Usted está aquí: martes 3 de octubre de 2006 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

Muro fronterizo, quejas de saliva y remesas

Seis países concentran los envíos de dinero desde Estados Unidos

Ampliar la imagen Agentes de la patrulla fronteriza recorren la zona fronteriza en Arizona en busca de indocumentados FOTONotimex

El aparato legislativo estadunidense dio luz verde a la construcción del nuevo muro fronterizo (mil 125 kilómetros) con el fin de aminorar, dice, el flujo de migración indocumentada hacia su territorio. Hasta ahora las quejas del gobierno mexicano han sido exclusivamente de saliva.

Las pretenciosas autoridades estadunidenses suponen que con la construcción de tal muro -por demás ignominioso- "detendrán" no sólo a la creciente ola de mexicanos en busca de empleo y mejoría en sus condiciones de vida, sino al caudaloso río de latinoamericanos que va para allá en pos de lo mismo.

Veinticinco años de experimentos económicos en América Latina han ocasionado, entre otras lamentables consecuencias, un cada vez menor ritmo de crecimiento económico, generación decreciente de empleo, salarios de hambre, miseria creciente y un impresionante auge en la "exportación" de mano de obra latinoamericana a Estados Unidos, país que, en igual periodo, no sólo se ha negado a tratar bilateral o multilateralmente el tema migratorio, sino que ha puesto en práctica cualquier cantidad de "inventos" -legales y no- para "frenar" la inmigración, sin obtener mayores resultados.

Se estima que al cierre de 2006, América Latina habrá captado alrededor de 60 mil millones de dólares de remesas de los expulsados de su tierra. Cinco lustros atrás, en 1980, cuando inició la feria de experimentos económicos, la región captó mil 120 millones de dólares por igual concepto, una diferencia cercana a 5 mil por ciento, con todo y que el gobierno estadunidense aplicó todo tipo de medidas "antinmigrantes", entre ellas la construcción de muros.

El gobierno estadunidense puede consumir su tiempo en la construcción de muro tras muro, pero el problema real nunca lo resolverá hasta que se siente a negociar un tratado amplio, equitativo y, sobre todo civilizado. Y la mano de obra latinoamericana -fundamentalmente la mexicana- seguirá siendo expulsada si las magras condiciones económicas y sociales en la región no se superan.

En vía de mientras, la CEPAL nos regala un tour sobre las remesas en América Latina y el Caribe, organismo que subraya que existe alto grado de heterogeneidad en la recepción de remesas en la región. Desde 1980, 80 por ciento se concentra en sólo seis países. En los últimos 25 años se han incorporado naciones que lentamente han contribuido a reducir la primacía de México, de tal modo que actualmente Brasil, Colombia, Guatemala, El Salvador y República Dominicana, en ese orden, igualan el volumen de remesas que percibe aquel país.

En los últimos 25 años, las remesas en la región pasaron de un volumen de mil 120 millones de dólares en 1980 a más de 30 mil millones en 2003. Un año después se aproximaron a 40 mil millones y en 2005 rebasaron los 50 mil. Para 2006 se estima un monto no menor a 60 mil millones de dólares.

Sin embargo, anota la CEPAL, esta tendencia no se ha dado con similar intensidad en cada país y subregión de América Latina. Hay naciones que aún no se han integrado ni al circuito mundial ni al regional de percepción de remesas. La distribución de estos flujos monetarios al interior de la región presenta dos grandes características: por un lado, se observa que los países de Centroamérica y América del Sur incrementan su participación relativa y, por otra parte, los países del Caribe y México la reducen. Centroamérica pasó de recibir menos de 1 por ciento de las remesas en 1980 a más de 18 por ciento en 2004; asimismo, los países de América del Sur incrementaron su participación de 11 por ciento en 1980 a 33 por ciento en 2004. Por el contrario, los países caribeños (Haití y Dominicana) redujeron su participación de 26 a 8 por ciento entre 1980 y 2004.

Desde 1985 México superó los mil millones de dólares en remesas; 21 años después, en 2006, recibirá alrededor de 25 mil millones. En 1990 captó alrededor de 4 mil millones de dólares y desde entonces la tendencia ha sido al alza, que se ha acelerado en los últimos años. Hay casos que se asemejan, como Haití y Dominicana. Ambos países eran, en los primeros años de los 80, los segundos perceptores de remesas en la región, experimentando un nivel de crecimiento importante desde la década de los 90, especialmente el último.

El Salvador muestra una incorporación relativamente temprana al circuito mundial de las remesas, alcanzando mil millones de dólares en 1992 contra 760 millones en 1989. Desde entonces ha mantenido un ritmo de crecimiento estable y persistente, llegando en 2004 a 2 mil 500 millones, que lo ubica como el quinto principal perceptor en la región. En 2005 Guatemala captó 2 mil 600 millones en 2004, contra 375 millones en 1989, mientras Honduras y Nicaragua se acercan a mil millones, en cada caso. En Sudamérica, Brasil supera los 6 mil 500 millones de dólares; Colombia 4 mil, Perú 2 mil 500 y Ecuador 2 mil, por citar algunos casos.

Las rebanadas del pastel:

Para redondear, el Banco de México informó que en el periodo enero-agosto de 2006 las remesas de la paisanada sumaron 15 mil 510 millones de dólares, casi 20 por ciento más que en igual lapso de 2005. Así que, síganle con sus muros.

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