Usted está aquí: martes 10 de octubre de 2006 Espectáculos La era Bush ha sido triste para el periodismo: George Clooney

Los grandes medios olvidaron su misión de cuestionar, afirma el cineasta

La era Bush ha sido triste para el periodismo: George Clooney

Compareció ante el Consejo de Seguridad de la ONU para abogar por acciones de paz en Africa

ANDREW GUMBEL THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Clooney, acompañado del actor Don Cheadle, en la conferencia de prensa en la que se firmó un proyecto para crear un fondo de ayuda contra la violencia en Sudán Foto: Reuters

Aparte de su considerable éxito como actor y director, George Clooney se ha distinguido por su activismo en asuntos de política internacional. Después de un viaje a Darfur, en abril pasado, se ha vuelto la figura pública más visible entre las que promueven una intervención internacional en el conflicto antes de que se vuelva una calamidad equiparable a la de Ruanda en 1994, o algo peor. En Estados Unidos, su desempeño como portavoz del Hollywood liberal le ha ganado en círculos conservadores el epíteto de "traidor" por poner en duda la necesidad de invadir Irak.

Lo que Clooney ha hecho en esencia es usar su celebridad y su considerable encanto personal y talento como armas para promover toda clase de causas. Eso le ha permitido también hacer películas poco convencionales, de abierto corte político, que normalmente alejarían a los productores de Hollywood. Realizó el viaje a Darfur en compañía de su padre, ex periodista de televisión en Kentucky. La celebridad de Clooney los ayudó a llegar a lugares donde ni siquiera avezados periodistas habrían logrado adentrarse. Presenciaron escenas dantescas, y lo más importante, comentó el actor, es que atrajeron gran atención sobre el caso. "Yo no soy periodista, pero puedo dar a esos profesionales la oportunidad de hacer su trabajo. Es difícil encontrar espacio en los medios para esta clase de notas, a menos que una celebridad se involucre. Y de paso me purifiqué de la campaña que tuve que hacer la primavera anterior para ganar el Oscar."

Clooney compareció ante el Consejo de Seguridad de la ONU para abogar por una misión de paz del organismo mundial que remplace la actual de la Unión Africana, pues de otro modo miles de vidas están en riesgo. "No pretendo educar al Consejo de Seguridad sobre lo que ocurre en Africa o en Darfur, sino sólo pedirle que haga lo que puede."

El actor se encoge de hombros ante las críticas de que busca hacerse publicidad. "Hay quienes cuestionan todo lo que hace una celebridad. ¿Qué creen, que necesito más fama? Sólo trato de participar en la condición humana."

Batallas diarias

Al crecer Clooney en Lexington, Kentucky, y tener por padre a un periodista de televisión, las batallas que a diario se libran en los medios "formaban parte de mi vida cotidiana", recuerda. Sus años de formación transcurrieron en la era de Watergate y la gesta de Woodward y Bernstein, pero también fueron un parteaguas para la televisión estadunidense, cuando las prerrogativas comerciales de las grandes cadenas chocaban con la ética de servicio público de los periodistas de vieja escuela.

"Entendí que era una batalla entre el entretenimiento y las noticias. Mi padre combatía día con día. Perdió empleos por no transigir en las noticias." Hoy, cada vez que pueden llamar la atención sobre Darfur y ganar primacía a las notas sensacionalistas de secuestros y asesinatos, que son el negocio principal de los noticieros, Clooney y su padre ganan una pequeña batalla. "Es una batalla difícil, y tarde o temprano vuelven a aparecer esas notas, que también son tragedias humanas, pero no se puede permitir que se superpongan a Darfur o a las batallas en Medio Oriente."

En especial, esas preocupaciones han estado en la mente del cineasta después del 11/S, cuando los medios estadunidenses cerraron filas detrás de Bush y no dejaron de hacerlo hasta el desastroso manejo que tuvo su gobierno de la catástrofe del huracán Katrina, el año pasado, y ya para entonces la Casa Blanca había provocado dos guerras e incitado la indignación del resto del planeta.

"En el año y medio o dos que precedieron a la guerra en Irak, los medios pasaron por alto sus responsabilidades", afirma Clooney. "No creo que nadie lo niegue. Y si el New York Times, el Washington Post y USA Today reniegan de su responsabilidad, créanme que también lo harán los demás. Ha sido una época triste para el periodismo. Ya teníamos al Congreso del lado de la Casa Blanca; necesitábamos más que nunca un cuarto poder que llamara a cuestionar antes de tomar decisiones. Las fallas de los medios se reflejan también en el resto de nosotros. ¿Cuánto tiempo después del 11/S se necesitó para que los reality shows volvieran a ponerse de moda? ¿Tres meses? Hay una responsabilidad en todos nosotros."

"Hemos despertado conciencias"

Clooney se siente parte de una larga tradición hollywoodense de actores inteligentes y seductores que también producen, dirigen y se involucran en política. Warren Beatty es el antecesor inmediato, pero ha habido más. "No es novedad que una celebridad promueva causas. Hemos despertado conciencias." Del mismo modo, los filmes políticos han definido ciertos momentos de la historia estadunidense, ya sea al ganar apoyo para la Segunda Guerra Mundial o cristalizar la oposición a la intervención en Vietnam. "No somos los primeros en responder: por lo regular se necesita año y medio para completar una película. Pero en ocasiones somos los voceros, como en el caso del sida o del movimiento por los derechos civiles", señala el cineasta.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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