Usted está aquí: sábado 7 de octubre de 2006 Espectáculos Logra Tania Libertad sutil fusión de dos tierras en Bellas Artes

La intérprete unió un grupo de percusiones y cajón peruano con mariachi

Logra Tania Libertad sutil fusión de dos tierras en Bellas Artes

Se presentó en el recinto como parte de las actividades del 34 Festival Internacional Cervantino

TANIA MOLINA RAMIREZ

Ampliar la imagen Al lado del mariachi y de cajoneros peruanos, Tania Libertad cumplió su sueño. En la imagen, la intérprete durante su concierto, en el septuagenario recinto Foto: Yazmín Ortega

Tania Libertad finalmente hizo realidad el sueño de unir mediante la música a "los dos países que más amo: Perú y México"; lo hizo en el imponente escenario del Palacio de Bellas Artes.

Era la primera vez que la cantante -nacida en Perú y residente en nuestro país desde hace más de 20 años- presentaba un concierto en este lugar, y lo hizo con un ambicioso y valiente experimento: fusionar un grupo de percusiones y cajón peruano con un mariachi. "Es el primero que hago así. Había grabado algunas cosas parecidas, pero en vivo es lo primero", dijo a este diario tras el concierto, que se llevó a cabo en el contexto del 34 Festival Internacional Cervantino.

Quizá cuando mejor logrado estuvo fue al final del recital del jueves pasado, al realizar una muy original interpretación del son huasteco La bruja, tocado como un festejo peruano que culminó con sabor cubano.

La primera parte del concierto, con la sala prácticamente llena de un entusiasta público, estuvo dedicada a una ecléctica mezcla ("una fusioncilla medio loquilla", la llamó Tania Libertad) de bolero, festejo y trova, y la cantante estuvo acompañada del grupo de percusiones y cajón compuesto de mexicanos, peruanos y cubanos: Sonia Cornuchet (dirección musical y teclados), Félix Casaverde (guitarra), Gabriela García (acordeón, guitarra y cajón peruano), Chucho Mendoza (bajo) y los percusionistas Juanchi Vásquez, Raúl Oviedo y Pocho Bocanegra.

Tania Libertad, reconocida como una de las grandes intérpretes latinoamericanas actuales, con 36 discos editados y más de 4 millones de copias vendidas, cantó, con una presencia escénica sencilla, Te perdono, de Noel Nicola; Fiesta, de Joan Manuel Serrat, y Ritmo de negros, de Pepe Vázquez, entre otras.

La cantante dedicó un homenaje a quien considera "el mejor escritor contemporáneo de música romántica": Armando Manzanero, de quien cantó Por debajo de la mesa y Voy a apagar la luz.

Conforme avanzaba, el recital fue subiendo de nivel. La cantante y el público se fueron desinhibiendo. "(Bellas Artes) es un lugar que impone al artista y al público", expresó a La Jornada.

Fallas superadas

Además, el sonido fue mejorando. En un principio, desde ciertas zonas de la sala (como los costados de la primera mitad del primer piso) la música sonaba demasiado fuerte y se distorsionaba. Al final seguía siendo muy fuerte el volumen, pero se escuchaba con mayor nitidez.

Lograr un equilibrio entre los violines del mariachi, el cajón y las percusiones era un reto.

Eso sí, lo que resultó sencillo para el Mariachi Vargas de Tecalitlán, el más famoso de nuestro país, fue apelar a nuestro cursi corazón mexicano, tan facilote, que a la primer provocación cantó con sentimiento Volver volver.

Más allá del valiente experimento mexicano-peruano que recibió varias ovaciones de pie, la mayor se la llevó cuando cantó a capella la infaltable Alfonsina y el mar, con la cual culminó el concierto.

Tras el recital, en el camerino, Tania Libertad, artista de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura por la Paz, recibió una larga fila de visitas, entre ellas Rosario Robles Berlanga. Ahí, la cantante peruana dijo a este diario: "Oír los cajones con las trompetas y los violines, es algo con lo que siempre soñé".

 
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