Usted está aquí: domingo 29 de octubre de 2006 Opinión Bajo la Lupa

Bajo la Lupa

Alfredo Jalife-Rahme

La pesadilla de EU: la resurrección de Rusia

Ampliar la imagen La Organización de Países Exportadores de Petróleo y Rusia lucharán por mantener el precio del crudo FOTOReuters

El eje Rusia-China ha reaccionado con exitosos hechos tangibles en el tablero de ajedrez de la geoestrategia y ha aprovechado los estrepitosos errores del unilateralismo de la torturadora teocracia bushiana.

El geopolitólogo y economista Frederick William Engdahl, con excelentes contactos en la cúpula alemana, después de haber enunciado el "fin de la era del dólar" (ver Bajo la Lupa, 25/10/06), acaba de consagrar un extenso análisis al "surgimiento del gigante ruso" (Asia Times, 25/10/06).

Cita dos acontecimientos recientes, que destacan el "resurgimiento de Rusia como gran jugador del poder global": la cumbre de temas energéticos con la canciller alemana, Angela Merkel, y el "redireccionamiento del gas natural del yacimiento gigante Shtokman en el mar de Barents (proyecto de 20 mil millones de dólares); una semana después, Indonesia compró 12 modernos submarinos rusos".

La "nueva Rusia recupera su influencia mediante movimientos estratégicos, fincados en sus activos geopolíticos en energía (...) Los ejecuta de manera hábil, tomando ventaja de las locuras estratégicas y de los enormes errores políticos de Washington".

China, coloso económico , "no será capaz de emerger como verdadera potencia global independiente en la próxima década, si no resuelve dos vulnerabilidades estratégicas: su dependencia creciente a las importaciones energéticas para su crecimiento económico y su inhabilidad para asentar una disuasión nuclear creíble frente a un primer golpe de Estados Unidos".

"Rusia dispone de potencial de disuasión nuclear para contrarrestar el dominio unilateral estadunidense", mientras ha constituido un eje con China en el Grupo de Shanghai.

Rememora con lujo de detalle geopolítico todos los movimientos hostiles de los grupos petroleros de Estados Unidos bajo la férula del vicepresidente Dick Cheney, el verdadero poder, con el fin de "deconstruir" a Rusia y apoderarse de sus vastos recursos energéticos. Pero "de manera irónica la agresiva política exterior de Washington en la etapa del vicepresidente Dick Cheney y el secretario del Pentágono, Donald Rumsfeld, desde 2001 ha hecho más que nutrir en Eurasia la combinación estratégica más temida por los políticos realistas, como Henry Kissinger o Zbigniew Brzezinski, específicamente la cooperación económica y militar estratégica de largo plazo entre dos anteriores enemigos de la guerra fría: China y Rusia".

En términos de "nivel de vida, mortalidad y prosperidad económica, hoy Rusia no representa un poder de clase mundial. En términos de energía, es un coloso. En términos de superficie territorial, es aún el más grande del mundo. (...) Posee las mayores reservas de gas natural, fuente de energía que constituye el enfoque que juegan las principales potencias globales". Pese al "colapso de la URSS y el consecuente deterioro del sector militar ruso, es el único poder con capacidad militar que se apareja con Estados Unidos".

Aduce que con el precio del barril a 60 dólares puede empezar a extraer el crudo de las regiones remotas del Artico, lo cual delata, a nuestro juicio, que tanto la Organización de Países Exportadores de Petróleo como Rusia lucharán por conservar el precio en ese nivel, mientras las trasnacionales petroleras anglosajonas intentarán devaluarlo al máximo.

Revisa las tres rutas geográficas de exportación de petróleo y gas rusos que abastecen Europa occidental, China, Japón y el este asiático. Pone de relieve su extensa red de gasoductos pertenecientes al Estado: "quizá su más preciado activo después del petróleo y el gas. Aquí se encuentra el corazón de la nueva geopolítica del gas natural de Putin y el foco del conflicto con las compañías occidentales de petróleo y gas, así como con la Unión Europea".

Recapitula el proyecto del gasoducto noreuropeo que conecta los yacimientos rusos con Alemania a través del mar Báltico y evita el paso por Polonia, Letonia y Lituania. Hoy, "Rusia es de lejos el principal abastecedor de gas natural de Alemania", tercera potencia geoeconómica global. Los proyectos son a la medida del gigantismo ruso, y su gobierno anunció en fechas recientes la construcción del gasoducto que conecta el este de Siberia con el océano Pacífico, a un costo de 11 mil 500 millones de dólares, que abastecerá a China, Japón, la península coreana y el este asiático.

El zar Putin ha puesto en orden a las voraces y depredadoras trasnacionales petroleras anglosajonas que se pasaron de la raya, cuyos contratos leoninos se están tambaleando en Sakhalin I (Exxon-Mobil, cuyo abogado es el texano James Baker III, íntimo del nepotismo dinástico de los Bush) y en Sakhalin II (Shell). Putin busca recuperar el control de los recursos energéticos dilapidados por Yeltsin, lo cual forma parte de la "emergente estrategia energética rusa", que también ha incorporado a Turquía mediante el gasoducto "corriente azul", a un costo de 3 mil 200 millones de dólares, que alcanzará el mar Negro para abastecer el sur europeo y el oriente del mar Mediterráneo. En suma, "Rusia edifica nuevas alianzas económicas a lo largo de Eurasia para su próxima colisión contra Estados Unidos".

El éxito de Putin radicará en su capacidad de "defender su estrategia energética euroasiática" con una "disuasión militar creíble", frente a los planes de "supremacía nuclear estadunidense", eminentemente ofensiva, expuestos en un artículo revelador de Kier Lieber y Daryl Press (Foreign Affairs, marzo-abril/06): "Estados Unidos será capaz de destruir próximamente, de un primer golpe, los arsenales de largo alcance de Rusia o China". Lieber y Press abultan tanto el "declive precipitado del arsenal ruso", como el "paso glacial de la modernización de las fuerzas nucleares chinas", lo cual implica un "dramático giro en la correlación de fuerzas que favorecen las notables mejorías de Washington".

Nadie niega el "abrupto deterioro ruso desde el colapso de la URSS, pero Lieber y Press abusan de la fantasía y no toman en cuenta las recientes dotaciones del arsenal ruso. A juicio de Frederick William Engdahl, la "guerra contra el terror" y la expansión democrática del "gran Medio Oriente", que incluyen el proyecto de instalación de misiles en Polonia y la militarización del espacio sideral, encubren los verdaderos movimientos ofensivos estadunidense contra Rusia y China. No sin admitir la precariedad del ejército ruso, debido a dificultades económicas y financieras, sustenta que los "elementos de su resurrección como superpotencia militar todavía siguen vigentes", y realiza un inventario de su "estatuto militar de alta tecnología", que ha creado un "nuevo tipo de armas que fortalecen su disuasión nuclear" (su prioridad) y fomentan la exportaciones a entidades hostilizadas por Estados Unidos.

Rusia ha remontado la cuesta y gracias al petróleo y gas ha amasado más de 270 mil millones de dólares (quinto lugar mundial) en reservas, que sirven para apuntalar su industria militar.

La pesadilla que temía el geopolitólogo Mackinder se ha concretado gracias al efecto contrario que provocó el unilateralismo bushiano, el cual consiguió aliar a Rusia y China en el Grupo de Shanghai, pero más que nada a la "carta petrolera", en términos geopolíticos, que ha jugado magistralmente el Kremlin.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.