Usted está aquí: sábado 30 de septiembre de 2006 Espectáculos Invierno en Bagdad, relatos de resistencia del ciudadano común

Se presenta hoy dentro del primer Festival de Cine Documental de la Ciudad de México

Invierno en Bagdad, relatos de resistencia del ciudadano común

En mis trabajos intento poner un canal de comunicación a las historias que difícilmente podrían llegar a las pantallas, explicó el realizador peruano Javier Corcuera en entrevista

JORGE CABALLERO

Ampliar la imagen Invierno en Bagdad resultó ganadora en el Festival de Documental Latino en Los Angeles. Arriba, Javier Corcuera Foto: José Antonio López

El cinedocumentalista peruano Javier Corcuera presenta su trabajo Invierno en Bagdad, dentro de las actividades del primer Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México. En entrevista con La Jornada, el creador dijo que lo importante de este trabajo son "las pequeñas historias de resistencia del ciudadano iraquí común, las historias de vida cotidiana en esa guerra tremenda, la lucha de la población civil para recuperar la dignidad. Intenté retratar las pequeñas batallas ganadas de esa población, que comenzó a construir su vida después de la tragedia".

Invierno en Bagdad se presenta hoy en Cinemex Insurgentes, a las 12:30 horas, donde asistirá Corcuera para dialogar con el público.

Invierno en Bagdad (2005) resultó ganadora en la novena edición del Festival de Documental Latino en Los Angeles. El cineasta, que entre sus trabajos figuran La guerrilla de la memoria, Refugiados (1995), Chiapas: hablan los rebeldes (1995), La espalda del mundo (2000) y Condenados al corredor (2003), entre otros, confiesa que la idea de hacer este documental "surgió desde las movilizaciones que hubo en España contra de la guerra en Irak; entonces, estudiantes, amas de casa y trabajadores se organizaron para estar con la población civil, para decir que no se veían representados por su gobierno y que estaban en contra de la posición del presidente español. Me apunté en uno de esos grupos y coincidió con que también estaban otras personas con las que he colaborado en otras películas; cuando nos vimos juntos decidimos rodar. Eso fue antes de que comenzaran los bombardeos. Un año después de que empezó la guerra, regresamos con la idea de entrevistar a las mismas personas que habíamos filmado, para retomar las historias de los protagonistas".

Hace una pausa y precisa: "Lo que intenté también fue mostrar cómo la gente comienza a hacer su vida: llevar al niño al colegio, cómo una niña comienza a mover la mano después de que le dispararon... hablar de ese pueblo, de esa gente maravillosa en medio del horror de la guerra y cómo es ahora su cotidianidad en la ocupación.

"Quería que fuera una película reflexiva, y rodamos con la mayor tranquilidad posible; un equipo iraquí nos ayudó en todo, inclusive los protagonistas estuvieron en buena disposición. Me traje todas las historias terribles de esa gente, pero también me traje el cariño de ese pueblo maravilloso... porque la película se acercó a toda esa gente que no nos han dejado conocer de cerca los noticieros. Nos metimos en sus casas, en sus cocinas, en sus vidas y en sus corazones".

Se detiene un momento para después agregar: "Tampoco quisimos hacer una película coyuntural, que aunque habla de la guerra de Irak, es más sobre lo que significa la guerra para la gente que la sufre".

Sobre la elección de los temas en sus documentales, Corcuera compartió: "Muchas veces las películas se me cruzan por el camino. Estaba haciendo un documental de la música afroperuana, comenzó la guerra en Irak y acabé haciendo Invierno en Bagdad. En el documental pasa mucho eso: se mezcla la vida con el trabajo. Claro que hay un momento para decidir si le entras o no, pero lo fundamental es estar convencido de que esa es la que tienes que hacer y te lanzas. Los documentales que he hecho surgieron porque sentí la necesidad de hacerlos".

La dignidad de las personas, el hilo conductor

Inconforme, extiende: "Si hay un hilo conductor en mi obra es la dignidad de las personas. Lo que intento en mis trabajos es poner un canal de comunicación a historias que difícilmente podrían llegar a las pantallas; así veo mi trabajo".

El cinedocumentalista también dio su opinión sobre el documental: "El género goza de buena salud, cada vez hay más producciones y gente contando historias desde la realidad. Su función debe ser contar una buena historia. Se ha convertido en un espacio de reflexión, porque al no estar condicionado por las leyes de la gran industria esa marginalidad tiene mayor libertad. En mis películas nadie me ha cambiado un solo plano ni una sola palabra; además, las posibilidades de hacer una película documental se han democratizado bastante, las nuevas tecnologías lo permiten, porque desde una computadora en tu casa puedes montar tu película. Eso permite que los trabajos tengan una mirada directa y que con pocos recursos se puedan hacer, lo que amplía el abanico de libertad de expresión".

También compartió: "La diferencia entre el cine documental y el de ficción es que las historias que uno rueda no acaban cuando se termina la filmación, porque la vida de esos protagonistas siguen, se vuelven parte de la vida del documentalista; yo sigo en contacto con los protagonistas de las películas. Es muy difícil desprenderse de las historias que uno hace. Es más, no quiero desprenderme de ellos".

 
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