Mundial, del Foro Económico Mundial y de organizaciones independientes.

Para aparecer en esta clasificación, el país en cuestión debe ser objeto de al menos tres estudios, lo que explica por qué numerosos países no figuran en la nómina pese a ser percibidos también como muy corruptos, precisó TI.

Los peores niveles de corrupción fueron hallados en Haití (1.8 puntos), último de la lista, seguido por Birmania, Irak y Guinea (1.9). El año pasado Chad cerraba la nómina, detrás de Bangladesh y Turkmenistán.

Al frente de la lista figuran Finlandia, Islandia y Nueva Zelanda, que obtuvieron un puntaje casi perfecto de 9.6. Los tres países estaban ya en el podio de los vencedores el año pasado. Estas naciones son seguidas por Dinamarca (9.5), Singapur (9.4), Suecia (9.2) y Suiza (9.2).

La nómina de los 10 primeros incluye también a Noruega, Australia y Holanda.

Alemania se encuentra en el puesto 16 (8), mientras que Francia comparte con Irlanda el puesto 18 (7.4 puntos), lo mismo que en 2005.

Según TI, el fenómeno de la corrupción sigue siendo todavía muy generalizado en tres cuartas partes de los países estudiados, con una nota inferior a 5, entre ellos la casi totalidad de los países pobres.

La presencia de democracias ricas a la cabeza de la lista confirma, según TI, la relación entre los esfuerzos en la lucha contra la corrupción y la prosperidad económica.

El nivel de percepción de la corrupción se deterioró especialmente este año en Brasil, Cuba, Israel, Jordania, Laos, Seychelles, Trinidad y Tobago, Túnez y Estados Unidos, que retrocedió este año del puesto 17 al 20 (con 7.3 puntos).

En cambio, TI observa progresos en Argelia, República Checa, India, Japón, Letonia, Líbano, Isla Mauricio, Paraguay, Eslovenia, Turquía, Turkmenistán y Uruguay.

La organización no gubernamental señaló a los "facilitadores de corrupción" como los responsables de los malos resultados alcanzados por algunos países. Estos "facilitadores" ayudan a las elites políticas a lavar dinero y bienes pertenecientes a los estados.

"Esto significa que los corruptos conocen a un banquero, un contador, un abogado o a algún otro especialista dispuesto a ayudar a generar, transferir o conservar sus ingresos ilícitos", agregó TI.

La organización reclamó que las federaciones profesionales adopten códigos de conducta y se aseguren de que las personas no se conviertan en cómplices involuntarios del fenómeno. También reclamó mayor atención al papel que desempeñan los paraísos fiscales en el lavado de dinero.

 
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