Usted está aquí: martes 7 de noviembre de 2006 Cultura ''El privilegio de elegir'' es del novelista, no del historiador

Fernando del Paso celebra 20 años de su novela clásica Noticias del Imperio

''El privilegio de elegir'' es del novelista, no del historiador

Reditado por Punto de Lectura, su relato de largo aliento reúne las voces de Maximiliano, Carlota y Juárez

He sido un escritor de pasiones muy intensas, pero que no duran toda la vida, dice

MONICA MATEOS-VEGA

Ampliar la imagen El escritor Fernando del Paso ayer, durante la entrevista con La Jornada Foto: Marco Peláez

El novelista tiene algo que no posee el historiador: ''el privilegio de elegir'', afirma el escritor Fernando del Paso (DF, 1935), quien celebra este año que hace dos décadas vio la luz una de sus obras fundamentales, convertida ya en un clásico de la literatura nacional: Noticias del Imperio.

En ese relato de largo aliento (reditado ahora bajo el sello Punto de Lectura) se mezclan las voces, los recuerdos y los detalles de personajes cruciales para la historia de México: Carlota, Maximiliano, Benito Juárez.

Del Paso decide, mediante la ficción, resolver las dudas o contradicciones sobre las que debaten los historiadores para presentar al lector, por ejemplo, ''una especie de ejercicio poético sobre el abuso del poder", cuando narra las anécdotas del emperador austriaco y su amante, ''la india bonita" de Cuernavaca.

Obra con lectores jóvenes

En entrevista con La Jornada, el autor de Palinuro de México señala que en realidad festeja 30 años de Noticias del Imperio, porque le llevó una década realizar la investigación antes de iniciar la escritura, parte de ella auspiciada por una beca de la Fundación Guggenheim.

Se trata de un libro ''que nunca ha sido un gran best-seller", reconoce, pero agrega con orgullo: ''no obstante, todos los años se vende una mediana cantidad. Aparte de los nuevos lectores que surgen, la novela se utiliza, no sólo para los cursos de literatura, sino para los de historia.

''Eso me parece curioso, porque en Noticias del Imperio es difícil saber qué no es cierto y qué es verdad; a veces ni yo lo recuerdo. Es decir, no se puede trazar una línea recta para dividir la ficción de la historia.

''Es halagador que sea un libro que se sigue leyendo, que tiene lectores jóvenes, pues se trata de un volumen denso, largo, que no hay que leer en una semana, no hay ninguna obligación. Se puede leer en seis o siete semanas, entonces resultará no sólo entretenido, sino que algo se aprenderá.

''Claro, no escribo libros para enseñar, sino para aprender. Si alguien aprende de lo que aprendí al escribir Noticias del Imperio me da mucho gusto. Abordo un capítulo de la historia de México muy interesante, brillante, grotesco, doloroso y surrealista: no sólo el de la Intervención francesa, sino el efímero imperio de Maximiliano y Carlota."

­¿Cuál es el gran aprendizaje que le dejó la hechura de esta novela?

­Me di cuenta de que había que contar la historia no oficial. Por ejemplo: nosotros celebramos el 5 de mayo como la gran fiesta nacional, pero la verdad es que no fue mucho el mérito de nuestras tropas que defendieron Puebla. Lorencez (general al frente de los franceses) cometió el error de atacar con 6 mil hombres nada más, siendo Puebla la ciudad mejor abaluartada de todo México. La pudo haber dejado a un lado y seguirse hacia la capital para tomarla de una vez, con lo cual hubiera tenido el control del país, al menos un control simbólico.

''Ese día llovió, el cielo se volvió negro, hubo granizo, tempestad, vientos, lodo. Es decir, los elementos naturales contribuyeron mucho en la derrota de los franceses.

''Al leer algunos documentos, entre ellos el diario de un coronel Troncoso, descubrí que el sitio de Puebla de un año después fue mucho más glorioso y heroico. Entonces me dediqué a él, a hacer un lado la historia oficial y a rescribir ese capítulo glorioso que no figura en la memoria oficial porque, al fin y al cabo, fue una derrota, pero gloriosa

''En el caso del supuesto trai-dor Miguel López, leí tanto a favor y en contra, que de lo único de lo que uno puede estar seguro es de que no se está seguro de si fue un traidor o realmente quiso ayudar a Maximiliano.

''Luego, con respecto a la supuesta india bonita amante de Maximiliano, de la que se supone tuvo un hijo, me di cuenta de que la mitad de los historiadores no se preocupan de esas cosas, para ellos son cosas triviales si Maximiliano tuvo o no una amante.

''Pero la otra mitad lo toma en serio, pues no era un hecho tan trivial: en aquella época se hacían dos días de aquí a Cuernavaca y el emperador se pasaba allá ocho o 10 días.

''El gobierno se quedaba abandonado y eso era muy serio. Pero Carlota tomaba las riendas y durante esas dos semanas gobernaba mejor que Maximiliano, se tomaban decisiones trascendentales, cosa que no sucedía con el emperador porque él no gobernaba, desgobernaba.

''Son detalles que hay que tomar en cuenta. Los historiadores que sí hacen referencia a ese hecho dicen que la amante era la hija del jardinero mayor de los jardines Borda, otros dicen que no, que era la esposa. Eso nunca se podrá dilucidar.

''Yo elegí que fuera su esposa, para hacer una especie de ejercicio poético sobre el abuso del poder, ya que si hubiera sido su hija el jardinero habría tratado de sacarle mucho provecho a la situación. Creé un personaje de jardinero honrado, ignorante, pero no tonto, que se enfrenta de pronto a un emperador designado por el dedo de Dios, que está abusando de una mujer que él adora con toda el alma.

''Son tres ejemplos de las cosas que aprendí al hacer la novela. Al mismo tiempo, me adjudiqué una responsabilidad: el serle fiel a mi versión de la historia, a lo que yo aprendí de la historia.

''Por eso, los capítulos de los diálogos entre Juárez y su secretario que son, en apariencia, de los más sencillos, son los que más trabajo me costaron; los rescribí como 10 veces, hasta que Juárez me empezó a sonar a auténtico.

''Pero es el Juárez que conocí a través de su correspondencia con su esposa y su yerno, no el que aprendí de la historia oficial. Descubrí a un hombre muy sencillo, inteligente, íntegro, lleno de entereza, de fe en sí mismo, de fe en la República.

''Los monólogos de Carlota, por otra parte, no son un delirio absoluto, ni los escribí como escritura automática. Fui entretejiendo los verdaderos datos históricos con la locura de una loca de verdad para hacer más creíble el monólogo de una mujer que ha perdido la razón y que está corroída por todas las voces que tiene escondidas en el cuerpo y que quieren salir: la voz del rencor, del amor, del cariño, del odio, de la soledad, de la desolación."

En camisa de 30 varas

­¿Le agregaría o le quitaría algo a Noticias del Imperio?

­Nada. Bueno, quizá alguna errata o alguna coma, porque soy muy comero, es lo que siempre ando quitando. Pero, en general, a ninguna de mis tres novelas les cambiaría nada. He sido un escritor de pasiones, las cuales son muy intensas, pero no duran toda la vida. Es más, desde que concluí este libro no he vuelto a leer nada acerca de Maximiliano y Carlota, ¡no quise volverme loco igual que ella!

­¿No ha vuelto usted a escribir novelas?

­Siempre me pasé haciendo equilibrios en la cuerda floja, porque nunca quise caer de lleno ni del lado de la literatura ni del lado de la historia. Pero finalmente me venció esta última. No se me ocurren novelas ya, pero estoy apasionado por la historia y estoy metido en una camisa como de 30 varas haciendo ensayos sobre el judaísmo y el Islam.

''Creo que los novelistas tenemos muchos más trucos que los historiadores para narrar la historia con sabrosura e imaginación.''

 
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