Usted está aquí: domingo 1 de octubre de 2006 Opinión ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Los 28 de septiembre

Ampliar la imagen Un picador es derribado durante la segunda novillada de la temporada chica en la Plaza de Toros México, el pasado julio Foto: Jesús Villaseca

HAY FECHAS EN apariencia caprichosas a las que el destino se encarga de infundirles una fuerza adicional, ya por el comienzo o el final de una carrera exitosa, ya por coincidir con el antojo de los hombres o de los... toros.

UNA DE LAS más significativas en materia taurina es la del 28 de septiembre, y no precisamente porque Wenceslao, patrono de los checos, ese día del año 929 haya sido asesinado de certera estocada por su hermano Boleslas en la recurrente ambición por el trono, sino porque por extrañas razones, esa fecha coincide con al menos cuatro eventos de gran trascendencia en la fiesta de toros de España y México.

ASI, UN SABADO 28 de septiembre de 1912, José Gómez Ortega, Gallito, Joselito, apodado también El rey de los toreros por sus seguidores y panegiristas, recibe la alternativa de manos de su hermano mayor Rafael, en la Real Maestranza de Sevilla, que, a decir de las crónicas, apenas registró media entrada debido a una epidemia reciente y a una huelga ferroviaria, entre los muchos conflictos laborales que habrían de suceder en los siguientes 24 años.

RIASE USTED DE los mandones que vendrían en posteriores épocas y países, incluido Manolo Martínez y su mangoneo sin visión de futuro. Al lado de Gallito todos los toreros palidecen. A diferencia de otros, él no paraba o vetaba toreros que venían empujando, sino que los hacía alternar con él pero enfrentando el ganado más difícil que hubiera.

TRAS SIETE TEMPORADAS de gloria y poderío insuperables, Gallito sufrió mortal cornada en Talavera de la Reina, el 16 de mayo de 1920. Nunca quiso a Gaona y menos venir a México, donde Carranza suspendió las corridas en la capital en julio de 1917. Pero en cuatro años bien pudo haber venido si la guerra que en España le hizo al Indio Grande no hubiese sido tan implacable.

EN EL MISMO coso sevillano, el martes 28 de septiembre, pero de 1920, se hace matador de toros el desafortunado diestro valenciano Manuel Granero, quien poco más de un año y medio después encontró espantosa muerte en la plaza de Madrid, al vaciarle el ojo derecho y arrancarle medio cerebro la furia inaudita de Poca pena, del hierro de Veragua. Como Carmelo Pérez, Granero también tocaba el violín.

UN TORERO MEXICANO de muy altos vuelos, Jesús Solórzano padre, apodado El rey del temple, por su manera cadenciosa de ejecutar la verónica, recibe la alternativa española el domingo 28 de septiembre de 1929, en la Maestranza, durante la Feria de San Miguel, luego de haberse hecho matador en el Toreo de la Condesa el 15 de diciembre anterior.

POR ULTIMO, EL domingo 28 de septiembre de 1947, a un mes de que en Linares cayera mortalmente herido Manolete, y a 14 días de que ocurriera lo mismo a José González Carnicerito, en Villa Viciosa, Portugal, en la Plaza México es cogido el pundonoroso novillero de origen español José Laurentino Rodríguez, Joselillo, quien murió el 14 de octubre de ese año. Destino o coincidencia, la muerte es puntual y parece que algunas fechas también.

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