Usted está aquí: lunes 6 de noviembre de 2006 Opinión Explotación de nuevas fuentes de energía

Iván Restrepo

Explotación de nuevas fuentes de energía

Hace 25 años los científicos mexicanos que trabajan en los asuntos relacionados con las fuentes de energía alternas advertían al gobierno sobre la urgencia de establecer un programa de largo alcance, pues era la mejor manera de comenzar a resolver los problemas que traería la falta de hidrocarburos, y porque se reducirían los desajustes ambientales y de salud que ocasionaba el consumo creciente de gasolina, carbón y diesel de mala calidad. Reunidos durante tres días en la sede del Instituto de Investigaciones Eléctricas en Palmira, Morelos, ofrecieron los avances obtenidos en universidades, centros de investigación y por particulares al utilizar el sol, el viento y las pequeñas caídas de agua para generar energía, además de mostrar las formas de obtener biogás. La respuesta oficial fue el silencio. El gobierno estaba empeñado en extraer a cualquier costo petróleo para exportarlo y así obtener el desarrollo tantas veces prometido. Hoy, 80 por ciento de la energía eléctrica que utiliza el país proviene de termoeléctricas, hidroeléctricas y carboeléctricas, mientras el parque vehicular se mueve en base a hidrocarburos.

Bien sabemos en qué terminó esa borrachera de optimismo y falsas promesas. Seguimos arrastrando enorme pobreza y nos cuesta cada vez más extraer petróleo y gas, sigue el derroche energético y el mal manejo de la primera empresa nacional, Pemex. En contraste, son notables los avances tecnológicos en el campo de nuevas fuentes energéticas registrados en otras partes, gracias a los apoyos oficiales y privados. Algunos países los ofrecen ya internacionalmente. Uno es España, donde, por ejemplo, el grupo SOS, que lo mismo vende aceites, arroz y galletas que aceitunas, ensaladas y vinagres por cerca de mil 500 millones de dólares al año, producirá biocombustibles en base a colza, trigo y cebada. Para ello invertirá inicialmente 50 millones de dólares. SOS tiene intereses en México y la idea es impulsar esta nueva actividad entre nosotros. También lo tienen otras empresas con tecnología para producir energía eólica, área donde la empresa privada ha puesto los ojos. Por ejemplo en La Ventosa, Oaxaca, en Zacatecas y Baja California. Cementos Mexicanos obtuvo ya la autorización para generar electricidad aprovechando el viento y abastecer a 14 de sus plantas, la primera en Juchitán. En nuestro país este tipo de energía apenas representa 0.001 por ciento, pese a las condiciones favorables que existen para obtenerla.

Con el biogás que producirá al aprovechar las heces de los 4 mil 500 cerdos que tiene en Nuevo León, Jorge Newell generará la energía que necesita su rancho. La mitad de la inversión proviene de recursos externos y gubernamentales. Obtener energía con base en el biogás es una técnica exitosa en China, e India, además de que evita malos olores y garantiza sanidad en las plantas reproductoras y de engorda de cerdos. Es bien conocido el éxito que ha obtenido Brasil en la producción de combustibles a partir de caña de azúcar y maíz. En esto logró involucrar a las compañías automotrices de Alemania y Francia. Por su parte, Estados Unidos planea obtener energía del maíz, aunque el derroche petrolero sigue como prioridad.

En fin, existe suficiente tecnología disponible a escala internacional sobre las energías alternas porque los países líderes en la materia invirtieron en el desarrollo científico y tecnológico y se dieron cuenta de que el petróleo, el gas y el carbón no son recursos renovables, eternos, y dejan su huella contaminante por doquier. Pero en México, los gobiernos priístas y el actual se olvidaron de apoyar esos dos pilares del conocimiento. No por falta de dinero, como acostumbran decir ciertos funcionarios. Con lo que se extrajo de Pemex para la campaña electoral del señor Labastida hace seis años hubiera bastado para trabajar en las energías que marcarán el futuro.... O si dicha empresa se hubiera manejado con pulcritud en este sexenio. Así se ha dejado la puerta abierta a las empresas extranjeras para que, junto con algunas mexicanas, exploten a su gusto en el país las nuevas fuentes de energía.

 
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