Usted está aquí: sábado 28 de octubre de 2006 Opinión Los de abajo

Los de abajo

Gloria Muñoz Ramírez

Explotación en el primer mundo

R oma, Italia. Giovanni trabaja en Atesia, el centro de llamadas telefónicas más grande de Italia, de nueve de la mañana a tres de la tarde. Sin seguridad social y sin prestaciones, con contratos de tres a seis meses, sin ningún derecho laboral, Giovanni hoy está en huelga. En septiembre su sueldo fue de 282 euros, y en octubre de 204. Un promedio de 14 euros al día en un país en el que la renta mínima de un departamento pequeño es de unos 500 euros. Giovanni acaba de casarse y su esposa está embarazada.

Emanuela Chiari tiene 25 años y trabajó cinco en Atesia, contestando llamadas telefónicas seis horas diarias. Es egresada de la Academia de Bellas Artes y sus expectativas de trabajo en este país del "primer mundo" son escasas. No le renovaron el contrato por rebelarse. Ahora trabaja en otro centro de llamadas y apoya la huelga de Atesia.

Chistian lleva seis años trabajando en esta empresa. Ingresó en Atesia primero con contratos de un mes, luego de tres y de seis meses. "Nada es seguro en esta empresa, donde puedes estar seis horas sentado esperando a que te asignen las llamadas. El pago es por llamada, ni siquiera por día o por hora. Una llamada de 2 minutos con 40 segundos hasta de una hora es pagada a 85 centavos de euro. De 30 segundos a un minuto te la pagan a 20 centavos de euro. En promedio, por seis horas de trabajo, puedes percibir hasta 25 euros. Aquí no hay descansos. Hay que esperar siempre una llamada, aunque a veces no llegue ni una".

Atesia se localiza en el sureste romano, dentro de lo que en los años cincuenta fue la Cinecittà, en el esplendor del cine italiano y las películas de Fellini. Hoy en uno de los barrios más poblados de Roma (tiene la misma población que Florencia). En lugar de los grandes estudios de cine se levantan enormes edificios habitacionales, comercios y oficinas. Una enorme y fría estructura metálica es Atesia. Adentro 3 mil 600 trabajadores y trabajadoras ven transcurrir las horas frente a un conmutador, la mayoría con contratos por proyecto.

En Italia 250 mil personas trabajan en estos centros de llamadas (la mayor parte, por supuesto, son mujeres). Atesia es la más grande, pero en todas son las mismas condiciones laborales. Son trabajos concebidos supuestamente para jóvenes o estudiantes, pero en realidad son ocupados por hombres y mujeres con responsabilidades, familia e hijos. "Esto no es un hobby, sino un trabajo. De esto dependemos", explican y se indignan Christian, Emanuela, Giovanni y todos los trabajadores plantados hoy en huelga frente a la empresa.

La indignación los ha llevado a organizarse. Iniciaron un movimiento hace poco más de un año: el Colectivo Precari Atesia. Alejados de los sindicatos coludidos con las empresas, de los partidos políticos y de las organizaciones gremiales, crean nuevas formas organizativas, sin dirigentes ni cúpulas. Representan en estos momentos una de las luchas más autónomas en Roma y su demanda central, entre otras, es lograr la contratación por tiempo indeterminado para todas (y todos) las trabajadoras de Atesia.

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