Usted está aquí: jueves 26 de octubre de 2006 Opinión Irak: la guerra inútil de Estados Unidos

Editorial

Irak: la guerra inútil de Estados Unidos

La campaña militar estadunidense en Irak se ha convertido en un desastre total, tal como se había previsto en todo el mundo desde 2003, cuando George W. Bush ordenó la invasión de ese país del Medio Oriente, apoyada en acusaciones falsas y llevada a cabo de forma unilateral e ilegal. Pero hay una diferencia. Entonces las críticas provenían básicamente del exterior; ahora la presión más intensa viene del propio Estados Unidos, cuya población exige el regreso inmediato de las tropas.

Con su ya legendaria "lucidez", en los últimos días el mandatario estadunidense ha expresado ideas que han estado permanentemente en diarios de todo el mundo desde hace cuando menos dos años, cuando resultaron más que evidentes las dificultades de las tropas invasoras para controlar el país. Primero, el presidente aceptó por primera vez similitudes entre las guerras de Irak y de Vietnam. "Podría tener razón", declaró Bush a la cadena ABC, ante una pregunta sobre la afirmación del editorialista Thomas Friedman, del diario The New York Times, que comparó los ataques rebeldes contra las fuerzas estadunidenses e iraquíes ­que han registrado un significativo incremento en los últimos meses­ con la gran operación militar del Vietcong en 1968, que a la postre propició la derrota del ejército estadunidense.

Pero la comparación con la guerra de Vietnam es pertinente en más de un sentido. Como en el país asiático durante los años 60 y 70, en Irak las tropas estadunidenses están empantanadas, sufriendo cada vez mayores bajas. En el caso iraquí, las tropas invasoras están ahogadas entre las difíciles condiciones ambientales, la oposición de gran parte de la población, las divisiones en la Casa Blanca y en las fuerzas armadas, los desacuerdos con el gobierno títere, la resistencia ­que ha provocado miles de bajas al ejército invasor­ y la presión interna, más fuerte conforme se acercan las elecciones legislativas de noviembre próximo y el fin del segundo mandato de Bush, en dos años más.

Luego, este miércoles, Bush reconoció que el descontento popular por la guerra en Irak está en aumento en Estados Unidos. "Sé que muchos estadunidenses no están satisfechos con la situación en Irak, yo tampoco estoy satisfecho", dijo en conferencia de prensa en la Casa Blanca, de forma mañosa, sugiriendo que el pueblo de su país está enfadado más por las dificultades de la campaña que por la guerra en sí misma, que es lo que realmente ocurre.

Por el contrario, Bush aseguró que "sí estamos ganando y sí vamos a ganar, a menos que nos retiremos antes de tiempo (...) Si tenemos éxito en Irak, el país estará más seguro. Si no tenemos éxito en Irak, el país estará menos seguro".

En ese contexto el tema de la retirada de las tropas está en el aire, más como arma electoral que como posibilidad real, a pesar de que es una de las mayores exigencias de los electores.

Esta idea es reforzada por declaraciones de aliados de Estados Unidos o de funcionarios de la Casa Blanca y el Pentágono. El primer ministro británico, Tony Blair, afirmó el miércoles que forzar ahora una salida de las fuerzas del Reino Unido en Irak supondría una "traición" para el pueblo iraquí y esas tropas. Por su parte, el general Peter Pace, presidente del Estado Mayor, advirtió ayer que pese a lo que se está alargando la misión en Irak su país está en condiciones de sostener otra guerra y "derrotar a cualquier enemigo con una fuerza apabullante".

Está claro, en todo caso, que para las grandes potencias, en concreto Estados Unidos y Gran Bretaña ­el aliado incondicional de Washington en Irak­, el pasado es poco más que nada. La lección de Vietnam, a pesar de la aceptación de Bush, no ha sido aprendida; por el contrario, los dirigentes de esas naciones parecen estar dispuestos a cometer los mismos errores, con las consecuentes pérdidas humanas y económicas, con el fin de seguir provocando guerras estratégicas, conforme al Destino Manifiesto.

De esta manera, todo indica que como en Vietnam, es el pueblo estadunidense el que tiene la palabra. "Las elecciones son un referéndum sobre qué partido tiene un plan para que la economía crezca y qué partido tiene un plan para que el pueblo de Estados Unidos esté más seguro", declaró el presidente estadunidense. A pesar de la aparente confianza de Bush respecto del resultado de las elecciones venideras, esperemos que los votantes confirmen categóricamente que la invasión a Irak ha sido un costoso error, y que por fin lo entienda la Casa Blanca.

 
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