Anna Politkovskaya recibió cuatro tiros, uno de gracia

Asesina sicario a periodista rusa crítica con el Kremlin

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscú, 7 de octubre. "Para un periodista que trabaja en Rusia no hay seguridad personal garantizada. De nada serviría tener guardaespaldas. Mi única forma de sentirme protegida es escribir siempre la verdad", solía decir Anna Politkovskaya ante las amenazas de muerte que recibía por sus denuncias.

De cuatro balazos a quemarropa, el último tiro de gracia en la cabeza, un sicario segó hoy la vida de esta valiente mujer, una de las periodistas rusas más críticas con el Kremlin, cuya cobertura de los horrores de la guerra de Chechenia, en primer término pero no el único, le mereció amplio reconocimiento internacional.

Una vecina encontró el cuerpo de Politkovskaya en el elevador del edificio en que, en céntrica calle de esta capital, rentaba un departamento. De acuerdo con los primeros datos de la investigación policial, la reportera estrella de la publicación bisemanal Novaya Gazeta fue asesinada, sobre las 16 horas de este sábado, por un individuo, joven de estatura media y complexión delgada, que se dio a la fuga tras arrojar el arma homicida, una pistola Makarov.

"Su sensible pérdida deja un inmenso vacío, ya que no hay nadie como Politkovskaya ni lo habrá jamás", dijo Igor Yakovenko, líder de la Unión de Periodistas de Rusia, quien calificó el asesinato de "golpe en el corazón mismo del periodismo ruso".

Politkovskaya, nacida en Nueva York en 1958, cuando su padre trabajaba en Naciones Unidas como diplomático soviético, llegó a publicar cientos de notas y varios libros sobre Chechenia, tres de ellos traducidos al español: Una guerra sucia, Terror en Chechenia y La deshonra rusa.

Adquirió fama mundial, en octubre de 2002, cuando ejerció de mediadora con el comando checheno que secuestró durante tres días a más de 800 personas en el teatro Dubrovka de Moscú y que tuvo un desenlace trágico. Se hizo de poderosos enemigos en la plana mayor del FSB, servicios secretos rusos, por sus críticas a la operación de rescate con empleo de gas tóxico.

Politkovskaya estaba convencida de que el FSB la envenenó, a principios de septiembre de 2004, durante el vuelo a Osetia del Norte para impedir que llegara a Beslán, donde otro comando checheno tomó como rehenes en una escuela a más de mil personas, la mayoría niños.

La reportera sobrevivió lo que denunció como intento de asesinato por la oportuna intervención de los médicos en el hospital en que tuvo que ser internada de urgencia.

Al margen de su labor periodística, Politkovskaya siempre puso especial empeño en defender los derechos humanos y participó como testigo de cargo en varios juicios contra militares rusos, cuyos "excesos y atrocidades" en detrimento de la población civil chechena documentó en Novaya Gazeta.

También ayudó a las madres de soldados muertos en sus demandas contra el Ministerio de Defensa e investigó a fondo la corrupción en la comandancia general de las tropas federales en Chechenia.

Politkovskaya dedicó textos muy duros a Ramzan Kadyrov, quien antier cumplió 30 años, y a los otros dirigentes separatistas que se cambiaron al bando federal, a la vez que cuestionó el llamado "arreglo político" impuesto desde Moscú.

El destino quiso que la autora de La Rusia de Putin, libro inédito en ruso pero publicado en otros idiomas, entre ellos el español, que contiene una crítica demoledora a la gestión del mandatario ruso, cayera abatida por las balas de un sicario el mismo día que Kadyrov convocó a 60 mil jóvenes chechenos en una plaza de Grozny, capital de la república norcaucásica, para cantar el himno nacional ruso como regalo al titular del Kremlin, quien hoy cumplió 54 años.