El rave con policías al frente consiguió por primera vez evocar el ambiente festivo
Waxolutionists, Christopher Just y Nortec lograron prender a los jóvenes
La propuesta del colectivo mexicano conquistó a los jóvenes que buscaban cotorreo
Ampliar la imagen Actuación de Waxolutionists en el concierto No más Mozart Foto: María Luisa Severiano
Guanajuato, Gto., 8 de octubre. Miles de jóvenes del Bajío y de otras partes del país por fin tuvieron este sábado uno de los pocos momentos diseñados por el Festival Internacional Cervantino para ellos: un espectáculo de música electrónica que desbordó la Alhóndiga de Granaditas.
Con un público de al menos 6 mil personas, en su gran mayoría jóvenes, aunque también había adultos y niños, el grupo austriaco Waxolutionists, el diyéi Christopher Just y, sobre todo, el colectivo mexicano Nortec lograron darle por primera vez a esta 34 edición un sentido festivo.
Esta especie de rave con policías al frente, como lo describió un destacado periodista cultural televisivo, comenzó a las 8 de la noche con los de Waxolutionists, quienes mostraron su singular trabajo de hip hop mediante el sampleo, la instrumentación en vivo y las tornamesas.
Una vez entibiado el ambiente con los sonidos y los videos tomados en vivo a la mesa de aparatos de los de Waxo, vendría luego Just y su interesante y controvertida desestructuración de Mozart, con La flauta mágica y la Sinfonía concertante.
Tras mostrar sus dotes que le han ganado el mote de "príncipe del tecno", Just dio entrada de nuevo a Waxolutionists y al final incluyó una rola acompañada de una grabación con una consigna de algún modo extraña, sobre todo porque no tuvo eco entre la chaviza, más cercana a la fresés y el cotorreo que a otra cosa: "¡El pueblo unido jamás será vencido!"
Tras un breve intermedio en el que cientos de jóvenes bajaron al pie del escenario y obligaron a recoger casi todas las sillas colocadas al frente, lo que provocó el nerviosismo de algunos policías de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado, el telón se reabrió para mostrar a los de Nortec en medio del reconocimiento total.
Entonces Roberto Mendoza, Pepe Mogt y Jorge Ruiz ofrecieron su mezcla de música electrónica con música norteña, aunque ahora esta última pasó al primer plano casi al final del concierto.
Con su repertorio y las clásicas imágenes en las dos pantallas gigantes del escenario -por ejemplo: norteños con sombreros y letreros de cantinas en dibujos animados, y de video con acordeonistas-, los de Nortec dieron el contexto para la expresión y desfogue de los espectadores. También aparecían letras de canciones, "bailarina presumida, con la boquita pintada parece que miras al cielo".
Fueron además momentos para la reafirmación de las tribus y las identidades de todo tipo, como las de un grupo de estudiantes politécnicos chilangos, que tras sus ¡hueeélum! agregaban: "¡El que no brinque es puma!" Otras tribus respondían más bien a las filias locales: "¡Viva Guanajuato!", o "¡Viva León!"
Andaban por ahí, además, chavos de otros lugares del país, tan lejanos de aquí como Mexicali. Todos tuvieron su noche cervantina.