Usted está aquí: lunes 11 de septiembre de 2006 Política Gané a los adversarios que amagan con atrapar a México en el odio: Calderón

Asegura que el espacio para lograr los acuerdos está en el Congreso de la Unión

Gané a los adversarios que amagan con atrapar a México en el odio: Calderón

Pide a sus simpatizantes que lo ayuden para alcanzar la reconciliación y la unidad

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

Ampliar la imagen Ante estrictas medidas de seguridad, Felipe Calderón festejó con sus seguidores en la Plaza de Toros México Foto: Cristina Rodríguez

Protegido por todo tipo de medidas de seguridad y cobijado por seis secretarios de Estado, el presidente electo Felipe Calderón festejó ayer haber derrotado a sus adversarios que representan el pasado que "amenazaba y aún amaga con atrapar a México en el odio y en el rencor".

En su cuarta celebración por los resultados del 2 de julio, llamó a la reconciliación y hasta se preguntó por qué la pelea y la provocación, pero no dejó de señalar a sus opositores como el México que representa el pasado de violencia y que aborrece las instituciones.

Además de las 30 mil personas que ocuparon el graderío en la Plaza de Toros México, asistieron los secretarios de Hacienda y Crédito Público, Francisco Gil Díaz; de Educación, Reyes Tamez -quienes no son panistas-; del Trabajo, Francisco Javier Salazar; de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola; Medio Ambiente, José Luis Luege, y para rematar el vocero presidencial, Rubén Aguilar.

Por primera vez, Calderón se dejó ver cerca del secretario de Gobernación, Carlos Abascal, quien es considerado representante de una de las alas más conservadoras del panismo.

Abascal justificó su presencia diciendo que iba con "el ánimo de vivir un momento institucional del país; tenemos presidente electo". Otros miembros del gabinete, como Rubén Aguilar y Gil Díaz, se escudaron en que iban como "ciudadanos", porque, aclararon, no son militantes del blanquiazul.

El PAN no ahorró recursos en el primer acto masivo celebrado después del fallo del tribunal electoral. Desde diversas entidades, sobre todo del estado de México, Morelos, Michoacán y Guanajuato, acarreó en autobuses a miles de personas que fueron recibidas con un show con macropantallas, cañones de confeti, unidades móviles de televisión, 30 macrofotos con rostros que representaban a la "sociedad" y la banda Huracán de Hidalgo, que hizo menos difícil la espera de tres y hasta cuatro horas.

Fuerte resguardo

Protegido por cientos de elementos del Estado Mayor Presidencial, vallas y arcos detectores de metales que lo mantuvieron lejos hasta de sus invitados de las zonas exclusivas, Calderón desde el principio de su mensaje arremetió contra sus "adversarios", a quienes acusó de representar el pasado, mientras el PAN tenía la mira puesta en el futuro.

Al inicio reconoció a los ciudadanos "de carne y hueso" que, a pesar de las "amenazas", a pesar de los "chantajes", participaron en la campaña electoral.

Celebró de que el 2 de julio "ganó el futuro, un futuro de esperanza, de civilidad frente a un pasado de violencia, de violencia que ha sido siempre la larga noche en la historia de México".

"Frente a ese pasado que desprecia la ley, frente a ese pasado que aborrece las instituciones, el México que ganó es el del futuro, precisamente el México de las instituciones frente al del caos", expresó ante las huestes panistas.

Después su discurso dio un giro total cuando aseguró que ya no es el candidato del PAN, "ahora debo ser el presidente de todos los mexicanos"; inclusive pidió a su auditorio que lo ayudara a ser más que militante partidista y alcanzar la reconciliación y la unidad.

"Quiero que me ayuden porque debo gobernar, y así lo haré sin distinguir partido político o candidato por el que hayan votado los ciudadanos; gobernaré sin distinguir la religión que profese un mexicano; gobernaré defendiendo la ideología de cada quien y sin distingos de condición social", ofreció.

Aunque primero descalificó a sus adversarios, luego los invitó al diálogo y se preguntó "¿Por qué pelearnos si todos somos México? ¿Por qué provocarnos si todos queremos lo mejor para el país?" En esta línea contradictoria, dijo que México exige que gobierne con prudencia y a la vez con mano firme.

Declaró que el espacio para lograr los acuerdos está en el Congreso de la Unión, y anunció que "personalmente" trabajará con los senadores para alcanzarlos.

El mosaico que lo cobijaba en el presídium fue multicolor: su ex contendiente Santiago Creel, además de los colaboradores más cercanos de Calderón, como Juan Camilo Mouriño y Josefina Vázquez Mota y gobernadores como el guanajuatense Juan Carlos Romero Hicks, Marcelo de los Santos y Sergio Estrada Cajigal.

Completaron el escenario el ex timbiriche Diego Shoening, la cantante juvenil Paty Sirvent, los futbolistas Carlos Hermosillo y Manuel Negrete, los luchadores Bue Demon y La Parkita, Leonorilda Ochoa, además de mujeres mazahuas del estado de México, ataviadas con sus ropas tradicionales.

Relegado del templete, el ex priísta Genaro Borrego, quien iba acompañado por su esposa y su hija, observaba desde abajo, en la segunda zona VIP, el jolgorio panista. Más suerte tuvieron los ex priístas Florencio Salazar Adame y Javier Lozano, que desde hace tiempo forman parte del círculo cercano.

Encargados de dar un toque de "superación personal" al festejo, hablaron también Adriana Macías, joven discapacitada; Chucho Ramírez, entrenador de la selección sub-17, y Ana Gabriela Guevara.

La velocista pareció advertir su interés por suceder a Nelson Vargas en la Conade, cuando confió en que los mejores hombres y mujeres estarán en el gabinete, y remarcó que en el próximo sexenio tocará organizar la participación de México en las Olimpiadas de Beijing 2008 y Londres 2012.

En la misma línea discursiva del michoacano, el dirigente del PAN, Manuel Espino, previó el inicio de una etapa de "insultos y provocaciones", y por eso llamó a la militancia a honrar la historia del PAN como el "partido del perdón".

Se enorgulleció de que la elección del 2 de julio fue la más limpia y transparente, pero también marcó distancia de las familias tradicionales panistas -a las que siempre ha criticado- al decir que se atrevió a "romper" inercias del partido.

Ofreció al michoacano que lo acompañará "irrestrictamente" en su acción de gobierno, respetando absolutamente todas las acciones encaminadas a la integración de sus equipos de gobierno. "Cuentas sin reservas con la dirigencia de tu partido", expresó.

Al final, el sonorense pareció darle un machucón a Calderón. Al recordar a Carlos Castillo Peraza, ex líder del PAN, considerado mentor del panista, pero de quien se distanció, dijo que "fue un panista que supo perdonar agravios, aun de los de sus más cercanos amigos".

Un día después de la conmemoración del sexto aniversario luctuoso de Castillo Peraza, Espino recordó que dejó como herencia de su vasto pensamiento la filosofía del perdón.

Por eso cuando los rencores parecen enseñorearse de la política, propuso al auditorio que rindiera homenaje a Castillo Peraza con un minuto de aplausos. Con desgano, Calderón aplaudió y luego ya no se acercó a Espino para felicitarlo por su discurso.

 
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