Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 24 de septiembre de 2006 Num: 603


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Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
Carlos Correas: escándalo, polémica y olvido
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ROBERTO RÉBORA
La línea y el cuerpo
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La sensualidad y la materia
MERCEDES ITURBE
Vlady: utopías y destierros
JAVIER WIMER
Fernando Pessoa, el idioma y otras ficciones
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Lo que el viento a Juárez
Mentiras transparentes
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Cuento
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RELATOS DE LA CONDICIÓN HUMANA

LEO MENDOZA

Dino Buzzati,
El derrumbe de la Baliverna,
Emecé,
Buenos Aires, 2003.

Silenciosamente, tal y como debería ser, se acerca el centenario de Dino Buzzati, uno de los grandes fabuladores de nuestro tiempo quien, para fortuna de sus lectores, se mantiene presente, y sus obras se reeditan y aún son leídas, sobre todo, El desierto de los tártaros, una novela que Jorge Luis Borges incluyó en su Biblioteca Personal y para la que siempre tuvo elogios. De paso, habría que decir que la novela de Buzzati fue en buena medida inspiración para una obra de Coetzee, Esperando a los bárbaros.

Borges asegura que el tema de la novela, el de la espera, remite directamente a Kafka. Y por supuesto que no se equivocaba: muchos de los cuentos de Buzzati también poseen un toque kafkiano en cuanto que rebelan el temor ante un poder que está por encima de todo –como bien lo dijo Canetti–: la entrega de una bomba de hidrógeno en un edificio de departamentos, por ejemplo, desata la histeria colectiva hasta que se descubre que el ingenio va dirigido precisamente al narrador del cuento. En otro, un hombre lucha durante años contra un pez, el colombre, que, de acuerdo con las leyendas, presagia infortunios. En otro, un alma en pena es incapaz de encontrar cobijo por una sola noche entre los amigos que tanto lo lloraron.

Los grandes temas de su tiempo influyeron sin duda en la obra de Buzzati: la guerra fría, el compromiso histórico de los comunistas italianos o el miedo a la hecatombe atómica pesaron a la hora de escribir. No obstante, a la distancia, sus cuentos adquieren otra textura: pertenecen a una etapa histórica muy concreta, es cierto, pero la paradoja esencial que encierran, la del destino del hombre, permanece intacta. Y es que quizá el genio de Buzzati se refleja por completo en esos textos breves pero profundamente iluminadores sobre la condición humana.


Cortesía de Dino Buzzati
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Nacido en octubre de 1906 –en Belluno– y fallecido en enero de 1972, Buzzati estudió leyes, y en 1928 ingresó al Corriere della Sera donde fue crítico, reportero y editor. En 2004 la editorial Gadir recuperó dos títulos: La gran invasión de Sicilia por los osos y El secreto del bosque viejo. El desierto de los tártaros continúa reeditándose en Alianza Editorial –aunque hay una edición en la Biblioteca Personal de Borges– y hace ya algunos años Plaza y Janés, en la colección Manantial, publicó algunos de sus cuentos –provenientes casi todos de Il Colombre– bajo el título de Historias del atardecer así como la novela Un amor –reeditada también por Gadir.

En una colección de Argos Vergara, aparecieron Las noches difíciles, otro de los excepcionales libros de cuentos del autor, uno de los cuales, traducido quizá como "El coco", se encuentra entre mis favoritos. Su argumento es sencillo aunque inquietante: un buen día los padres del mundo deciden terminar con el Coco para acallar los miedos y las pesadillas infantiles. Lo consiguen sólo para descubrir que aquella criatura era fundamental en su vida y que sin ella su vida se ha vuelto un infierno.

Hace poco, la editorial Emecé en su colección Lingua franca recuperó el volumen El derrumbe de la Baliverna –traducido muchos años atrás por el ya desaparecido J. R Wilcock–, que constituye, sin duda, una gran oportunidad de acercarnos a los cuentos de este autor que hizo de la espera y la amenaza que la acompaña, así como del humor, la ironía y la paradoja, los ejes de su obra.

El derrumbe de la Baliverna reúne poco más de treinta textos de Buzzati, algunos de los cuales, sin lugar a dudas, son de los mejores del escritor: "Cita con Einstein" –que alguna vez apareció en las páginas de El Cuento– cuenta cómo el ángel del mal engañó al científico para que desarrollara de la manera más rápida posible su célebre fórmula: E = mc2. En otro de los textos, precisamente el que da título a la obra, un pobre tipo vive la angustia de creerse el culpable de la destrucción de una casa y siente en cada uno de sus vecinos un posible delator. La misma angustia que vive el militar que no puede enfermarse de gripe ya que contagiarse de dicha enfermedad representa ser un traidor a la patria.


Logo de la Asociación Nacional Dino Buzzati

La mirada de Buzzati es, sobre todo, subversiva porque resalta esos espacios que no pueden ocultar ni la grandilocuencia de los discursos, ni los grandes adelantos científicos, ni las órdenes mejor cumplidas: como aquel del músico envidioso que descubre, con asombro, que el verdadero genio es uno de sus compañeros del Conservatorio a quien él creía acabado. En algunos textos, prefigurando quizá a "La casa tomada", de Cortázar, Buzzati hace que ciertas presencias invadan el espacio de los otros, puede tratarse de ratas o bien de un zalamero personaje al que, por conmiseración, alguien invita a pasar la noche en su casa y termina por convertirse en el dictador de la familia.

Los cuentos de Buzzati encierran paradojas sorprendentes, irónicas, pocas veces felices, pero tan reveladoras de la condición humana que, al acercarnos a su centenario, parecen ser profundamente contemporáneas.