Usted está aquí: martes 10 de octubre de 2006 Política Innecesario crear un nuevo partido, basta con la autocrítica: Zambrano

Descarta que Nueva Izquierda se vaya a desmarcar de López Obrador

Innecesario crear un nuevo partido, basta con la autocrítica: Zambrano

Diagnostica que lo central es no "picarnos los ojos unos a otros, pues nos convertiríamos en estorbo para la resistencia civil"

Exhorta a reincorporar a intelectuales y líderes sociales

ARTURO CANO

Ampliar la imagen Jesús Zambrano negó la autoflagelación como método para reimpulsar al Partido de la Revolución Democrática Foto: Francisco Olvera

A Nueva Izquierda (NI), la corriente mayor del Partido de la Revolución Democrática, se le ve desde fuera como el agrupamiento de los "moderados" del perredismo. Jesús Zambrano, uno de sus dirigentes, dice que los ven como la "izquierda buena onda" siempre y cuando sigan en la oposición. "Pero se equivocan si creen que nos vamos a desmarcar de Andrés Manuel López Obrador".

En entrevista, Zambrano, quien actualmente forma parte del equipo de transición de Marcelo Ebrard, juzga innecesaria la creación de un nuevo partido sostiene que el PRD requiere la autocrítica para no terminar siendo un estorbo al movimiento de resistencia civil, pero se niega a la "autoflagelación" como método. Aún así, es de los pocos que sostienen en público que las estructuras paralelas que funcionaron durante la campaña electoral se crearon "con un sentido de exclusión" del partido.

A continuación, extractos de la entrevista con Zambrano.

-¿Un nuevo partido?

-La salida no es empezar el debate planteando que requerimos otro partido. Nunca segundas partes fueron buenas. En 17 años el PRD ha adquirido una presencia indiscutible, ha creado miles de dirigentes con un claro sentido de pertenencia. De ahí que, por ejemplo, la columna vertebral en los campamentos (del plantón) fuera la presencia de militantes y dirigentes del PRD. Por ello no puede pensarse que, como en 1988, el principal producto de este movimiento sea la creación de un nuevo partido por encima del PRD.

-Está bien como está.

-El partido está obligado a repensarse, a renovarse, para tener la capacidad de incorporar a sus filas a la enorme cantidad de dirigentes, cuadros y militantes de la resistencia civil, de todos quienes lograron una cantidad de votos que nunca había tenido la izquierda.

-¿Cuáles cambios entonces?

-El partido debe renovarse y abrirse para que se reincorporen, por ejemplo, los intelectuales que se habían alejado. Inclusive quedaría en segundo plano el nombre del partido. Lo que debe subrayarse es que sin el PRD o desde fuera del PRD no se logrará este redimensionamiento y esta revisión del partido. Solamente con y desde el PRD se logrará poner en sus justos términos el debate sobre nuestro propio futuro.

-¿Una reforma interna sería suficiente para no dilapidar los 15 millones de votos?

-Algunos personajes importantes, como Alejandro Encinas, dicen que el PRD debe desaparecer, y que en el Frente Amplio Progresista (FAP) está la simiente de un partido. ¿Convergencia o el Partido del Trabajo van a sumarse? Lo dudo. El salto que debe dar el PRD hoy es para tener la capacidad de abrirse a todos estos liderazgos de la resistencia y volver a acercar a la intelectualidad que se ha alejado de nosotros en la medida en que hemos desdeñado el debate teórico. Ahora, si sectores importantes, intelectuales, personalidades de mucho peso, llegaran a poner como condición para incorporarse que el PRD aportara su disolución, como lo hizo el PMS, deberíamos estar dispuestos a hacerlo. Pero sólo después de un debate profundo.

Autocrítica sin autoflagelación

"Lo central no es estarnos picando los ojos unos a otros", dice Zambrano, quien comparte con otros perredistas la idea de que "el juego de nuestros adversarios" pasa por demandar al PRD una crítica de sus errores de campaña que se traduciría en una "autoflagelación".

Caer en ese juego, añade el ex delegado en Gustavo A. Madero, podría echar por la borda la posibilidad de que se hagan realidad "las reformas profundas que requiere el país".

Sin embargo, Zambrano no elude examinar algunos de los temas polémicos que otros dirigentes han decretado fuera de agenda, con el argumento de que "no es la hora de la autocrítica sino de la unidad".

Uno de esos temas son las estructuras paralelas que López Obrador creó para la campaña. "Se crearon no sólo paralelamente, sino con un sentido de exclusión del partido, no con una visión incluyente".

-Pero muy pocos en el PRD cuestionaron su creación.

-Es parte de la autocrítica que debe hacerse.

-Pero si porciones del partido no fueron requeridas, ¿por qué ahora sí lo serían?

-La campaña terminó necesitando al partido, que hoy es la columna vertebral de la resistencia, y ahora es la máquina electoral que se requiere para nuevos triunfos y también es esencial para la lucha parlamentaria. No se trata de que el partido sea un monopolio, pero tampoco de que sea visto de nueva cuenta como el mal necesario.

Las corrientes

Convencido de que "ya se cerró un ciclo" en la vida del PRD, Zambrano dice que "debemos revisar los esquemas de funcionamiento, de toma de decisiones, esta forma de accionar de las corrientes, que en no pocos sentidos se han pervertido y convertido en grupos de intereses".

-Sus adversarios internos dirían que está describiendo a Nueva Izquierda.

-Cuando critico a estos agrupamientos critico a mi propia corriente. Nos hemos ido conformando con todos los vicios que le criticamos al PRD y a los demás agrupamientos.

Zambrano repasa lo sabido: que los agrupamientos internos perredistas "en la mayoría de los casos son vistos sólo como plataformas de lanzamiento para alcanzar puestos directivos o cargos de elección".

Se trata de una idea autocrítica que los perredistas han soltado una y otra vez, como cuando tras los videoescándalos anunciaron la disolución de las corrientes.

"Terminó siendo una simulación. Era el momento de decisiones para evitar que se repitieran las prácticas que se evidenciaron con los videoescándalos. Pero los únicos que aportamos una cuota real y sincera fuimos nosotros, que nos cercenamos lugares en el comité nacional y otros espacios".

-Muchas veces han abordado el tema, pero, ¿cuándo hallarán la fórmula para acabar con los "vicios de las corrientes"?

-Se tiene que partir de un ejercicio autocrítico real, sincero, de tener la confianza política suficiente para determinar si seguimos cabiendo todos en el partido o no. Y además dejar claro qué diferencias reales hay entre las corrientes.

La izquierda buena onda

Por el nombre de Zambrano y el de Jesús Ortega, NI es más conocida como la corriente de Los Chuchos, aunque recientemente algunos hablan de Los Carlos, por el peso de nuevos personajes, como el coordinador de los senadores Carlos Navarrete. Entre sus compañeros de partido y sus adversarios hay quienes los consideran los negociadores por excelencia del PRD.

"Nos ven como una izquierda moderada, buena onda -conviene Zambrano-, pero nuestros adversarios y críticos solamente claman por nuestra presencia cuando sienten peligrar sus intereses para que supuestamente aplaquemos a la parte más belicosa del movimiento. El problema es que prefieren que la que llaman 'izquierda responsable' lo sea solamente desde la oposición".

-Los ven como una garantía para "contener" a López Obrador.

-Nos llaman a la "responsabilidad" quienes hicieron todas las campañas negras contra López Obrador y el PRD. Porque no quieren vernos ejerciendo nuestro derecho a ser mayoría. Y se equivocan si creen que nos vamos a desmarcar de López Obrador. El PRD no lo va a hacer.

-Puede hacerlo. En el Congreso, trazando su propia agenda legislativa.

-Cometeríamos un grave error si nuestra lucha principal la concibiéramos en las cámaras, porque ahí, sin un movimiento potente afuera, nos van a aplastar, como están intentando hacerlo hasta ahora. No es hora de decir que vamos a cuidar nuestras canicas, porque la gente nos dio esa votación porque quiere cambios profundos. Y en ese sentido el manejo de nuestro capital político no puede ser conservador. La mejor inversión es hermanarlo con la resistencia civil pacífica para empujar una salida institucional a esta crisis que vivimos.

En la enumeración de los retos del perredismo, Zambrano destaca la necesidad de que "las grandes decisiones" sean tomadas en el seno del partido. El peso que en la historia de este partido han tenido los liderazgos de Cuauhtémoc Cárdenas y de Andrés Manuel López Obrador hace necesario que "se tenga la capacidad por parte del partido de discutir con ellos y junto con ellos tomar las decisiones". Por muy grande que sea el "peso específico" de un dirigente, dice Zambrano, es preciso que acuda cotidianamente a confrontar sus puntos de vista y que en el partido "no se tema debatir con el dirigente".

 
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