Usted está aquí: sábado 9 de septiembre de 2006 Capital En el plantón muchos han tenido su primer encuentro con la lectura

El Libro Club es visitado lo mismo por profesionistas que por hijos de ambulantes

En el plantón muchos han tenido su primer encuentro con la lectura

Se ofrece servicio de préstamo sin requisitos, y siempre son devueltos los textos

ERIKA DUARTE

Ampliar la imagen En el campamento de la coalición Por el Bien de Todos que se ubica frente al Museo Nacional de Antropología ayer hicieron partícipe a Tláloc de las manifestaciones de resistencia civil Foto: Francisco Olvera

Diarios de circulación nacional y alternativos, revistas, novelas, libros de consulta e impresos con poemas de Bertolt Brecht, José Martí, Pablo Neruda y Jaime Sabines se pueden leer en la acera de la Alameda sobre avenida Juárez, bajo una carpa blanca instalada para resguardar el Libro Club que forma parte del espacio cultural del plantón de la resistencia civil.

El espacio de lectura fue creado para el uso de los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador que pernoctan en el campamento de la delegación Iztacalco -ubicado a un costado del Hemiciclo a Juárez-, pero ofrece su servicio a todos los que lo soliciten, expresa Lilia Partida, una de las organizadoras del Libro Club.

En estantes improvisados con huacales de madera forrados con papel de china de vistosos colores, hay cerca de 200 ejemplares de diversas materias, que se ofrecen al público tanto para su lectura en la carpa como en préstamo en otros campamentos o a domicilio, para lo cual no se requiere ninguna identificación. "Sólo se basa en la confianza, lo que ha permitido estrechar los lazos entre la gente, pues hasta el momento todos los libros han sido devueltos; el acervo lo hemos conformado con los ejemplares y colecciones completas que la gente nos viene a donar", destacó la activista.

Instalado bajo la sombra de los árboles de la Alameda, el Libro Club es un espacio de lectura al aire libre, pero alejado del bullicio del resto del plantón, que va del Zócalo a la fuente de Petróleos, en el Periférico.

Las materias incluyen historia universal y de México, obras clásicas como El Quijote, temas de salud, literatura política, y colecciones de cuentos infantiles y libros para colorear.

"Si te gusta uno llévatelo"

El Libro Club cuenta también con una vasta colección de poemas y un espacio denominado "tendedero de poesía", cuyo lema es: "si te gusta uno llévatelo".

En un lazo se tienden con pinzas hojas de colores, en las que se pueden leer fragmentos de Cien sonetos de amor, de Pablo Neruda, Versos sencillos, de José Martí y No es que muera de amor, muero de ti, de Jaime Sabines, y también hay otros textos, como fábulas de La oveja negra, de Augusto Monterroso y Ahora me llevan a mí, de Bertolt Brecht.

A ese espacio comunitario acuden personas de todas las edades y niveles económicos. Lo mismo van profesionistas que familias, o los trabajadores encargados de podar los árboles, recoger la basura y dar mantenimiento a la zona. Muchos de ellos nunca habían estado en una biblioteca, señala María Teresa Cuevas Rodríguez, quien a partir de las tres de la tarde, después de cumplir su horario laboral en una biblioteca de la delegación Iztacalco, se hace cargo del Libro Club.

Comenta que también disfrutan los libros los hijos de mujeres que tienen sus puestos en la Alameda. Menciona el caso de Daniel, de 10 años, hijo de una señora que vende dulces en la zona. El acude a dibujar y ver los libros, pues como no va a la escuela, no sabe leer ni escribir; pese a ello, agrega María Teresa, "se le ha despertado un gran interés por venir a hojear libros y revistas".

Espacio de reflexión

En tanto, Raúl Arroyo, de 57 años, acude frecuentemente desde el municipio de Ecatepec, estado de México. Dice que es "promotor"; es decir, subempleado, sin ingreso fijo, prestaciones ni seguridad social; no obstante, dice, se da su tiempo para acudir a leer periódicos, revistas y libros.

"Estos tiempos de lectura y reflexión me han servido para darme cuenta de lo atrasado que está nuestro país, del bajo nivel que tenemos y de que la situación es cada vez más desesperante. Teníamos tanta esperanza en esta elección, de que el futuro tomara otro rumbo", expresa, mientras se le humedecen los ojos al confesar que ante la dificultad de encontrar un trabajo estable, analiza la opción de emigrar "quizá a Estados Unidos o a Canadá".

 
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