Usted está aquí: lunes 6 de noviembre de 2006 Cultura Fox deja las instancias culturales en franco deterioro, afirma Emilio Ulloa

El presupuesto para el sector en 2007 será de $9.4 mil millones, adelanta el diputado

Fox deja las instancias culturales en franco deterioro, afirma Emilio Ulloa

Reconstruir relaciones con creadores, prioridad de la comisión legislativa, anuncia

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen Protesta en la Cámara de Diputados de músicos integrantes de varias orquestas para exigir más recursos Foto: José Antonio López

El presupuesto programado por el Ejecutivo federal para el subsector cultura en 2007 será de 9 mil 400 millones de pesos. Esto le adelantó de manera extraoficial el Secretario de Educación Pública, Reyes Tamez Guerra, al presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, Emilio Ulloa, durante una reunión celebrada el lunes pasado.

Aunque la cifra ­de confirmarse oficialmente­ representaría un aumento de 49.2 por ciento en relación con el presupuesto cultural aprobado para 2006, el legislador lo considera "evidentemente insuficiente" para revertir las carencias en el área cultural: "nosotros estamos planteando un presupuesto de 30 mil millones de pesos".

­¿Es una petición realista?

­Yo digo que sí, e incluso diría que es hasta pobre. El problema es que si los ingresos por el sector cultura representan 6.7 por ciento del producto interno bruto anual y los apoyos a ese rubro sólo son de 0.07 por ciento, no hay coherencia. No es posible que tengamos 9 mil millones nada más.

Miembro de la bancada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la 60 Legislatura, Emilio Ulloa es el primer diputado de esa agrupación que preside la Comisión de Cultura en San Lázaro.

En entrevista con La Jornada Ulloa habla de sus objetivos al frente de dicha comisión y señala que el gobierno de Vicente Fox deja las instituciones culturales en estado de franco deterioro: "No era un hombre preocupado por la cultura, no era una prioridad para él, así que puso al frente del consejo a una amiga (Sari Bermúdez) de su anterior directora de Comunicación Social y hoy esposa (Marta Sahagún). Así que no le dio el valor que merecía. Fue un sexenio perdido en términos culturales.

­¿Cuáles son los principales temas de su agenda, cuál es su plan de trabajo?

­Los tres grandes temas que yo veo son el del presupuesto, las iniciativas de ley que se encuentran en la agenda de la comisión y el tercero es reconstruir la relación con los que hacen la cultura. Esta es mi gran prioridad. Porque uno como diputado va a estar aquí tres años y se va, pero los que trabajan la cultura, los que escriben, los músicos, los grandes pensadores de este país van a seguir; entonces necesito saber qué es lo que piensan, qué necesitan y qué tenemos que hacer.

­Uno de los temas más controvertidos en la pasada legislatura fue una iniciativa de ley de cultura del Ejecutivo federal. ¿Cuál es posición al respecto?

­Evidentemente es de absoluto rechazo. Hasta donde sé, fue dictaminada y rechazada, no hay tema que tratar. Me dicen que el problema fue que la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Sari Bermúdez, contrató un despacho de abogados que de cultura no saben nada.

­Aunque esa iniciativa fue rechazada, en el aire sigue la cuestión sobre la personalidad jurídica del CNCA, tema sobre el que hay muchos puntos de vista.

­Yo he tratado de ser cuidadoso, de no abrir todavía la boca, pero plantearé algunas ideas: he escuchado dos opiniones, una, sobre la necesidad de crear una Secretaría de Cultura, y otros plantean la creación de un organismo descentralizado rector de la cultura. En cualquier caso el problema es con qué marco jurídico. Tenemos qué modificar la Constitución, leyes orgánicas; entonces, ¿por qué no primero hacemos eso? El problema con el consejo es que a nivel federal se cruzan sus funciones, por ejemplo, con las del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Es un problema de ley orgánica que data de 1972 y necesitamos actualizarla y revisarla. Está muy desfasada y resulta que por robar una pieza arqueológica en este país se alcanza libertad bajo fianza y se paga una cantidad irrisoria. Pero insisto, me estoy retroalimentando, porque uno no termina de aprender.

­En todos estos temas usted tendrá como interlocutor a un responsable de la cultura nombrado por un gobierno surgido del Partido Acción Nacional (PAN).

­Sí, en términos de formalidad institucional, pero mi relación será fundamentalmente con los que hacen cultura. A mí me interesa saber qué piensa Monsiváis, qué piensa Poniatowska, qué piensa Krauze. Mi interlocutor de manera oficial será alguien que ponga el gobierno que encabeza el ilegítimo, y con el que voy a tener que platicar, de eso no tengo inconveniente, pero mi compromiso está con quienes hacen la cultura y viven los problemas para hacerlo.

­Una petición constante de la comunidad cultural ha sido realizar un diagnóstico sobre la cultura en México antes de legislar. ¿Usted apoyaría la realización de este diagnóstico?

­Necesitamos el diagnóstico, saber qué tenemos y qué nos falta por hacer. Puedes decir que hay que hacer una secretaría de cultura, pero no puedes crear algo así si no le has dado sustento. Hay que evitar que se legisle con criterios políticos en la cultura. Muchos políticos han utilizado la cultura para su promoción personal. No apoyan la cultura como política de estado, sino en la coyuntura de si esto me reditúa en términos de rating. Ahí está Arturo Montiel haciendo el Foro de Biarritz, o Yarrington en su momento, y a Natividad Parás, con el Gran Foro de Monterrey.

­¿El interés de usted por la cultura es auténtico?

­Naturalmente.

­¿No es la presidencia de la Comisión de Cultura un escaparate, un trampolín para su carrera política?

­No, digo, sería una deshonestidad. Yo soy un hombre que hace política y si hago un buen trabajo como presidente de la Comisión de Cultura, lo primero que me gano es el aprecio de los que viven de la cultura. Ya de perdida tengo la oportunidad de que me manden un libro o pueda leer yo algo, escuchar algo.

Emilio Ulloa también concuerda con las opiniones en el sentido de que todo intento de legislación cultural pasa por una revisión de la controvertida Ley de Medios o ley Televisa, aprobada por la anterior legislatura: "Necesitamos exigir que las televisoras privadas también atiendan políticas de Estado en materia de cultura".

 
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