El atacante habló con su esposa antes de suicidarse; le confesó abusos sexuales
Muere la quinta niña víctima de la matanza en una escuela amish de EU
La tragedia reabre el debate sobre la posesión de armas de fuego entre la población civil
Ampliar la imagen
Niñas de una comunidad amish captadas ayer en Intercourse, cerca de Pensilvania
Foto: Ap
Nickel Mines, Estados Unidos, 3 de octubre. La policía investigaba hoy los motivos que pudieron llevar a un repartidor de leche estadunidense a asesinar a cinco niñas en una escuela rural de la comunidad religiosa amish, de Nickel Mines, a 55 kilómetros de Filadelfia, en Pensilvania.
Una niña de 7 años herida durante la matanza murió este martes después de desconectarla de los sistemas artificiales de animación, informó Sean Young, vocero del hospital Penn State Hershey, lo que elevó el saldo a cinco decesos.
El atacante, de 32 años, identificado como Charles Roberts, tomó la escuela amish el lunes, dejó ir a los adultos y a los alumnos varones para atar a 11 niñas y dispararles con una pistola automática en la cabeza, "al estilo de una ejecución", para después suicidarse.
La policía rodeó la escuela e intentó hablar con Roberts, pero ingresó al edificio tras escuchar disparos. Este martes había seis niñas en cuidados intensivos.
Los amish -comunidad religiosa protestante descendiente de inmigrantes suizos- cuentan con unos 200 mil miembros en una veintena de estados en Estados Unidos, la mayoría en Pensilvania. Se dedican a la agricultura, rechazan la tecnología y viven sin autos ni electricidad.
Entre las revelaciones que las autoridades hicieron hoy está que Roberts confesó a su esposa, a quien llamó por teléfono antes de morir, que planeaba abusar sexualmente de las niñas y también le dijo que abusó de niños pequeños hace 20 años, reveló el martes la policía.
Roberts, un repartidor de leche y padre de tres hijos, había trabajado normalmente la noche previa al crimen y por la mañana acompañó a sus hijos hasta la parada del autobús escolar, antes de dirigirse hacia la escuela Nickel Mines. Su ataque había sido planeado meticulosmente, "por el tipo de maderas, esposas, lubricante y otras cosas" que llevó a la escuela, "es muy probable que planeaba abusar de las niñas de muchas maneras antes de ejecutarlas y matarse".
Sin embargo, según las autoridades, no hay evidencia de que el atacante hubiera abusado de las niñas antes de asesinarlas.
Según personas que conocían al agresor, éste estaba "enojado con Dios" por la muerte de una hija hace nueve años.
Se trata del tercer caso de asesinatos en centros de estudio estadunidenses en una semana, lo que relanzó el debate sobre la posesión de armas de fuego. "Algunos destacan que nada -y menos las leyes que controlan las armas- puede detener a un demente, pero eso no significa que no haya que intentarlo", estimó The Washington Post. "Esperemos que la catástrofe despierte al país y lo lleve a hacer algo sobre una locura que puede controlar".
"Nadie asumirá la defensa de un hombre que irrumpe en una escuela amish, pone a unas niñas contra un pizarrón, les ata los pies y las mata antes de quitarse la vida", escribe The New York Times en un editorial.
"Pero un número sorprendente de personas inevitablemente defenderá sus armas de fuego y, a pesar de considerar culpable al hombre, opinará que sus armas son inocentes", afirma el diario.
El presidente George W. Bush aseguró en California que él y su esposa estaban "apenados y muy preocupados" por la reciente racha de ataques en escuelas. "Lloramos con os padres y compartimos la inquietud con aquellos que se preocupan por la seguridad", señaló.
La familia de Roberts divulgó la siguiente declaración: "Nuestras vidas están destrozadas y lloramos por las vidas inocentes que se perdieron".