Usted está aquí: domingo 1 de octubre de 2006 Cultura Preocupa a Iberoamérica futuro de la ley de fomento a la lectura

Temen editores que si se desecha el precio único del libro el sector decaiga en el país

Preocupa a Iberoamérica futuro de la ley de fomento a la lectura

México tiene el mayor número de lectores potenciales de la zona, si se impone el modelo de libre mercado repercutirá en la región, estiman

Error histórico no apoyar al gremio, consideran

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, España, 30 de septiembre. Editores, escritores y empresarios editoriales de Iberoamérica se congregan estos días en Madrid para analizar y debatir en torno al futuro del libro, la lectura y la educación en nuestros sociedad, en momentos en que las políticas públicas tienen un cariz esencial para fomentar la "democracia" y la "libertad". Mientras que en la mayoría de los países europeos y en algunos de América Latina -como Argentina y Colombia- la legislación en torno al libro se encuentra en vigor y se asume el precio fijo como elemento sustancial, en México la industria editorial se encuentra en pie de guerra contra el gobierno de Vicente Fox, que el pasado 1º de septiembre vetó la ley de fomento a la lectura.

México, al ser el país con mayor cantidad de lectores potenciales y al representar un mercado de enorme importancia para la industria editorial española, preocupa cada vez más en las agrupaciones y confederaciones del sector del libro. No sólo por la paralización de una nueva legislación que incluía por primera vez la adopción del precio fijo, sino porque se teme que de continuar esta situación y se insista en la tesis de liberalizar el mercado del libro -como defiende el gobierno foxista- se podría llegar a un escenario calamitoso para la industria editorial mexicana: cierre de pequeñas y medianas librerías, disminución del número de lectores y, por tanto, una fractura sensible en la memoria cultural de la sociedad.

En el contexto de la feria bianual Liber 2006 y del Congreso Iberoamericano de Editores, especialistas y editores debaten estos días en torno a los modelos y políticas públicas para incentivar la lectura y la producción del libro, siempre visto como un elemento de enorme valor cultural y que permite a los pueblos vivir en "democracia" y en "libertad". En la mayoría de los países europeos, con excepción de Reino Unido, Irlanda, Suecia, Luxemburgo y Bélgica, el modelo a seguir es el llamado "continental", es decir, el que asume como condición básica de protección al sector la regulación del precio fijo o precio único del libro.

Ana María Cabanellas, presidenta de la Unión Internacional de Editores, explicó a La Jornada la postura del organismo que preside en torno a la incidencia de las políticas públicas y de las legislaciones internas de los países en la industria editorial. "Depende de cuál sea la legislación se verán los resultados que se tengan, incluso un movimiento muy pequeño puede variar muchísimo las cosas porque el libro de lectura es un elemento suntuario. Por eso hay que cuidar mucho todo lo que sea variación de precio y variación de condiciones. El modelo más adecuado para América Latina creo que es el colombiano. La ley colombiana del libro exime la mayoría de los impuestos para los editores, se ha mantenido un régimen promocional de 20 años y ha hecho que la industria de Colombia tenga la preponderancia que tiene hoy en día". Cabe destacar que Colombia, de ser hace sólo unos años un país sin relevancia en la industria editorial, gracias a esta reforma legislativa cuenta hoy con una industria editorial saneada, con una balanza comercial favorable de 80 millones de dólares anuales, además de haberse convertido en un país exportador de textos. En América Latina, además de Colombia, Argentina tiene regulado el precio fijo.

Cabanellas explicó que "cada país necesita una legislación propia, pero el caso de México es muy particular, porque la cantidad de librerías que hay es absolutamente limitada. En este momento, en México 94 por ciento de los municipios no tienen librerías y no solamente eso sino que 40 por ciento de la venta de libros se realiza en la ciudad de México y de ellas creo que 25 por ciento en una sola calle. Entonces esa concentración no sirve, lo que hace necesario abrir más librerías y para ello es necesario proteger al sector librero. Cuando se empezaron a cerrar librerías en Argentina, por ejemplo, lo que se hizo fue aprobar la legislación del precio fijo para evitar la competencia desleal y proteger al sector".

En cuanto a las consecuencias para el sector en el caso de que México opte por la liberalización total del precio, siguiendo la senda neoliberal de Estados Unidos y Reino Unido, la presidenta de la Unión Internacional de Editores señaló: "En el caso de que se paralizaran la reforma y la admisión del precio fijo creo que sería malísimo para la industria editorial mexicana, porque además tiene una competencia muy grande en los libros que el Estado regala y que equivale a lo que producen los editores. Si a eso le sumas que las librerías no tienen las mejores condiciones para sobrevivir creo que la cosa no va a funcionar. México es un país de muchos millones de habitantes, entonces cuando el gobierno habla de campañas de lectura y de libros para todos, creo que debe tener en consideración el precio fijo como parte de esta campaña".

Rafael Martínez Alés, ex editor de Debate y experto en legislación de libros, explicó, por su parte, que en el caso de que "México se niegue a asumir el precio fijo como medida de salvaguarda del sector se podría caer en un error histórico, además de caer en una política engañosa que lo único que va a provocar es la asfixia de un sector de por si débil en México. Mientras que Andrés Fernández, de la Asociación de Editores de Euskadi, explicó que gracias al precio fijo que se aplica en el Estado español desde 1975 la industria editorial vasca ha crecido y ha permitido que, por primera vez, la mitad de los libros que se editan en la región sea en la lengua original, el euskera. "El precio fijo beneficia al consumidor y se fomenta que haya más creación y oferta, por lo que yo creo que en México se deberían plantear adoptar este modelo, que por otra parte cuenta con numerosos ejemplos que confirman su validez y su enorme importancia para la industria editorial y la creación en general".

España, a la espera de la ley del libro

A pesar de que España aplica el precio fijo desde 1975, hasta la fecha no se ha regulado al sector, por lo que en las próximas semanas se espera la aprobación de una nueva legislación que fortalecerá los principios del precio fijo, además de adoptarse otras políticas oficiales para el fomento de la lectura y de ayuda a las empresas editoriales de cara a la exportación y difusión de sus productos.

La propia ministra de Cultura española, Carmen Calvo, se mostró como una vehemente defensora del precio fijo, al sostener que "la lectura es la clave, el núcleo de la política en torno al libro. Por ello, la nueva Ley de la Lectura, del Libro y de las Biblioteca se encuentra ya muy cerca de su aprobación en el Consejo de Ministros para su elevación a las Cortes. Era un proyecto que era necesario por el carácter preconstitucional de la antigua ley, por la distribución territorial de competencias, y por los importantes cambios tecnológicos. Por primera vez se habla en este proyecto del fomento de la lectura, se recoge una definición actualizada del libro y se da rango de ley al precio fijo de los libros".

Mientras que Rogelio Blanco, director general del Libro en España, explicó que "el libro en España está en un buen momento, con un crecimiento sostenido y constante, pues la industria editorial es el sector cultural más importante de nuestro país. Es un sector que da empleo directo e indirecto a cerca de 100 mil personas, con una producción anual de cerca de 80 mil títulos y con una balanza de comercio positiva, gracias al mercado interior importante -de 3 mil millones de euros- y a las exportaciones que rondan los 500 millones de euros anuales". En este sentido, Blanco defendió la filosofía del precio fijo y la importancia del Estado para incentivar y apoyar a la industria editorial.

Cabe destacar que en España se sigue con atención todo cuanto suceda en México con respecto al veto de la ley del libro, una vez que nuestro país es, después de Francia, el que más libros españoles importa, con una cuota de mercado de más de 60 millones de euros anuales. Además de que la mayoría de las empresas editoriales españolas cuentan con filiales en México, como es el caso de Santillana y Planeta.

 
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