"Jotea, estás en un antro gay", señaló al coreógrafo el dueño del bar donde bailó
Manuel Ballesteros supera problemas para presentar Nortearte en San Luis
San Luis Potosi, 8 de octubre. El bailarín y coreógrafo sonorense Manuel Ballesteros (San Luis Río Colorado, 1974) lleva 47 representaciones de su solo Nortearte. La de anoche ha sido, sin duda, "la más fuerte".
Ballesteros fue invitado a presentar Nortearte, un canto a la cultura del norte, en el 26 Festival Internacional de Danza Contemporánea Lila López, que se lleva a cabo en la capital potosina hasta el día 14. Ya había actuado en la edición 24, en el auditorio del Centro de Difusión Cultural. De hecho, hace dos años ganó el premio al mejor bailarín. Ahora, fue llamado nuevamente.
El espectáculo está concebido como un reto artístico porque, aparte de bailar, también habla y canta quien comenzó su carrera con Producciones La Lágrima, de Adriana Castaños. El objetivo de Ballesteros es llegar a públicos ajenos a la danza mediante situaciones o personajes que identifiquen como propios, en este caso los cantantes de la música norteña, grupera.
Inclusive, la pieza incluye grabaciones hechas por un conocido locutor de Hermosillo, cuya presentación "suena igual a las que les hacen a los grandes cantantes en los bailes de miles de personas". Eso, como al público se le hace familiar, entonces, acepta "las pequeñas diferencias con el baile".
Estrenado hace dos años en la Casa de la Cultura de Hermosillo, Ballesteros ha llevado Nortearte a escenarios tan disímiles como canchas, explanadas y templetes. No supo, sin embargo, que lo iba a presentar en el Greko, un bar gay, hasta que llegó aquí el jueves por la mañana y vio la programación del festival. Pensó que bailaría en "una explanada o algo así", dado que se le había especificado que el festival buscaba foros alternativos.
En conferencia de prensa con el actor Tito Vasconcelos, invitado a impartir un taller de cabaret, María González, directora del festival, expresó que "la danza está en muchas otras disciplinas, la ópera, el teatro, el cabaret, los nuevos espectáculos circenses", lo que "nos permitía abrir un nuevo foro de show cuando pensamos en que Nortearte se tendría que abrir en un centro nocturno".
Bueno, el Greko no es precisamente un centro nocturno. Independientemente de las orientaciones sexuales de la clientela del bar, "las condiciones del lugar son bastante precarias", observó Ballesteros. El espectáculo, que producirá el taller de Tito Vasconcelos, también se presentará allí.
Anunciada para las 23:30 horas, la primera de las dos funciones de Nortearte se retrasó una hora porque al parecer el dueño, de nombre Alfredo, no quería empezar porque no había suficiente público.
Si el viernes fue respetuosa y receptiva la concurrencia, integrada en su mayoría por participantes en el festival, el sábado la situación cambió. Como el dueño le había dicho a Ballesteros "jotea, estás en un antro gay", el bailarín se presentó el sábado con "una boa roja de plumas" colgada del cuello, pero ni así se salvó el espectáculo.
De entrada el bailarín sintió "muy fuerte" la energía del lugar. El primer grito fue de "mucha ropa". Cuando Ballesteros anunció "ahí les va una canción", se escuchó un "no", seguido de "que se baje, que se quite la ropa". El bailarín no se amedrentó. En una parte de la obra donde se baja del escenario, se dirigió a la parte más resistente de la sala para que le dijeran de frente lo que sentían. Los inconformes le voltearon la espalda y escuchó "qué asco".
Por lo menos Ballesteros pudo terminar su coreografía, pero resulta que el dueño no quería pagarle completa la función. Por alguna razón sus honorarios serían cubiertos por el bar y no por el festival.
Para Ballesteros fue una experiencia "buena", aunque "muy fuerte". Fueron sus primeras funciones después de sufrir una fisura y un esguince en el tobillo izquierdo. Mañana, martes, volverá a bailar Nortearte, pero en Ciudad Obregón, Sonora. El viernes parte para Shanghai para participar en el octavo Festival Internacional de Arte.