Usted está aquí: viernes 29 de septiembre de 2006 Política Refriega frente a la casa de transición; varios golpeados

Seguidores de AMLO burlan cerco policiaco y acorralan cuatro horas al presidente electo

Refriega frente a la casa de transición; varios golpeados

GEORGINA SALDIERNA Y CLAUDIA HERRERA

Ampliar la imagen Elementos del EMP retiran a Jesusa Rodríguez de la casa de transición Foto: Guillermo Sologuren

El intento de clausurar de manera simbólica la casa del equipo de transición del presidente electo, Felipe Calderón -como parte de las acciones de resistencia civil que llevan a cabo simpatizantes del perredista Andrés Manuel López Obrador-, derivó ayer en un enfrentamiento en el que varias personas resultaron golpeadas por elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP) y de la Policía Federal Preventiva (PFP).

A pesar de que era un pequeño contingente de manifestantes, los dos equipos de seguridad se vieron rebasados, lo que obligó a Calderón a permanecer en sus oficinas por más de cuatro horas y a que tuviera que cambiar de lugar una cita con el secretario de Gobernación, Carlos Abascal.

Todo se inició poco después de las 2 de la tarde, cuando alrededor de 30 personas del movimiento de resistencia civil pacífica se reunieron frente a la Secretaría de Energía, y desde ahí caminaron hacia la casa de transición, ubicada muy cerca de la dependencia, en la calle de San Francisco, casi esquina con Insurgentes Sur.

Los manifestantes llegaron encabezados por la actriz Jesusa Rodríguez y el vocero del PRD, Gerardo Fernández Noroña. Su arribo tomó descuidados a los integrantes del EMP y de la Policía Federal Preventiva, lo que permitió que traspasaran dos retenes de vallas metálicas y que varios de ellos llegaran a la puerta misma del edificio en el que se encontraba Calderón. Su intención era colocar cartelones con la leyenda: "Clausurado por ilegítimo".

Pero fue imposible. Elementos del Estado Mayor Presidencial forcejearon con ellos para arrebatarles sus cartulinas y destruirlas, al tiempo que los jaloneaban y los golpeaban para obligarlos a salir del perímetro cercano a la puerta de la casa de transición.

Juan Escalante, uno de los agredidos, relató que los militares lo golpearon en las rodillas y lo sometieron a toletazos, mientras que Venustiano Solís denunció que le arrebataron su cámara fotográfica en la que tenía imágenes de los hechos, y luego le aplicaron descargas eléctricas en la espalda.

Todo lo que pasó al inicio de la gresca fue seguido por colaboradores del panista. Max Cortázar, Aitza Aguilar y Alejandra Sota observaban tranquilamente desde los ventanales mientras abajo se repartían golpes, insultos y consignas. ¡Pelele, no pasará! ¡Pelele, no pasará!

De manera simultánea, otros integrantes del movimiento de resistencia civil y de los cuerpos de seguridad forcejeaban con las vallas metálicas de por medio, las cuales subían y bajaban en el aire como si fueran plumas, no los pesados objetos que son. Zarandeado y sin posibilidad de traspasar el cerco, Fernández Noroña se sentó junto a las vallas como una manifestación de protesta, pero luego se levantó y caminó hacia otro de los accesos del inmueble que estaba descubierto y sin protección militar.

Todos los elementos de seguridad corrieron hacia esa zona, pero ya no pudieron evitar que el vocero y Martí Batres, dirigente del PRD en el DF, intentaran colocar el letrero de clausurado y se aferraran a la reja para no ser retirados. Los dos perredistas permanecieron ahí sentados por más de una hora, mientras en el otro acceso, Jesusa Rodríguez y dos de sus compañeros lograron quedarse, a pesar de haber sido arrinconados y aislados a empujones por el equipo antimotines.

La actriz, quien en ese momento sólo podía comunicarse por teléfono celular con sus correligionarios, consideró que el operativo fue desproporcionado y una muestra de "brutalidad", porque se trataba de una protesta pacífica en contra de la imposición del panista y de los planes para privatizar el sector energético.

La presencia de los miembros de la resistencia civil se prolongó por más de hora y media, sin que dejaran de presentarse enfrentamientos verbales entre los simpatizantes de López Obrador y varias personas que defendían la legitimidad de Calderón.

"Robocops"

En el impasse, uno de los manifestantes paseaba frente a los militares un balón recubierto con la máscara del presidente Vicente Fox que colgaba de un madero. Y otra señora reclamaba cuándo los "robocops" iban a defender al pueblo.

El término derivado de una película hollywoodense les quedaba como anillo al dedo, porque los policías llevaban toletes, escudos, cascos y equipo para lanzar gas lacrimógeno, además de que una camioneta Hummer y otros vehículos más grandes fueron estacionados sobre la calle de San Francisco.

Los integrantes de la resistencia se retiraron poco después de las 4 de la tarde, luego de advertir que continuarán las acciones de protesta en contra del panista, que llegaron de manera pacífica, pero fueron golpeados, y que fue "todo un éxito" su presencia en el lugar.

Para entonces, más de 100 granaderos de la ciudad de México habían llegado a la casa de transición, junto a un grupo de zorros -equipo especializado para la solución de crisis- y refuerzos de la Policía Federal Preventiva.

Calderón todavía permaneció en sus oficinas dos horas más, y salió fuertemente custodiado por la PFP y el Estado Mayor Presidencial que se mantuvieron cercando la zona a pesar de que ya se habían retirado los perredistas y petistas.

Para evitar otro posible incidente, el michoacano decidió cambiar a un hotel de la zona de Polanco el encuentro que tenía previsto con Abascal.

 
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