Usted está aquí: jueves 26 de octubre de 2006 Cultura La aprobación de la ley del precio único favorecería nuevos proyectos libreros

Hoy se instala la Comisión de Cultura del Senado, que analizará el tema

La aprobación de la ley del precio único favorecería nuevos proyectos libreros

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

La Comisión de Cultura de la Cámara de Senadores, que encabeza María Rojo y se instala hoy, tendrá como tema central de su agenda el análisis de la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro, vetada por el presidente Vicente Fox por el capítulo referente al precio único, considerado por editores y libreros la columna vertebral de esa legislación que, a mediano y largo plazos, permitirá el repunte de la industria editorial gracias, en esencia, a la creación de nuevas librerías.

El sector librero se ha visto fuertemente perjudicado por la guerra de descuentos desatada por las grandes cadenas de librerías hace 30 años, descuentos que en la práctica son imposibles de aplicar pequeños negocios. Varias han cerrado sus puertas, pero en medio de esta deblacle existen nuevos proyectos que apuestan a consolidarse con el establecimiento del precio fijo.

¿El precio único en realidad beneficiaría a este eslabón de la cadena editorial en México?

Tan sólo un dato: en el país existen 606 librerías, según un estudio de la Caniem, el CNCA y la Asociación de Libreros.

Hablan del tema Gerda Gatterer, de la librería Las Sirenas, que cerró este año después de tres lustros de trabajo; Edwin Culp, de la galería de libros Conejo Blanco; el editor Diego Rabasa, sobre el proyecto de abrir una nueva librería el próximo año, así como Antonio Ramírez, de la librería independiente La Central, cuya matriz está en Barcelona.

Las sirenas, en San Angel, nació en 1991 por iniciativa de Gerda Gatterer y Angela Alfarache. Su fondo editorial, además de literatura en español, ofrecía títulos en inglés, para niños y adultos, y libros de arte. El fondo se remató para que salieran las cuentas en el cierre.

Esta librería "era un proyecto integral, lo teníamos como un negocio, pero también como un proyecto cultural que al final ya no se pudo sostener. Teníamos un grupo de clientes muy fiel, pero (en el cierre) influyeron varias cosas como la caída del poder adquisitivo, subió el precio de la libra -importábamos desde Gran Bretaña-, y uno de nuestros grandes problemas era la competencia desleal de los grandes monopolios libreros del país; ahí no podíamos competir con nuestro fondo en español", señala.

"En años recientes se dio la concentración de editoriales y librerías; en ese proceso se acaba la diversidad, y el libro se convierte en un artículo de consumo como cualquier otro. Por eso -añadió- necesitamos una ley integral donde el punto nodal sea el precio único; eso fomentará que haya más lectores, que se abran más librerías y después ya se puede pensar en programas importantes de fomento a la lectura. ¿Cómo hago esos programas si no tengo puntos de venta donde ofrecer los libros?".

En los países donde se ha aprobado el precio único está demostrado que hay más lectores y más librerías, sobre todo pequeñas y especializadas con buena oferta, y que el precio del libro baja, puntualizó Gatterer.

Polémica por la medida

Uno de los argumentos contra el precio único, que esgrimió la Comisión Federal de Competencia, fue que aumentarían los precios de los libros. Al respecto, Antonio Ramírez, director de la librería catalana La Central, subraya: "es falso que el precio fijo incremente el valor de los libros; está comprobado que donde se aplica el costo sube menos que en condiciones de precio libre".

Esta librería, especializada en humanidades, surgió hace 10 años y hoy cuenta con tres sucursales en Barcelona y otra en Madrid. "Sin el precio fijo no habríamos podido crecer. Está claro que en el mundo del libro la competencia no puede ser únicamente por el factor precio. La competencia tiene que darse sobre factores o elementos como servicio, calidad, competencia técnica y profesional.

"Cuando la competencia se da sólo por el precio se reduce rápidamente la variedad de la oferta. Lo que hace un sistema de competencia abierta sobre precios es que las librerías se concentran en las novedades y los best sellers, menospreciando a las pequeñas editoriales y los libros de fondo. El ejemplo es claro: en Gran Bretaña, donde levantaron el pacto por el precio fijo, han desaparecido la mayoría de las librerías independientes", expresa Ramírez, y destaca: "El criterio más liberal de que el precio fijo limita la competencia es contradictorio. En realidad la competencia sin el precio fijo limita la variedad de la oferta, impide que las pequeñas editoriales sobrevivan y puedan añadir nuevos y más variados títulos a los que existen en el mercado".

En Francia el libro es tema importante: además de aplicar el precio fijo, existe el Centro Nacional de las Letras, con presupuesto anual de 22 millones de euros, encargado de dar apoyos, cursos, y organizar actos de promoción de la lectura y el libro y, de coordinar todas las acciones del gobierno francés en favor del libro en colaboración con las asociaciones de editores y libreros.

Hoy este país europeo cuenta con más de 3 mil puntos de venta; en 25 años de precio único el valor de los textos no ha aumentado más que la inflación y al mismo tiempo se ha fortalecido la red de bibliotecas, otro de los escalones de la industria editorial.

Todos los sectores están contentos porque el libro es algo muy particular, señala Christian Moire, responsable de la oficina del libro de la embajada de Francia en México. Baste decir que Francia produce 40 mil títulos anuales; "es imposible que un librero tenga todos esos títulos en su local y ahí entra la especialización de las librerías, el servicio que ofrecen a sus clientes, quienes saben que, si en ese momento no encuentran el libro, el librero se lo conseguirá en unos días y no le costará más que en otra ciudad".

Los legisladores comprendieron que cada eslabón de la cadena de la industria editorial es muy importante: si hay una parte débil la cadena entera está débil, así que reforzaron la cadena de librerías en el país; la de bibliotecas era y es fuerte, pero para tener un país donde la gente lea hay que tener librerías y que en esas librerías haya personas que sepan de libros, afirma el funcionario.

El libro es importante porque "Francia es un país democrático y la democracia necesita ciudadanos cultivados. La lectura es una de las formas de educar, de cultivar no sólo el gusto por la lectura, sino el sentido crítico: ser lector, entrar a una librería, estar frente a 40 mil títulos y buscar uno es una manera de ejercer el sentido crítico".

En México hace tres meses surgió una alternativa a las grandes cadenas de venta de libros: Conejo Blanco, galería de libros ubicada en la calle Amsterdam, en la Condesa, encabezado por Edwin Culp, Adriana Casas y Marcela Flores. Además de cafetería, este local ofrece 6 mil títulos, algunos expuestos sobre y dentro de una tina de baño, y un quirófano que funciona como sala de exposiciones.

Quisimos hacer un proyecto menos comercial, en el que los libros no se ofrecieran a destajo, señala Edwin Culp.

Como nuevos libreros el precio único "es fundamental, y fue uno de los principales motivos que nos animaron a entrarle en un proyecto de este tipo. Lo que ocurre con el precio libre es que las editoriales inflan sus precios para ofrecer fuertes descuentos a las grandes librerías sin afectar las ganancias. La consecuencia es que en la política de descuentos la competencia es muy salvaje, los precios aumentan y al final un libro que en España cuesta 10 euros en México lo encontramos en 300 pesos, ya con descuento".

Culp reconoce que es difícil competir con las grandes librerías, así que en el caso de Conejo Blanco se apoyan con distribuidoras y editoriales extranjeras y de entrada ofrecen al lector "una librería que no le pone enfrente el libro de moda ni se lo restriega en la cara, y los libros están expuestos sin favorecer a un título sobre otro.

"Estamos en favor de la ley del libro y del precio único", subraya, y en ese mismo sentido se pronuncia Diego Rabasa, director de proyecto de una nueva librería que se abrirá en los próximos meses en la zona de San Angel y que aún no tiene nombre.

Evidentemente, la aprobación del precio único "nos favorecería muchísimo, aunque de todas maneras lo vamos a hacer. La premisa es hacer algo distinto a lo que actualmente existe y tratar de recuperar la figura del librero como el puente entre el editor y el lector", señala Rabasa, editor de Sexto Piso, quien precisa que la librería y la editorial son dos cosas independientes.

Por lo pronto Federico Urtaza, secretario técnico de la Comisión de Cultura de la Cámara de Senadores, adelantó que "una de las cosas prioritarias por su trascendencia" es el análisis de la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro y por ello, una vez que se instale la comisión, los senadores se reunirán con los promotores de esa ley. Lo importante, dijo, "es retomar ese espíritu de consulta".

 
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