Usted está aquí: lunes 30 de octubre de 2006 Cultura La exploración arqueológica de Cacaxtla, en pañales: experta

Faltan datos de las misiones anteriores que trabajaron en el lugar: Beatriz Palavicini

La exploración arqueológica de Cacaxtla, en pañales: experta

La estructura que cubre al Mural de la batalla propicia el deterioro de la obra, señala restauradora

Permanece sin descifrar gran parte de la escritura que está en la pintura

MERRY MACMASTERS ENVIADA

Ampliar la imagen Aspecto de los murales de Cacaxtla y parte de la estructura que techa las ruinas arqueológicas Foto: Mauricio Marat/ INAH

Cacaxtla, Tlaxcala. Aunque su pintura mural ha recibido gran difusión, el sitio arqueológico de Cacaxtla-Xochiteca (700-1000 dC), descubierto el 13 de septiembre de 1975, está "en pañales" en lo que a investigación se refiere, expresa la arqueóloga Beatriz Palavicini Beltrán, quien lleva un lustro de trabajar allí. Dada la complejidad del lugar, "Cacaxtla no se entrega al primer coqueteo", advierte la entrevistada.

Si en el pasado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) otorgaba poco presupuesto a Cacaxtla, a partir de 2004 ha mejorado notablemente. Al obtener cuatro millones de pesos fue posible atender la parte exterior de la gran techumbre, estructura levantada en 1986, que cubre alrededor de 11 mil metros cuadrados, pero que nunca contó con mantenimiento permanente.

Ahora habría que pintar la parte interior de la techumbre, porque hay escurrimientos de agua. La restauradora Laura Molatore Salviejo señala que hasta el momento se han invertido 3 millones 100 mil pesos en la gran cubierta. En comparación, los costos de los trabajos de conservación y arquelógicos resultan bastante modestos, agrega.

El 2 de octubre comenzó una nueva temporada de trabajos en Cacaxtla, que dará continuidad a los que se llevan a cabo desde 2004. Para estas investigaciones se ha recibido apoyo de universidades como la UNAM, la UAM, la de Colima y la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, apunta Molatore Salviejo, igualmente con un lustro de trabajar en la zona arqueológica.

De acuerdo con la también subdirectora de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, se propondrá eliminar el techo pequeño que cubre el Mural de la Batalla, que es anterior a la gran techumbre; además, tiene vidrios que permiten la entrada de fuertes corrientes de aire, que depositan tierra en los murales.

También "vamos a hacer limpieza de lo que es la superficie del edificio B, consolidación de sus columnas y muros, y del Templo de Venus, que se quedaron pendientes porque el año pasado tuvimos un derrumbe. Ahora vamos a terminar la inyección del muro lateral, que es el sur, porque tuvo un poco de arrastre cuando se vino el desprendimiento de tierras. Vamos a dejar un poco cerradas las áreas para que se vean los espacios más o menos completos".

Las áreas por atender en lo que resta del año, resume Palavicini, son, en cuanto a lo arqueológico, "la parte perimetral, que son los taludes que contienen los rellenos, y que le dan también vista al monumento, así como lo referente a tener las partes abiertas al público en cuanto a limpieza de las estructuras prehispánicas".

Abordada en el contexto del primer Coloquio Internacional Cacaxtla, en sus 30 años de investigación, efectuado en la capital de Tlaxcala, Palavicini afirma que una actividad de este tipo "sirve para darnos cuenta de quiénes son los que han hecho investigación, qué tipo y su profundidad". Porque "un problema serio de la investigación en Cacaxtla es la dispersión: es muy poca para la relevancia del sitio".

Falta información

Por Cacaxtla, continúa, han pasado gran cantidad de investigadores, pero "faltan hasta informes técnicos. Nos faltan publicación, interpretación, inclusive fotografías. Desde el punto de vista de la conservación está poco documentado cómo se ha realizado y en qué grado ha avanzado el deterioro de los murales.

"Hace falta hacer un registro de los daños, pero a largo plazo, no puede ser uno apriorístico con base en la memoria personal. En el caso de Cacaxtla hemos confiado en exceso en la memoria personal de los investigadores. Independientemente de la burocracia cultural que nos rodea como investigadores del INAH, tampoco investigadores de otras instituciones nos han dado toda la información. No hay un concentrado. ¿Qué va a pasar?

"Mañana no sabemos si amanecemos. No se puede permitir que investigaciones tan importantes se las lleven a la tumba. Los primeros arqueólogos que entraron en contacto con los murales, y su contexto, fueron la puertorriqueña Diana López, que regresó a su país, y Daniel Molina, a quien mataron en Nueva York. La memoria se quedó en sus informes, pero a veces los arqueólogos no cumplen con el requisito de entregalos."

Cuando Palavicini armó una bibliografía sobre Cacaxtla, aunque sólo se trataba de una mención, apenas encontró en español medio centenar de textos, entre artículos y libros. En inglés, "le agregué otros 20 en los que se le menciona no directamente". Y, sobre escritura, un solo texto. Esto se debe a que "Cacaxtla es difícil".

Ejemplifica con el Mural de la batalla, de 22 metros de extensión, cuyo contenido en escritura no descifrada es muy alto: "Sus autores confiaron en que quienes iban a ver esos murales iban a entender los letreritos. Pero no tenemos ni idea de los letreritos. Es decir, el grado de desciframiento de la escritura que está representada en Cacaxtla es inferior al de la escritura maya y de la zapoteca".

Si los murales de Cacaxtla son "una maravilla", dado su estado de integridad, lo que en ellos se representa y el periodo a que pertenecen, están poco investigados en la historia de Mesoamérica, situación que los hace "muy interesantes".

La propuesta, nada nueva, de trasladar los murales a un museo, en aras de su protección, resulta "aventurada" para Palavicini: "Nos lo han dicho muchas veces. Restauradora, desprende tu mural; arqueóloga, tapa el hoyo, y no me estén mandando proyectitos. Por ejemplo, el mural del Templo Rojo tiene tres tipos de pared atrás, entonces no sabes cómo va a responder al proceso de desprendimiento. Se ha invertido en estudios que indican que las cosas pueden ser, inclusive, riesgosas".

Gracias al actual proyecto de investigación de Cacaxtla, de conservación integral, que ha implicado una instrumentación nueva del gran basamento, "vamos a saber dónde está más húmedo, donde más seco, cuáles son las temperaturas máximas y mínimas".

Palavicini agrega: "Hemos tumbado muchos mitos sobre el techo, que si se movía, se movían los murales. Ahora sabemos que eso pasa algunas veces, pero en otras partes no. Lo más importante es que sabemos cuánto mide ese movimiento, si es peligroso o no, porque todas las estructuras se mueven. Pero, ¿qué tan peligroso es para lo que se considera patrimonio cultural?"

Cacaxtla viene a ser un auténtico reto para la conservación, dada la conjunción de la pintura mural y los materiales constructivos específicos del lugar. Porque "valen los murales por sus edificios, y los edificios por sus murales".

 
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